Malaquías

MALAQUIAS

1234

Malaquías

Malaquías significa “Mensajero mío” (cf. 3, 1 y nota), o “Ángel del Señor” (así lo llama la versión griega), y de ahí que Clemente Alejandrino, Orígenes y otros Padres, a falta de datos sobre la persona del profeta, lo tomasen por un ser celestial. Mas tal opinión no se funda en argumento real alguno; tampoco lo admiten los exégetas modernos. El Targum de Jonatán dice en cambio que Malaquías era simplemente un nombre adoptado por el mismo Esdras para escribir la profecía.

La serie de los profetas menores se cierra con Malaquías, que vivió en tiempos de Esdras y Nehemías, casi un siglo después de los profetas Ageo y Zacarías, cuando el Templo estaba ya reedificado y se había reanudado el culto. Malaquías sólo será sucedido, cuatro siglos más tarde, por el Precursor, a quien él mismo anuncia (como también la vuelta de Elías: cf. 3, 1 y 4, 5 s.), y a quien Jesús había de caracterizar como el último y mayor profeta del Antiguo Testamento, al decir: “La Ley y los profetas llegan hasta Juan” (Lucas 16, 16).

Después de recordar, como una sentencia que agrava la culpa de Israel, cuánto fue el amor de Dios por su pueblo, Malaquías lucha contra los mismos abusos contra los cuales se dirigen los libros de Esdras y Nehemías, es decir, la corrupción de las tribus vueltas de Babilonia. “El estado moral de los judíos en Palestina se hallaba entonces bien lejos de ser perfecto. Una profunda depresión se había producido a este respecto desde los días mejores en que Ageo y Zacarías promulgaban sus oráculos. Malaquías nos muestra a la nación teocrática descontenta de su Dios porque tardaban mucho, según ella, en realizarse las promesas de los profetas anteriores” (Fillion).

Empieza tratando de los sacerdotes y del culto, por lo cual reprende a los ministros del Señor que se han olvidado del carácter sagrado de su cargo (1, 6-2, 9). Predica luego contra la corrupción de las costumbres en él pueblo (2, 10 – 3, 18), los matrimonios mixtos y los frecuentas divorcios, y exhorta a pagar escrupulosamente los diezmos.

Al final anuncia el profeta la segunda venida de Elías como precursor del gran día del Señor, juntamente con predicciones mesiánicas muy importantes. Cf. 3, 1; 4, 5-6.

Volver al Indice

Malaquías 1

El amor de Dios a su pueblo

1 [9820] Carga. Palabra de Yahvé a Israel por boca de Malaquías:

2 [9821]

“Os he amado, dice Yahvé, mas vosotros decís: «¿En qué nos amaste?» ¿No era acaso Esaú hermano de Jacob? dice Yahvé, y Yo he amado a Jacob;

3 a Esaú, empero, he aborrecido, y he convertido sus montañas en soledad, (abandonando) su herencia a los chacales del desierto.

4 Si Edom dice: «Aunque hemos sido destruidos, volveremos a edificar las ruinas»; así dice Yahvé de los ejércitos: Ellos edificarán, mas Yo derribaré, y se les llamará: ‘Tierra de impiedad’, y: ‘Pueblo contra el cual Yahvé está indignado para siempre’.

5 Vuestros ojos lo verán; y diréis: «Grande es Yahvé, aún más allá del país de Israel».

Pecados de los sacerdotes

6 El hijo honra al padre, y el siervo a su amo. Ahora bien, si Yo soy Padre, ¿dónde queda mi honra? y si soy Señor, ¿dónde está el temor que me corresponde? dice Yahvé de los ejércitos a vosotros, sacerdotes, que despreciáis mi Nombre. Vosotros diréis: «¿En qué hemos despreciado tu Nombre?»

7 [9822] Ofrecéis en mi altar pan inmundo y decís: «¿Cómo te hemos profanado?» Con vuestro decir: «La mesa de Yahvé es despreciable».

8 [9823] Si ofrecéis un (animal) ciego, ¿no es cosa mala? y si ofrecéis una (res) coja o enferma, ¿no es malo? ¡Preséntalo a tu gobernador! ¿a ver si te lo agradecerá, y te será favorable? dice Yahvé de los ejércitos.

9 Ahora, rogad a Dios que se apiade de nosotros, pues obra de vuestra mano han sido estas cosas. Quizás os será propicio, dice Yahvé de los ejércitos.

Nuevo sacrificio puro y universal

10 [9824] ¡Oh si alguno de entre vosotros cerrase las puertas, para que no encendierais en vano (el juego de) mi altar! No tengo complacencia en vosotros, dice Yahvé de los ejércitos, y no me agrada la ofrenda de vuestras manos.

11 [9825] Porque desde el orto del sol hasta el ocaso es grande mi Nombre entre las naciones; y en todo lugar se ofrece a mi Nombre incienso y ofrenda pura, pues grande es mi Nombre entre las naciones, dice Yahvé de los ejércitos.

12 Pero vosotros lo profanáis cuando decís: «La mesa del Señor es inmunda, y lo que en ella se ofrece, es un manjar despreciable».

13 [9826] Decís “¡Qué fastidio!”, y la colmáis de desprecio, dice Yahvé de los ejércitos; ofreciéndome lo robado, lo cojo y lo enfermo. ¡Esto me ofrecéis en sacrificio! ¿Acaso lo puedo aceptar de vuestra mano? dice Yahvé.

14 [9827] ¡Maldito el fraudulento que tiene en su rebaño un macho, y habiendo hecho un voto, ofrece a Yahvé una res defectuosa! Porque Yo soy un rey grande, dice Yahvé de los ejércitos; y temible es mi Nombre entre las naciones.

Volver al Indice

Malaquías 2

Castigo de los sacerdotes

1 [9828] Ahora para vosotros, oh sacerdotes, tengo este decreto:

2 Si no escuchareis, ni os empeñareis en dar gloria a mi Nombre, dice Yahvé de los ejércitos, enviaré sobre vosotros la maldición, y maldeciré vuestras bendiciones —y las he maldecido ya—: porque no hacéis caso (de Mí).

3 [9829] He aquí que os arrojaré la espaldilla,

esparciré estiércol sobre vuestros rostros,

el estiércol (de las víctimas)

de vuestras fiestas,

y seréis echados juntamente con él.

4 [9830] Entonces conoceréis que Yo os he dado este decreto,

para que quede en vigencia mi pacto con Leví,

dice Yahvé de los ejércitos.

5 [9831] Mi pacto con él fue (un pacto de) vida y paz,

y Yo le di estos (bienes);

era (un pacto) de temor, y él me temió,

y tembló ante mi Nombre.

6 [9832] En su boca estuvo la Ley de verdad,

y maldad no hubo en sus labios;

anduvo conmigo en paz y en rectitud,

y apartó a muchos del mal.

7 [9833] Porque los labios del sacerdote

guardan la doctrina,

y de sus labios se ha de aprender la Ley,

porque él es mensajero

de Yahvé de los ejércitos.

8 [9834] Pero vosotros os habéis apartado del camino,

habéis hecho tropezar a muchos en la Ley,

habéis pervertido el pacto de Leví,

dice Yahvé de los ejércitos.

9 Por eso también Yo os he hecho

despreciables y viles

delante de todo el pueblo,

por cuanto no seguisteis mis caminos,

y aplicasteis la Ley con acepción de personas.

Pecados del pueblo

10 [9835] ¿No tenemos todos, un mismo padre? ¿No nos ha creado un mismo Dios? ¿Por qué engaña el uno al otro, profanando la alianza de nuestros padres?

11 [9836] Judá ha hecho traición; y se cometen abominaciones en Israel y en Jerusalén; pues Judá ha profanado el Santuario de Yahvé, que Él ama; y contrajo matrimonio con la hija de un dios extraño.

12 Yahvé extermine de las tiendas de Jacob al hombre que obra así, al maestro y al discípulo, asimismo a aquel que presente ofrenda a Yahvé de los ejércitos.

Contra el divorcio y adulterio

13 [9837] También otra cosa hacéis: Cubrís el altar de Yahvé con lágrimas, con llantos y gemidos, porque Él no vuelve ya su rostro hacia la oblación, ni recibe de vuestra mano (ofrenda) agradable.

14 [9838] Y vosotros decís: «¿Por qué?» Porque Yahvé ha sido testigo entre ti y la mujer de tu juventud, a la cual has sido infiel, siendo ella tu compañera y la mujer de tu pacto.

15 [9839] ¿No la hizo Aquel que es Uno? ¿No es ella una partícula de su espíritu? ¿Y qué pide aquel Uno sino un linaje de Dios? Guardad, pues, vuestro espíritu y ninguno sea infiel a la mujer de su juventud.

16 [9840] Porque Yo aborrezco el repudio, dice Yahvé, el Dios de Israel; pues esto es cubrir de violencia su vestido; así dice Yahvé de los ejércitos. Por eso guardad vuestro espíritu, y no seáis desleales.

17 [9841] Habéis cansado a Yahvé con vuestras palabras y con todo decís: «¿Cómo le hemos cansado?» Con vuestro decir: «Todo aquel que obra mal es bueno a los ojos de Yahvé, y en ellos Él se complace», o: «¿Dónde está el Dios de la justicia?»

Volver al Indice

Malaquías 3

El día del Señor

1 [9842] He aquí que envío a mi ángel que preparará el camino delante de Mí; y de repente vendrá a su Templo el Señor a quien buscáis, y el ángel de la Alianza a quien deseáis. He aquí que viene, dice Yahvé de los ejércitos.

2 [9843] ¿Quién podrá soportar el día de su venida? ¿Quién es el que podrá mantenerse en pie en su epifanía? Pues será como fuego de acrisolador, y como lejía de batanero.

3 Se sentará para acrisolar y limpiar la plata; purificará a los hijos de Leví, y los limpiará como el oro y la plata, para que ofrezcan a Yahvé sacrificios en justicia.

4 Y será grata a Yahvé la oblación de Judá y de Jerusalén, como en los días primeros y como en los tiempos antiguos.

5 [9844] Entonces llegaré a vosotros para juzgar; y seré pronto testigo contra los hechiceros, contra los adúlteros y los perjuros; contra los que oprimen al jornalero, a la viuda y al huérfano, contra los que tuercen (el derecho del) extranjero; y no me temen a Mí, dice Yahvé de los ejércitos.

6 [9845] Porque Yo, Yahvé, soy inmutable,

por eso vosotros, oh hijos de Jacob,

no habéis sido consumidos.

Benditos los cumplidores de la Ley

7 [9846] Desde los días de vuestros padres,

os habéis apartado de mis mandamientos

y no los habéis guardado.

Convertíos a Mí,

y Yo me volveré a vosotros,

dice Yahvé de los ejércitos.

Más vosotros decís:

«¿En qué hemos de convertirnos?»

8 [9847] ¿Puede acaso el hombre engañar a Dios?

Pues vosotros me estáis engañando

y decís: «¿En qué te hemos engañado?»

En los diezmos y las primicias.

9 Caiga sobre vosotros la maldición,

porque me habéis engañado,

la nación entera.

10 Traed todo el diezmo

a la cámara de tesoros,

para que haya alimento en mi Casa;

y probadme, os ruego, en esto,

dice Yahvé de los ejércitos;

a ver si no os abro las cataratas del cielo,

y derramo sobre vosotros

una bendición superabundante.

11 Por vosotros increparé

a la (langosta) devoradora,

y no os destruirá los frutos de la tierra;

y las viñas del campo

no os serán estériles,

dice Yahvé de los ejércitos.

12 [9848] Y todas las naciones os llamarán bienaventurados;

pues seréis una tierra de delicias,

dice Yahvé de los ejércitos.

Suerte de los impíos y de los justos

13 [9849] Vuestras palabras contra Mí son insolentes, dice Yahvé. Y todavía decís: «¿Qué hemos hablado contra Ti?»

14 Habéis dicho: «Cosa inútil es servir a Dios, ¿y qué provecho tenemos si observamos sus mandamientos, y andamos tristes delante de Yahvé de los ejércitos?

15 Llamarnos dichosos a los soberbios, pues los impíos tienen suerte; aunque provocan a Dios quedan salvos».

16 [9850] Entonces los que temían a Yahvé hablaron unos con otros, y Yahvé estuvo atento y escuchó; y fue escrito delante de Él un libro de memoria en favor de los que temen a Yahvé, y respetan su Nombre.

17 Ellos serán, dice Yahvé de los ejércitos, mi propiedad en aquel día que Yo preparo; y de ellos me apiadaré, como un hombre se apiada del hijo que le sirve.

18 Entonces veréis una vez más (la diferencia) entre el justo y el impío, entre aquel que sirve a Dios, y aquel que no le sirve.

Volver al Indice

Malaquías 4

Triunfo de los justos

1 [9851] Pues mirad que viene aquel día que arderá como un horno. Todos los soberbios, y todos los obradores de iniquidad, serán como paja; porque aquel día que viene los abrasará, dice Yahvé de los ejércitos, sin dejar de ellos ni raíz ni rama.

2 Mas para vosotros que teméis mi Nombre, se levantará el Sol de justicia, que en sus alas traerá la salvación; y saldréis vosotros, y saltaréis como terneros (que salen) del establo.

3 [9852] Y pisotearéis a los impíos, pues serán como ceniza debajo de las plantas de vuestros pies, en aquel día que Yo preparo, dice Yahvé de los ejércitos.

4 Acordaos de la Ley de Moisés, mi siervo,

a quien intimé en el Horeb mandamientos

y preceptos para todo Israel.

Retorno de Elías

5 [9853] He aquí que os enviaré al profeta Elías,

antes que venga el día grande

y tremendo de Yahvé.

6 El convertirá el corazón de los padres a los hijos,

y el corazón de los hijos a los padres;

no sea que Yo viniendo

hiera la tierra con el anatema.

Volver al Indice

Comentarios de Mons. Straubinger

* 1. La palabra de Dios aparece aquí personificada y como juez. Lo mismo dice Jesús del Evangelio: “Quien me menosprecia y no recibe mis palabras, ya tiene juez que le juzgue: la palabra que Yo he predicado, ésa le juzgará en el último día” (Juan 10, 48).

* 2 ss. Dios elige a quien quiere, como se ve en el ejemplo de Jacob y Esaú. Jacob, el menor fue elegido, y Esaú, el primogénito, fue rechazado. Véase Génesis 25, 23; 27, 1 ss. y notas. Malaquías elige este ejemplo para mostrar cómo Dios ama a su pueblo. Por este amor redujo a soledad las montañas de Esaú, el país de Edom (versículo 3) y destruyó todas las esperanzas de los idumeos (versículo 4). Cf. Salmo 136, 7; Jeremías 49, 7 ss.; Joel 3, 19; Amos 1, 11 s.; Abdías 1 ss., etc. Ello no obsta para que la esposa ingrata le pregunte todavía: “¿En qué nos amaste?” Releamos Ezequiel 16 con sus notas y mirémonos todos en ese espejo.

* 7. Véase la pregunta del versículo 2, en que desconocen el amor con que son amados. Y ahora, como en 2, 17, desconocen su propia ingratitud. Cf. Juan 6, 3 y nota. Los sacerdotes, dice San Cirilo, aún sin pronunciar expresamente estas palabras irreverentes, mostraban en sus costumbres y actos que despreciaban el altar del Señor, como si en realidad tuvieran esta opinión impía. Ofrecían como sacrificios cosas viles e inútiles, pan inmundo (pan con levadura, en vez de panes ácimos; cf. Levítico 2, 4; Lucas 13, 21 y nota), y reses ciegas y cojas (cf. Levítico 3, 1 y 6; Deuteronomio 1S, 21 etc.). ¿Cómo podía el pueblo tener respeto a lo santo, si los mismos sacerdotes, los consagrados al Señor, trataban las cosas divinas de un modo tan sacrílego? San Jerónimo aprovecha este pasaje para exhortar a los sacerdotes del Nuevo Testamento, diciéndoles: “Mancillamos el pan, esto es, el Cuerpo de Cristo, cuando nos acercamos indignamente al altar, y estando sucios bebemos aquella sangre limpia… mas las obras de los pecadores son un desprecio de la mesa del Señor; pues Éste es vilipendiado y ultrajado cuando lo son sus sacramentos.”

* 8 s. Nótese el carácter sarcástico de este pasaje. ¿Cómo pretendéis que Dios pueda escuchar semejante oración, hecha con un corazón doble, mientras por vuestra conducta despreciáis la fe y el amor? ¿Acaso podréis burlaros de Dios? Véase la tremenda respuesta que Él da en 2, 1 ss. Cf. 3, 7 y nota.

* 10. El sentido es: ¡Ojalá se cerraran las puertas del Templo, para que nadie de vosotros pudiera entrar y encender el fuego! Véase Isaías 1, 11-15.

* 11. Es grande mi Nombre: El nombre de Dios y de su Hijo Jesucristo será glorificado aún por los paganos, que se convertirán en masa. Cf. Isaías 2, 2 ss.; 11, 9; 49, 6; 60, 9; Miqueas 4, 2, etc. Se ofrece incienso. El incienso acompañaba todos los sacrificios. Ofrenda pura: El hebreo usa aquí, como en el versículo 10 y en 3, 4, la palabra minchah, que San Jerónimo traduce aquí por “ofrenda”, y más adelante por “sacrificio”. Este versículo es una grandiosa profecía que halla su cumplimiento en el sacrificio del Nuevo Testamento, la Santa Misa. Cf. Concilio Tridentino, sesión 22, capítulo 1. Entre las naciones: Aún en sentido literal reconocen todos que aquí no se trata, como en 3, 4, de Israel, ni de un sacrificio exclusivo para los israelitas, sino que esto presupone la conversión de los gentiles, en la que “le adorarán todos los reyes de la tierra, y todas las naciones le servirán” (Salmo 71, 10; cf. Salmo 101, 16 s. y nota). Presupone también la muerte redentora de Jesús. De todos modos, es un hecho que Jesús anunció la necesidad de su Pasión y Muerte, no sólo después de resucitado (Lucas 24. 44-47) sino también desde el principio del Evangelio de San Juan, cuando expuso a Nicodemo la necesidad del nuevo nacimiento.

* 13. ¡Qué fastidio! Vulgata: He aquí el fruto de nuestro trabajo: “Este versículo, dice Scío, es muy oscuro, y por esto se le dan varios sentidos. Decís que estas ofrendas que me hacéis son el fruto de vuestros trabajos y fatigas, y pretendéis así burlaros de mí, pero yo digo que ellas son fruto de vuestra rapiña. Así San Jerónimo.” De todas maneras vemos aquí expresada la abominación del divino Padre por el culto forzado y falto de amor, que obra como si con ello hiciera a Dios un favor.

* 14. No solamente los sacerdotes son culpables, sino también los laicos que, inducidos por el mal ejemplo de aquéllos, ofrecen animales defectuosos para los sacrificios (cf. versículo 7 y nota). “Los malos sacerdotes, dice San Gregorio Magno, son la causa de la perdición de los pueblos.” “Los sacerdotes escandalosos son los que destruyen el santuario de Dios” (San Jerónimo). Porque Yo soy un rey grande: Admiremos la majestad de estas palabras (Zacarías 14, 9), y temblemos ante esta maldición que nos amenaza sí pretendemos “quedar bien con Dios” a base de lecciones exteriores, como si Él no conociese el fondo de nuestro corazón.

* 1. Véase Zacarías 11, 5 y nota; Oseas 4, 7 s. Anunciase el castigo de los sacerdotes. Ellos serán entregados a la miseria (versículo 2) por haberse enriquecido, reteniendo las mejores ofrendas para sí. Dios anuncia aquí que sus bendiciones serán convertidas en maldiciones, para que las almas rectas no caigan engañadas por las apariencias (cf. Mateo 7. 15). Los sacerdotes bendecían al pueblo con una fórmula que Dios les había enseñado (Números 6, 22 ss.). “Según San Jerónimo, se habla también aquí de aquellos sacerdotes que adulan a los pecadores porque son ricos y poderosos, y disimulan sus vicios” (Réboli).

* 3. La espaldilla derecha de las víctimas pacíficas pertenecía a los sacerdotes (cf. Levítico 7, 32). En el hebreo se refiere a las sementeras, que serán maldecidas. El estiércol de vuestras fiestas, o sea, los excrementos de los animales sacrificados en las fiestas, que según la Ley tenían que quemarse (Éxodo 29, 14). No hay palabra más dura para expresar la indignación de Dios con los infieles ministros de su santuario.

* 4. Recuerda el pacto de Dios con Leví, a cuya tribu pertenecían los sacerdotes. Cf. Números 25, 12 s.; Deuteronomio 33, 8 ss.; Ezequiel 44, 15 y nota. Sigue una hermosa descripción del sacerdote fiel y temeroso de Dios (versículos 5-7).

* 5. Vida y paz: El Señor les dio toda clase de bienestar, más aún, les inspiró el santo temor de Dios, del cual nace la verdadera sabiduría (Salmo 110, 10; Eclesiastés 12, 13).

* 6. Apartó a muchos del pecado: He aquí la obra social más necesaria, la misión sacerdotal eminentemente divina: ser cooperador en la conversión de las almas. Según San Anselmo, lo propio del sacerdote es arrancar las almas al mundo perverso y darlas a Dios. “Muchas veces, dice San Juan Crisóstomo, los sacerdotes no se pierden por sus propios pecados, sino por los pecados de los otros que no han impedido.”

* 7. Los labios del sacerdote han de guardar la doctrina: Los sacerdotes y levitas estaban encargados de adoctrinar al pueblo (Levítico 10, 11; Deuteronomio 17, 10 s.). San Ambrosio llama a la Biblia que contiene la Ley de Dios, el libro sacerdotal, libro propio del sacerdote, el cual tiene la obligación de leerlo asiduamente (De Off., libr. II). Ese mismo santo Doctor compara a los sacerdotes con las abejas. Como celestiales abejas, dice, los sacerdotes. deben formar suave miel con las flores de las divinas Escrituras, y disponer con arte todo lo necesario para curar las almas (De Off., libr. III). Él es mensajero (Vulgata: él es el Ángel): Lo mismo dice San Pablo de los sacerdotes de Cristo: “Somos embajadores de Cristo” (II Corintios 5, 20). La Encíclica “Acerbo Nimis” de Pío X agrega a este pasaje: “Por lo cual, en las sagradas Ordenes, el Obispo dice, dirigiéndose a los que van a ser hechos sacerdotes: Que vuestra doctrina sea remedio espiritual para el pueblo de Dios, y los cooperadores de nuestro Orden sean previsores, para que, meditando día y noche acerca de la Ley, crean lo que han leído y enseñen lo que han creído.” Cf. II Paralipómenos 30, 22; Oseas 8, 12 y nota. Cf. I Timoteo 5, 17 y nota.

* 8 s. Por no predicar la Palabra de Dios y por dar mal ejemplo al pueblo los sacerdotes han quebrantado el pacto, a causa de lo cual el Señor lo declara nulo y les aplicará la pena merecida. Cf. Levítico 22, 15 y nota.

* 10. Malaquías reprende en los versículos 10-16 al pueblo en general, cuyo pecado consiste principalmente en faltar al amor fraternal. No obstante ser todos hermanos e hijos de un mismo padre, se traicionan unos a otros, quebrantando de esta manera el pacto que concluyeron con Yahvé en el Sinaí (Éxodo 19, 5; Deuteronomio 7, 8 s.). Nótese la elocuencia que este pasaje adquiere en nuestro tiempo en que la fraternidad entre los que se llaman cristianos tiene un fundamento tan superior a la alianza antigua, como que es la verdadera filiación divina. Cf. Efesios 1, 5 y nota.

* 11 s. Véase Éxodo 34, 16; Deuteronomio 7, 3 s.; Esdras capítulo 10; Nehemías capítulo 13. Hija de un dios extraño: mujer idólatra. El profeta condena los matrimonios mixtos y los amenaza, con la extirpación (versículo 12). Al maestro y al discípulo: Así la Vulgata. “La interpretación es insegura. ST «hijo y nietos»; corrientemente, «quien vela y quien responde», es decir, todo viviente; para otros sería expresión forense y jurídica «el que formula la, protesta (o se opone) y el que responde». Kittel corrige y lee «el testigo y el que responde»» (Bover-Cantera). Aquel que presente ofrenda: Será exterminado por causa del matrimonio mixto aunque ofrezca sacrificios en el Templo y cumpla con sus demás deberes.

* 13. En lo sucesivo se dirige el profeta contra el divorcio, tomando bajo su protección las mujeres repudiadas por sus maridos que habían tomado mujeres paganas. Las lágrimas serían las derramadas por las mujeres desamparadas. Dios no mira más las ofrendas puestas en el altar, porque son salpicadas con las lágrimas de las desamparadas.

* 14. ¿Por qué? La santidad del matrimonio es garantizada por el mismo Dios como testigo, el cual, en el caso de divorcio, va a acusar al marido que toma otra mujer. Malaquías se levanta en este admirable pasaje a la altura de la doctrina de Cristo, que repudia en absoluto el divorcio, mientras que en la Ley de Moisés era tolerado (cf. Deuteronomio 24, 1 ss.; Eclesiástico 7, 21 y notas; Marcos 10, 11 s.).

* 15. Seguimos la traducción de San Jerónimo (Vulgata). Se han dado a este versículo muy diversas traducciones y explicaciones. Crampón resume la idea de la Vulgata diciendo: ¿No es el mismo Dios quien creó a la mujer como hizo al hombre? ¿Y el espíritu no es común a ambos? Así que la procreación de una descendencia santa en Israel, por el hombre y la mujer, es imposible si los maridos despiden a las mujeres israelitas y se casan con extranjeras (cf. Génesis 15,5 s.; 21, 12; Romanos 11,16). Guardad, pues, vuestro espíritu. Puede traducirse: Cuidad de vuestra vida, porque la vida de los dos es una y el divorcio destruye esta vida común.

* 16. La Vulgata tiene otro matiz: Cuando la aborrecieres déjala. Así contestan al profeta, citando la Ley (Deuteronomio 24, 1 ss.), la que permitía el divorcio en ciertos casos. Malaquías subraya de nuevo la santidad e indisolubilidad del matrimonio: no seáis desleales, o sea, infieles a vuestras mujeres que os están unidas tan íntimamente como el vestido al cuerpo. Cf. Génesis 2, 23 ss.

* 17. ¿Dónde está el Dios de la justicia? La pregunta se entiende bien en boca de los regresados del destierro, que esperaban la humillación de los pueblos enemigos y se admiraban de que éstos prosperasen. No entendían la paciencia de Dios, el cual parecía aprobar todo lo que se hacía contra los judíos. Este versículo inicia la segunda parte del Libro, que va a tratar del juicio del Señor. Ese Caudillo salvador y justiciero “que ellos buscan” (3, 1), les sería dado, pero antes tendría que “purificar a los hijos de Leví” (3, 3). Y sucedió que vino y “los suyos no le recibieron” (Juan 1, 11), y entonces, “a los que lo recibieron les dio potestad de hacerse hijos de Dios” (Juan 1, 12), para lo cual fundó la Iglesia (Juan 11, 52; Mateo 16, 16 ss. y nota).

* 1. Mi ángel: expresión que coincide con el nombre del mismo profeta Malaquías (cf. introducción). El ángel es el precursor del Mesías, San Juan Bautista. Dios anuncia el reino de los cielos traído por Jesucristo, y a su pregonero, el Bautista. Véase Isaías 40, 3; Mateo 11. 10 s.; 17, 10 ss.; Marcos 1, 2; Lucas 3, 4; 16, 16; Juan 1, 23. Cf. Zacarías I, 11 y nota. Señor (Vulgata: dominador) es nombre del Mesías en Miqueas 5, 2 y significa su realeza. Cf. Apocalipsis 17, 14 y 19, 16, donde Cristo, en su Retorno triunfante, es llamado Rey de reyes y Señor de Señores. A quien buscáis: es como una respuesta a 2, 17. El Ángel de la Alianza: Esto nos hace pensar en el Ángel de la Antigua Alianza, que condujo al pueblo de Israel de Egipto y en que se puede ver con San Judas al mismo Jesucristo (Judas 5). Véase Éxodo 14, 19; 23, 20 y 23; 32, 34. Se refiere aquí al Ángel o Mediador de la Nueva Alianza, que es Jesucristo. Así lo exige el paralelismo con Señor. Cf. Jeremías 31, 31; Hebreos 8, 8 ss.; 10, 15 ss. He aquí que viene: es el sentido de la expresión aramea Maran atha, que San Pablo usa en I Corintios 16, 22 y que era una fórmula de saludo y de oración entre los primeros cristianos, como se ve en la Didajé. Véase Apocalipsis 1, 7; 22, 20 y nota.

* 2 s. El día de su venida, cuando Él comience a juzgar a su pueblo. El Mesías vendrá como un fuego purificador que separa en Israel la escoria de la plata. Cf. Levítico 1, 3 ss. y nota; Isaías 1, 25 s.; Joel 2, 11; Zacarías 5, 3 s.; 13, 9. La actividad del Mesías “se dirigirá ante todo contra los ministros sagrados, cuya conducta infame hemos visto más arriba; los purificará por el castigo, de modo que sus sacrificios serán de nuevo agradables a Jehová. Versículos 2-4… Cf. Mateo 3, 10-12, donde San Juan Bautista traza un retrato del Mesías en todo semejante a éste” (Fillion). Véase allí la nota. Una vez purificados los hijos de Leví (versículo 3), serán limpios también sus sacrificios, el culto y la vida sacerdotal. Cf. Ezequiel 9, 6; 44, 10 ss.; I Pedro 4, 17. Y será grata, etc. (versículo 4): Es decir, como en las mejores épocas de la Antigua Alianza. Véase Isaías 56, 7; 60, 7; Éxodo 20, 40.

* 5. Estas amenazas se dirigen contra los vicios del pueblo, particularmente contra la hechicería, el adulterio, el perjurio y la injusticia para con los pobres. Tal es el juicio que el Mesías debía realizar en Israel (cf. Salmo 71, 2 y nota).

* 6. Soy inmutable: “Palabra muy profunda. Yahvé podrá aniquilar a su pueblo rebelde, pero a pesar de todo, siendo Él inmutable en sus promesas, cumplirá fielmente aquellas que en otro tiempo dio a “los hijos de Jacob” (nombre característico de este pasaje). Por eso, castigándolos, no los exterminará. Cf. Salmo 68. 28-37” (Fillion). Es lo que San Pablo dirá luego en Romanos 11, 28 s.; 15, 8, etc., para revelar que aún subsisten las misericordias prometidas a Israel. Véase Hebreos 13. 20 y nota.

* 7. ¡Comparemos este pasaje con la ironía de 1, 8 s. y adoremos este triunfo de la indeficiente misericordia! Lo mismo les dice Dios en la profecía de Zacarías, desde el principio (Zacarías 1, 3). San Gregorio, comentando los Salmos Penitenciarios, aplica esto a la contrición de cada alma, añadiendo que “como no podemos convertirnos a Él sin que Él mismo nos lo ayude con su gracia, hemos de clamarle todo el día, con el Profeta: No apartes de mí tu rostro”.

* 8 ss. Se refiere a la negligencia en pagar los diezmos y primicias que la Ley ordenaba (Levítico 23, 14; 27, 30-33; Deuteronomio 14, 22-29; 15, 19-23; 25, 1 ss.). De ahí que Dios los castigue con el azote de la carestía llamada maldición en el versículo 9. Véase Nehemías 10, 35 ss.; Proverbios 3, 9 s. Cf. la bendición del versículo 10.

* 12. Anuncio de la salud mesiánica. Véase Isaías 62, 4; Zacarías 8, 13 y notas.

* 13 ss. Vuestras palabras son insolentes: Se refiere a la falta de confianza en su Providencia, que los pusilánimes y faltos de fe han expresado ya en 2, 17. Según ellos, la fe en Dios y la obediencia a sus mandamientos deberían ser recompensadas inmediatamente, y todavía con gran largueza, como si el Señor tuviera que agradecerlos. Aún hoy, bajo la Ley de la Gracia, nos da esto una gran luz, porque solemos tener del pecado una idea legalista, pensando solamente si violamos tal o cual precepto. “No vemos que un padre, más que de las faltas del hijo, se duele de la ingratitud y desamor de su corazón.”

* 16 s. Para sostén de los justos, el profeta los remite al libro de memoria, en el cual el Omnisciente apunta todos los sufrimientos de los fieles. Cf. el libro de la vida en Salmo 68, 29; 138, 16; Apocalipsis 20, 12, etcétera y la Tau en Ez- 9, 4 (cf. Apocalipsis 7, 3; 9, 4). Admirable revelación ésta de Malaquías, para consolar a los que, afligidos en los tiempos de corrupción general, se reúnen para buscar consuelo y esperanza celestiales. Véase Salmo 26, 14 y nota; Filipenses 3, 20 s.; Tito 2, 3; Apocalipsis 22, 17 y 20. Es a la vez una exhortación a practicar el apostolado de la buena conversación, que se hace para edificación mutua (véase Salmo 118, 79; Lucas 10, 42 y notas). San Pablo nos enseña también que agrada a Dios como “sacrificio de alabanza el fruto de los labios que confiesan su Nombre” (Hebreos 13, 15). Así el divino Padre se consuela de los que murmuran de Él (cf. versículo 13), con los que se juntan para discurrir sobre Él con interés y sin aburrimiento (cf. Eclesiástico 24, 29 s.; Sabiduría 8, 16 y notas). “A este grado de humillación llevamos a Dios, dice un autor, al punto de que cualquiera trivialidad mundana nos parezca más agradable o interesante como pasatiempo o tema de conversación que las estupendas cosas de que Él nos habla en su Libro, ese Libro que hasta los incrédulos llaman monumento de Sabiduría! ¡Y luego decimos creer que ese Dios nos tiene dado un Hijo para que nos divinice desde ahora por su gracia y luego con su propia gloria!” “Hermanas, una de dos: o no hablar o hablar de Dios” (Santa Teresa).

* 1. El texto hebreo incorpora estos seis versículos al capítulo 3, con los números 19-24. Aquel día: el día del juicio, el cual será como un fuego en que los pecadores son quemados como estopa y paja. Palabras semejantes emplea el Precursor en Mateo 3, 12 y Lucas 3, 17. Para los justos, en cambio, nacerá el sol de justicia (versículo 2), que es Cristo. La exégesis católica siempre ha reconocido en este pasaje al divino Juez para hacer justicia a los justos. Gramática concuerda este pasaje con Isaías 60, 19; Lucas 1, 78 s.; II Pedro 1, 19; Zacarías 3, 8: 6, 12.

* 3. Pisotearéis a los impíos: Es una cosa notable que según San Judas (Judas 14) ya Enoc profetizó esta venida del Mesías en gloria y con sus santos, es decir, la segunda venida, para este juicio terrible. Véase Salmo 149, 7 9 y notas.

* 5. El día grande y tremendo: así se distingue esta venida de Elías en persona (para preparar el pueblo a la Parusía del Señor; cf. Mateo 17, 11; Marcos 9, 11 ss.; Eclesiástico 48, 1 ss.; Apocalipsis 11, 3) de la venida de San Juan Bautista “con el espíritu y la virtud de Elías” (cf. 3, 1) como precursor de Jesús en su primera venida (cf. Isaías 40, 3 ss. y nota), cuando “los suyos no lo recibieron” (Juan 1, 11). Cf. IV Reyes 2, 11 y nota; Mateo 11, 14; Lucas 1, 17. Convertirá el corazón, etc. La labor de Elías consistirá, dice Crampón, en “llevar a sus contemporáneos a la piedad de los días antiguos y a la imitación de los padres y patriarcas”.