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Deuteronomio
I. Primer discurso de Moisés
Deuteronomio 1
1 [1144] Éstas son las palabras que dirigió Moisés a todo Israel al otro lado del Jordán, en el desierto, en el Arabá, frente a Suf, entre Farán, Tófel, Labán, Haserot y Disahab,
2 [1145] a once jornadas de marcha del Horeb, por el camino de los montes de Seír hasta Cadesbarnea.
3 En el año cuadragésimo, el mes undécimo, el primero del mes, habló Moisés a los hijos de Israel conforme a todo lo que Yahvé le había mandado acerca de ellos,
4 después de la derrota de Sehón, rey amorreo, que habitaba en Hesbón, y de Og, rey de Basan, que habitaba en Asterot, en Edreí.
5 Allende el Jordán, en la tierra de Moab, comenzó Moisés explicando esta Ley, diciendo:
Salida del Sinaí
6 “Yahvé, nuestro Dios, nos habló en el Horeb, diciendo: ‘Bastante tiempo habéis ya permanecido en este monte.
7 [1146] Dad, pues, vuelta, levantad el campamento, y marchad hacia la montaña de los amorreos y hacia todos sus vecinos en el Araba, en la montaña, en la Sefelá, en el Négueb y en la ribera del mar, hacia el país de los cananeos y al Líbano, hasta el gran río, el río Éufrates.
8 Mirad que pongo delante de vosotros esta tierra; entrad y tomad posesión del país que Yahvé ha jurado dar a vuestros padres, a Abrahán, a Isaac y a Jacob, a ellos y a su descendencia después de ellos.’
Institución de jefes y jueces
9 [1147] En aquel tiempo os hablé, diciendo: ‘No puedo yo solo sobrellevaros.
10 Yahvé, vuestro Dios, os ha multiplicado, de modo que hoy sois tan numerosos como las estrellas del cielo.
11 Que Yahvé, el Dios de vuestros padres, os haga mil veces más numerosos de lo que sois y os bendiga según os ha dicho.
12 Pero ¿cómo podré yo solo sobrellevar vuestra carga, vuestro peso y vuestros pleitos?
13 Escoged de entre vosotros hombres sabios y entendidos y bien conocidos en vuestras tribus, para que os los ponga por caudillos.’
14 Y me respondisteis: ‘Bueno es lo que propones hacer.’
15 Tomé, pues, los jefes de vuestras tribus, hombres sabios y conocidos, y los constituí caudillos vuestros, jefes de mil, jefes de cien, jefes de cincuenta y jefes de diez y magistrados en vuestras tribus.
16 En aquel tiempo mandé también a vuestros jueces, diciendo: ‘Oíd las diferencias entre vuestros hermanos, y haced justicia entre uno y otro y el extranjero que vive con él.
17 [1148] En el juicio no hagáis acepción de personas; oiréis al pequeño lo mismo que al grande. No temáis a nadie, porque el juicio es de Dios; mas la causa demasiado difícil para vosotros traedla a mí, y yo la oiré.
18 En ese tiempo os mandé todas las cosas que habíais de hacer.
Los exploradores
19 [1149] Partimos, pues, del Horeb, y pasamos por todo aquel desierto grande y terrible que visteis, en dirección a las montañas de los amorreos, como nos lo había mandado Yahvé, nuestro Dios; y así llegamos a Cadesbarnea.
20 Entonces os dije: ‘Habéis llegado a los montes de los amorreos que Yahvé, nuestro Dios, nos va a dar.
21 Mira, que Yahvé, tu Dios, pone este país delante de ti; sube y tómalo en posesión, como te ha dicho Yahvé, el Dios de tus padres; no temas ni te amedrentes.’
22 Y os acercasteis a mí, todos vosotros, y dijisteis: ‘Enviemos delante de nosotros hombres que nos exploren el país y nos informen sobre el camino por el cual hemos de subir, y sobre las ciudades a las cuales hemos de llegar.’
23 Me pareció bien la propuesta y por eso escogí de entre vosotros doce hombres, uno de cada tribu;
24 los cuales partieron y subieron a la montaña, y explorando el país llegaron hasta el torrente de Escol.
25 Y tomando en sus manos algunos de los frutos del país nos los trajeron, y nos informaron diciendo: ‘Bueno es el país que Yahvé, nuestro Dios, da en nuestro poder.’
26 Pero vosotros no quisisteis subir; antes os rebelasteis contra la orden de Yahvé, vuestro Dios.
27 Murmurasteis en vuestras tiendas y dijisteis: ‘Por odiarnos Yahvé nos ha sacado de la tierra de Egipto, para entregarnos en manos de los amorreos y acabar con nosotros.
28 [1150] ¿A dónde iremos? Nuestros hermanos nos han aterrado al decirnos: Es un pueblo más grande y de mayor estatura que nosotros; sus ciudades son grandes y tienen murallas que llegan hasta el cielo; hasta vimos allí a hijos de Enac.’
29 Yo os dije: ‘No os amedrentéis ni tengáis miedo de ellos.
30 Yahvé, vuestro Dios, marcha delante de vosotros; Él peleará por vosotros, a semejanza de cuanto hizo por vosotros ante vuestros mismos ojos en Egipto,
31 [1151] y después en el desierto, donde habéis visto cómo Yahvé, vuestro Dios, os llevó, cual lleva un hombre a su propio hijo, por todo el camino que recorristeis hasta llegar a este lugar.’
32 Pero vosotros, con todo esto, no confiasteis en Yahvé, Dios vuestro,
33 que iba delante de vosotros en el camino, buscándoos los sitios donde acampar, de noche en un fuego, para mostraros el camino por donde andar, y de día en una nube.
El castigo de Dios
34 Oyó Yahvé la voz de vuestras palabras, e indignado juró, diciendo:
35 ‘Ninguno de estos hombres, de esta mala generación, verá la buena tierra que Yo juré dar a vuestros padres;
36 excepto Caleb, hijo de Jefone; él la verá; a él y a sus hijos les daré la tierra que ha pisado, por cuanto ha seguido fielmente a Yahvé.’
37 [1152] También contra mí se indignó Yahvé, por culpa vuestra, y dijo: ‘Tampoco tú entrarás en ella.
38 Más Josué, hijo de Nun, ministro tuyo, ése entrará allá. Fortalécele, porque él ha de poner a Israel en posesión (de la tierra).
39 Vuestros pequeñuelos, empero, de quienes dijisteis que iban a ser una presa, y vuestros hijitos que hoy todavía no saben distinguir el bien del mal, ellos entrarán allá, porque a ellos se la daré, y ellos la recibirán por herencia.
40 Volveos, pues, vosotros, y poneos en marcha hacia el desierto, camino del Mar Rojo.’
41 Entonces me respondisteis diciendo: ‘Hemos pecado contra Yahvé. Subiremos y pelearemos, conforme a cuanto Yahvé, nuestro Dios, nos tiene mandado.’ Y os ceñisteis cada cual su armadura, y os preparasteis inconsideradamente para subir a la montaña.
42 Más Yahvé me dijo: ‘Diles: No subáis ni peleéis, pues Yo no estoy en medio de vosotros; no sea que quedéis derrotados ante vuestros enemigos.’
43 Yo os lo dije, pero no escuchasteis, sino que os rebelasteis contra la orden de Yahvé, e hinchados de soberbia subisteis a la montaña.
44 Pero los amorreos que habitan en aquellas montañas, salieron a vuestro encuentro y os persiguieron como suelen perseguir las abejas, y os derrotaron en Seír hasta Horma.
45 Entonces os volvisteis y llorasteis ante Yahvé, mas Yahvé no oyó vuestra voz ni os prestó oídos.
46 Así que permanecisteis muchos días en Cades, todo el tiempo que estuvisteis allí.
Deuteronomio 2
Salida de Cades
1 [1153] Dimos entonces vuelta y partimos hacia el desierto, camino del Mar Rojo, como Yahvé me había mandado, y anduvimos largo tiempo rodeando las montañas de Seír.
2 Y Yahvé me dijo:
3 ‘Bastante tiempo habéis ido rodeando esta montaña; volveos hacia el norte;
4 [1154] y darás al pueblo esta orden: Vosotros queréis atravesar el territorio de vuestros hermanos, los hijos de Esaú, que habitan en Seír. Ellos os temerán, pero guardaos bien
5 de atacarlos; pues de su tierra no os daré ni siquiera la huella de un pie, porque es posesión de Esaú; a él le he dado las montañas de Seír.
6 Les compraréis por dinero los alimentos que comáis; y aun el agua que bebáis les compraréis.
7 [1155] Porque Yahvé, tu Dios, te ha bendecido en todas las obras de- tus manos; Él conoce tu viaje por este gran desierto. Durante cuarenta años Yahvé, tu Dios, ha estado contigo y no te ha faltado nada.’
8 [1156] Pasamos, pues, de largo a nuestros hermanos, los hijos de Esaú, que habitan en Seír (alejándonos) del camino del Araba, de Elat y de Esionguéber.
Hacia las campiñas de Moab
Luego cambiando de rumbo, avanzamos por el camino del desierto de Moab.
9 [1157] Y me dijo Yahvé: ‘No hostiguéis a los moabitas, ni os metáis con ellos en guerra; pues nada te daré de su tierra en posesión, porque he dado Ar en posesión de los hijos de Lot.
10 [1158] Antes habitaron allí los emitas, pueblo grande y numeroso, y de estatura alta como los enaceos;
11 [1159] por lo cual también ellos pasaban por gigantes, así como los enaceos, pero los moabitas los llamaban emitas.
12 [1160] En Seír habitaron antes los horreos, mas los hijos de Esaú los desposeyeron, y después de haberlos exterminado delante de sí, habitaron en su lugar, como lo hiciera Israel con el país de su herencia recibido de Yahvé.
13 Ahora pues, levantaos y pasad el torrente Sared.’ Y cruzamos el torrente Sared.
14 El tiempo que duraron nuestras marchas desde Cadesbarnea hasta el paso del torrente Sared, fue de treinta y ocho años, hasta desaparecer toda aquella generación de hombres de guerra de en medio del campamento, como Yahvé se lo había jurado.
15 En efecto, la mano de Yahvé descargó sobre ellos, para exterminarlos de en medio del campamento, hasta acabar con ellos.
Dios prohíbe atacar a los amonitas
16 Cuando la muerte hubo acabado con todos aquellos hombres de guerra de entre el pueblo,
17 me llamó Yahvé, y dijo:
18 ‘Hoy vas a atravesar la frontera de Moab, junto a Ar,
19 [1161] y te encontrarás frente a los hijos de Ammón. No los hostigues, ni trabes guerra con ellos; pues nada de la tierra de los hijos de Ammón te daré en posesión, ya que la he dado en posesión a los hijos de Lot.
20 Tierra de gigantes fue considerada también ésta; pues antes habitaron allí gigantes, que los amonitas llamaban zamzumitas,
21 pueblo grande y numeroso, y de alta estatura como los enaceos; pero Yahvé los destruyó delante de ellos, de manera que los desposeyeron y se establecieron en su lugar;
22 Lo mismo hizo (Dios) a favor de los hijos de Esaú que habitan en Seír, pues destruyó delante de ellos a los horreos de manera que los desposeyeron y se establecieron en su lugar hasta el día de hoy.
23 Del mismo modo fueron destruidos los heveos que habitaban en aldeas hasta Gaza. Los destruyeron los caftoreos, procedentes de Caftor, que se establecieron en su lugar.
24 [1162] Levantaos, pues, partid, y pasad el torrente Arnón. Mira, que he puesto en tu mano a Sehón amorreo, rey de Hesbón, a él y su tierra: comienza a desposeerle y traba con él batalla.
25 Hoy comenzaré a infundir el terror y el espanto delante de ti en los pueblos que están debajo de todo el cielo, los cuales al oír hablar de ti temblarán, y se angustiarán a causa de tu presencia.’
Derrota del rey Sehón
26 Envié entonces desde el desierto de Quedemot mensajeros a Sehón, rey de Hesbón, con proposiciones de paz, diciendo:
27 ‘Quiero pasar por tu tierra, yendo tan sólo por el camino, sin apartarme ni a la diestra ni a la izquierda.
28 Tu me venderás por dinero los alimentos que coma, y me darás por dinero también el agua que beba; quiero pasar solamente a pie,
29 — hicieron esto conmigo los hijos de Esaú, que habitan en Seír, y los moabitas que habitan en Ar— hasta que llegue, a través del Jordán, a la tierra que Yahvé, nuestro Dios, nos va a dar.’
30 Mas Sehón, rey de Hesbón, no quiso dejarnos pasar por su territorio, porque Yahvé, tu Dios, endureció su espíritu e hizo obstinado su corazón, para entregarle en tu mano, como hoy se ve.
31 Y me dijo Yahvé: ‘Mira que he empezado a entregarte a Sehón y su tierra; comienza pues a ocuparla para ponerte en posesión de su país.’
32 Y efectivamente cuando Sehón salió contra nosotros, él y todo su pueblo, a darnos batalla en Jahas,
33 Yahvé, nuestro Dios, lo dio en nuestro poder y le derrotamos a él y a sus hijos y a todo su pueblo,
34 [1163] Tomamos entonces todas sus ciudades y consagramos al exterminio toda la ciudad, hombres, mujeres y niños, sin dejar uno solo que escapase.
35 Tomamos por botín solamente el ganado juntamente con los despojos de las ciudades que habíamos ocupado.
36 [1164] Desde Aroer, situada en la ribera del torrente Arnón, y desde la ciudad que está en medio del valle, hasta Galaad, no hubo ciudad inexpugnable para nosotros; todas nos las entregó Yahvé, Dios nuestro.
37 Pero no invadiste la tierra de los hijos de Ammón, ni todo el país de las orillas del torrente Yaboc, ni las ciudades de la montaña, ni lugar alguno que Yahvé, nuestro Dios nos había prohibido.
Deuteronomio 3
Derrota del rey Og
1 [1165] Tomando otro rumbo subimos camino de Basan. Mas salió contra nosotros Og, rey de Basan, él y todo su pueblo, a dar batalla en Edreí.
2 [1166] Entonces me dijo Yahvé: ‘No le temas, pues le he entregado en tus manos, tanto a él como a su pueblo y su tierra. Harás con él como hiciste con Sehón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón.’
3 Y Yahvé nuestro Dios entregó en vuestra mano también a Og, rey de Basan, y a todo su pueblo; y lo derrotamos sin que nadie le quedase con vida.
4 Conquistarnos entonces todas sus ciudades; no hubo ciudad que no les quitásemos: sesenta ciudades, toda la región de Argob, el reino de Og en Basan.
5 Todas estas eran ciudades fortificadas, con muy altas murallas, con puertas y cerrojos; sin contar las ciudades sin muros, que eran muy numerosas.
6 Las consagramos al exterminio, como habíamos hecho con Sehón, rey de Hesbón, acabando completamente con cada ciudad, hombres, mujeres y niños.
7 Para nosotros tomamos por botín todo el ganado y los despojos de las ciudades.
8 [1167] Con lo que tomamos en aquel tiempo a los dos reyes amorreos, el país de la otra parte del Jordán, desde el torrente Arnón hasta el monte Hermón:
9 —los sidonios llaman al Hermón Sirión, y los amorreos lo llaman Sanir—
10 todas las ciudades de la llanura, todo Galaad y todo Basan hasta Salea y Edreí, ciudades de Og en Basan.
11 [1168] Pues sólo Og, rey de Basan, había quedado del resto de los gigantes. He aquí su cama, cama de hierro, ¿no está todavía en Rabbat de los amonitas? Su longitud es de nueve codos y su ancho de cuatro codos, según el codo ordinario.
Distribución de la tierra transjordánica
12 En aquel tiempo tomamos posesión de este país. A los rubenitas y a los gaditas les di la región desde Aroer, situada sobre el torrente Arnón, y la mitad de la montaña de Galaad y sus ciudades.
13 El resto de Galaad, y todo Basan, reino de Og, lo di a la media tribu de Manasés, toda la región de Argob. Todo el Basan se llama país de gigantes.
14 Jaír, hijo de Manasés, ocupó toda la región de Argob, hasta la frontera de los gesureos y los maacateos, dando a (esta parte de) Basan su nombre: Havot Jaír, hasta el día de hoy.
15 A Maquir le di Galaad.
16 A los rubenitas y a los gaditas, ya les había dado el país desde Galaad hasta el torrente Arnón, con la mitad del valle como límite y hasta el torrente Yaboc, frontera de los amonitas;
17 [1169] también el Arabá con el Jordán como límite, desde Kinéret hasta el Mar del Arabá, el Mar Salado, al pie de las vertientes del Fasga, al oriente.
18 En aquel tiempo os di esta orden: ‘Yahvé, vuestro Dios, os ha dado este país para que sea heredad vuestra. Marchad, pues, armados, todos los hombres de guerra, delante de vuestros hermanos, los hijos de Israel.
19 Mas vuestras mujeres y vuestros niños y vuestro ganado —yo sé que tenéis mucho ganado— quedarán en vuestras ciudades que os he dado,
20 hasta que Yahvé haya dado descanso a vuestros hermanos, así como a vosotros, y posean también ellos la tierra que Yahvé, vuestro Dios, les va a dar al otro lado del Jordán; entonces volveréis cada uno a la herencia que os he dado.’
21 En aquel tiempo di órdenes a Josué, diciendo: ‘Tus ojos han visto todo lo que Yahvé, tu Dios, ha hecho con estos dos reyes; así hará Yahvé con todos los reinos contra los cuales has de marchar.
22 No los temáis, porque Yahvé, vuestro Dios, es quien pelea por vosotros.»
Moisés excluido del país prometido
23 En aquel tiempo yo supliqué a Yahvé, diciendo:
24 ‘Señor Yahvé, Tú has comenzado a mostrar a tu siervo tu grandeza y tu poderoso brazo; pues ¿qué Dios hay en el cielo o en la tierra que pueda hacer las obras y las proezas que haces Tú?
25 Déjame, te ruego, pasar y ver aquella excelente tierra que está al otro lado del Jordán, aquella hermosa montaña y el Líbano.’
26 [1170] Pero Yahvé enojado contra mí por culpa vuestra, no me escuchó, sino que me dijo: ‘Basta ya; no me hables más de esto.
27 Sube a la cumbre del Fasga, y alza tus ojos hacia el occidente, y hacia el aquilón, y hacia el mediodía, y hacia el oriente, y contémplala con tus ojos; pues no pasarás este Jordán.
28 Da órdenes a Josué, fortalécele, e inspírale ánimo, pues él es quien ha de pasar al frente de este pueblo, y él les repartirá el país que tú puedes ver solamente.’
29 [1171] Y nos quedamos en el valle, frente a Betfegor.
Deuteronomio 4
Exhortaciones paternales de Moisés
1 [1172] Ahora, oh Israel, escucha las leyes y los decretos que os enseño a practicar para que viváis y entréis a poseer la tierra que Yahvé vuestro Dios os ha de dar.
2 [1173] No añadáis nada a lo que os prescribo, ni quitéis nada de ello; antes guardad los mandamientos de Yahvé, vuestro Dios, que os ordeno.
3 [1174] Vuestros ojos han visto lo que hizo Yahvé contra Baalfegor; pues Yahvé, vuestro Dios, ha extirpado de en medio de vosotros todos los que siguieron a Baalfegor.
4 Vosotros, empero, los que permanecisteis fieles a Yahvé, vuestro Dios, estáis al presente todos con vida.
5 Mirad: os enseño leyes y decretos, como Yahvé, mi Dios, me ha mandado, para que los practiquéis en el país que vais a poseer.
6 [1175] Observadlos y ponedlos en práctica; porque en esto consistirá vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de las naciones, que al conocer todas estas leyes dirán: En verdad, un pueblo sabio y entendido es esta gran nación.
7 Porque ¿qué nación hay tan grande que tenga dioses tan cercanos a sí como Yahvé, Dios nuestro, está cerca de nosotros siempre que lo invocamos?
8 [1176]
¿Y qué nación hay tan grande que tenga leyes y preceptos tan justos como toda esta Ley que yo hoy os pongo delante?
9 Pero ten cuidado y guarda bien tu alma, para que no olvides las cosas que han visto tus ojos, ni se aparten de tu corazón en ningún momento de tu vida; antes bien, enséñalas a tus hijos y a los hijos de tus hijos.
10 Ten presente el día que estuviste delante de Yahvé, Dios tuyo, en el Horeb, cuando Yahvé me dijo: Junta al pueblo para que oigan mis palabras y aprendan a temerme todo el tiempo que vivan sobre la tierra y las enseñen a sus hijos.
11 [1177] Entonces os acercasteis, y estuvisteis al pie del monte, mientras el monte ardía en fuego que se elevaba hasta lo más alto del cielo, entre oscuridad y nube y densas tinieblas.
12 Y Yahvé os habló de en medio del fuego; oísteis el sonido de las palabras, pero no visteis figura alguna; era sólo una voz.
13 El os promulgó su pacto y os mandó observarlo: los diez Mandamientos, que escribió en dos tablas de piedra.
14 En aquel tiempo me mandó que os enseñase leyes y preceptos que debíais practicar en el país adonde vais a pasar para tomarlo en posesión.
15 Guardad bien vuestras almas —pues no visteis figura alguna el día que Yahvé habló con vosotros en el Horeb, de en medio del fuego—
16 no sea que corrompiéndoos os hagáis estatuas, figuras de ídolos, imágenes de hombre o de mujer,
17 representación de alguna de las bestias que viven sobre la tierra, imagen de cualquier ave que vuela debajo del cielo,
18 figura de algún animal que se arrastra sobre el suelo, o imagen de peces que viven en las aguas debajo de la tierra;
19 [1178] y no sea que alzando los ojos a los cielos, y viendo el sol, la luna y las estrellas con todo el ejército del cielo, te dejes seducir postrándote ante ellos y dando culto a esas creaturas que Yahvé, tu Dios, ha dado en suerte a todas las naciones debajo de todo el cielo.
20 A vosotros, en cambio, os ha tomado Yahvé, y os ha sacado de aquel horno de hierro, Egipto, para que seáis el pueblo de su herencia, como al presente lo sois.
21 Contra mí, empero, se irritó Yahvé por culpa vuestra, y juró que no pasaría yo el Jordán, ni entraría en aquella excelente tierra que Yahvé, Dios tuyo, te va a dar en posesión.
22 Pues voy a morir en esta tierra, y no voy a pasar el Jordán. Vosotros sí lo pasaréis y heredaréis esa excelente tierra.
23 Guardaos de olvidaros del pacto que Yahvé, vuestro Dios, ha hecho con vosotros, ni os hagáis estatuas o figuras de cuanto Yahvé, tu Dios, te ha prohibido.
24 [1179] Porque Yahvé, tu Dios, es un fuego devorador, un Dios celoso.
Premio y castigo
25 Si después de haber engendrado hijos e hijos de hijos y morado largo tiempo en la tierra, os corrompiereis, fabricando estatuas o imágenes de cualquier cosa, haciendo lo que es malo a los ojos de Yahvé, vuestro Dios y provocando su ira,
26 invoco hoy por testigo contra vosotros el cielo y la tierra, de que pronto seréis exterminados de la tierra adonde vais, pasando el Jordán para tomarla en posesión. No viviréis mucho tiempo en ella, sino que seréis del todo extirpados.
27 [1180] Yahvé os dispersará entre los pueblos, y quedaréis pocos en número entre las naciones adonde Yahvé os ha de llevar.
28 Y allí serviréis a dioses, obra de manos de hombres, de leño y de piedra, que no ven ni oyen ni comen ni huelen.
29 [1181] Desde allí buscarás a Yahvé, Dios tuyo, y le hallarás, si le buscas con todo tu corazón y con toda tu alma.
30 [1182] En tu angustia, cuando vinieren sobre ti todas estas cosas, en los últimos tiempos, te convertirás a Yahvé, tu Dios, y escucharás su voz;
31 porque Yahvé, tu Dios, es un Dios misericordioso; no te abandonará, ni te destruirá, ni se olvidará del pacto que juró a tus padres.
32 Pregunta, te ruego, a los tiempos antiguos que te han precedido, desde el día en que creó Dios al hombre sobre la tierra, y de un cabo del cielo al otro, si jamás se ha visto cosa tan grande como ésta o si se ha oído cosa semejante.
33 ¿Hay por ventura pueblo alguno que oyese la voz de Dios que le hablaba de en medio del fuego, como tú lo oíste, sin perder la vida?
34 ¿O hay dios alguno que viniese a escoger para sí un pueblo de entre los otros, con pruebas, señales y maravillas, y con guerra, mano fuerte, brazo extendido y proezas estupendas, como todo lo que Yahvé, vuestro Dios, hizo por vosotros en Egipto ante tus mismos ojos?
35 A ti se te ha mostrado esto, para que sepas que Yahvé es Dios y no hay otro fuera de Él.
36 Desde el cielo te hizo oír su voz para enseñarte; y sobre la tierra te ha mostrado su gran fuego, y de en medio del fuego has oído sus palabras.
37 Por cuanto amó a tus padres, eligió a sus descendientes después de ellos y te sacó de Egipto yendo delante de ti con su gran poder,
38 para expulsar a tu paso naciones más grandes y más fuertes que tú, para introducirte y darte en herencia su tierra como se ve al presente.
39 Reconócelo en este día y revuélvelo en tu corazón: Yahvé es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra y no hay otro.
40 [1183] Guarda sus leyes y sus mandamientos, que hoy te ordeno, para que te vaya bien, a ti y a tus hijos después de ti, y para que sean muchos tus días sobre la tierra que Yahvé, tu Dios, te dará para siempre”.
Ciudades de refugio
41 [1184] Entonces Moisés destinó tres ciudades del otro lado del Jordán, al oriente,
42 para que allí se refugiara el homicida que sin querer y sin previa enemistad hubiese matado a su prójimo, y para que huyendo a una de dichas ciudades, salve su vida:
43 Béser en el desierto, en la llanura, para los rubenitas; Ramot en Galaad para los gaditas; y Golán, en Basan, para los de Manasés.
II. Segundo discurso de Moisés
44 Ésta es la ley que Moisés puso ante los ojos de los hijos de Israel.
45 Éstos son los testimonios, las leyes y los preceptos que Moisés dio a los hijos de Israel cuando salieron de Egipto,
46 al otro lado del Jordán, en el valle frente a Betfegor, en el país de Sehón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón y a quien derrotaron Moisés y los hijos de Israel al salir éstos de Egipto.
47 Pues se posesionaron de su tierra y de la tierra de Og, rey de Basan, dos reyes de los amorreos, que habitaban al otro lado del Jordán, al oriente,
48 [1185] desde Aroer, situada en la orilla del río Arnón, hasta el monte Sión, que es el Hermón,
49 [1186] con todo el Arabá, de la otra parte del Jordán, al oriente, hasta el Mar del Arabá, al pie de las faldas del Fasga.
Deuteronomio 5
La legislación del Sinaí
1 Moisés convocó a todo Israel y le dijo: “Oye, Israel, las leyes y los preceptos que hoy intimo a vuestros oídos, aprendedlos y guardadlos para ponerlos en práctica.
2 Yahvé, nuestro Dios, hizo con nosotros alianza en el Horeb.
3 [1187] No con nuestros padres hizo Yahvé esta alianza, sino con nosotros, que hoy todos estamos aquí y todavía vivimos.
4 [1188] Cara a cara habló Yahvé con vosotros en el monte, desde en medio del fuego,
5 —yo estaba entonces entre Yahvé y vosotros, para comunicaros la palabra de Yahvé; porque teníais miedo del fuego y no subisteis al monte— Dijo así:
El Decálogo
6 [1189]
‘Yo soy Yahvé, tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de la servidumbre.
7 No tendrás otros dioses delante de Mí.
8 No te harás estatua o imagen alguna de cuanto hay arriba en el cielo, ni de cuanto hay abajo en la tierra, ni de lo que se halla en las aguas debajo de la tierra;
9 [1190] no las adorarás ni les darás culto, porque Yo, Yahvé, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos, hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,
10 y que uso de misericordia hasta mil generaciones de los que me aman y guardan mis mandamientos.
11 No tomarás en vano el nombre de Yahvé, tu Dios, porque Yahvé no dejará impune al que tomare su nombre en vano.
12 [1191] Guarda el día de sábado para santificarlo, como te lo ha mandado Yahvé, tu Dios.
13 Seis días trabajarás, y harás todo tu trabajo;
14 mas el día séptimo es día de descanso consagrado a Yahvé, tu Dios, no hagas trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ninguna bestia tuya, ni el extranjero que mora dentro de tus puertas para que descanse tu siervo y tu sierva como tú.
15 Acuérdate de que fuiste siervo en el país de Egipto y que Yahvé, tu Dios, te sacó de allí con mano fuerte y con brazo extendido; por eso Yahvé, tu Dios, te ha mandado guardar el día de sábado.
16 Honra a tu padre y a tu madre, como te ha mandado Yahvé, tu Dios, para que vivas largo tiempo y te vaya bien sobre la tierra que Yahvé, tu Dios, te va a dar.
17 No matarás.
18 No cometerás adulterio.
19 No hurtarás.
20 No dirás falso testimonio contra tu prójimo.
21 No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni desearás la casa de tu prójimo, ni su campo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna que sea de tu prójimo.’
Moisés mediador entre Dios y el pueblo
22 Éstas son las palabras que Yahvé, con poderosa voz, dirigió a toda vuestra asamblea en el monte, desde el fuego, la nube y las tinieblas; y no añadió más. Las escribió sobre dos tablas de piedra, las cuales Él me entregó.
23 Mas vosotros, cuando oísteis la voz de en medio de las tinieblas, mientras el monte estaba en llamas, os acercasteis a mí, todos los jefes de las tribus y vuestros ancianos,
24 [1192] y me dijisteis: ‘Mira, Yahvé, nuestro Dios, nos ha manifestado su gloria y su grandeza, y hemos oído su voz de en medio del fuego. Hoy hemos visto a Dios hablar con el hombre, sin que éste haya perdido la vida.
25 Ahora, pues, ¿por qué hemos de morir devorados por este gran fuego? Pues si seguimos oyendo la voz de Yahvé, nuestro Dios, moriremos.
26 Porque ¿quién de todos los hombres ha oído la voz de Dios vivo hablando de en medio del fuego, como nosotros, y no ha perdido la vida?
27 Acércate tú, y oye todo lo que dijere Yahvé, nuestro Dios; y tú nos comunicarás todo cuanto Yahvé, nuestro Dios, te indique, y nosotros lo oiremos y cumpliremos.’
28 Oyó Yahvé la voz de vuestras palabras cuando me hablabais, y dijo Yahvé: ‘He oído el son de las palabras que este pueblo te ha dicho; está bien todo lo que dicen.
29 [1193] ¡Ojalá que siempre tengan este sentir, para que me teman y guarden en todo tiempo todos mis mandamientos, a fin de que sean felices ellos y sus hijos para siempre!
30 Anda y diles: Retiraos a vuestras tiendas.
31 Pero tú quédate aquí conmigo, y Yo te diré todos los mandamientos, leyes y preceptos que les has de enseñar, para que los pongan por obra en la tierra que les voy a dar en herencia.»
32 Poned, pues, cuidado en cumplir lo que Yahvé, vuestro Dios, os ha mandado. No declinéis ni a la diestra ni a la izquierda.
33 Seguid en todo el camino que Yahvé, vuestro Dios, os ha mandado, para que viváis y prosperéis y tengáis larga vida en la tierra que vais a heredar.
Deuteronomio 6
El amor a Dios
1 Éste es el mandamiento, éstas son las leyes y los preceptos que Yahvé, vuestro Dios, mandó que se os enseñase, para que los pongáis por obra en la tierra adonde pasáis para tomarla en posesión,
2 a fin de que temas a Yahvé, tu Dios, de modo que observes todas sus leyes y mandamientos que yo te ordeno: tú, y tu hijo, y el hijo de tu hijo, todos los días de tu vida; y para que vivas muchos días.
3 Escucha, oh Israel, y pon cuidado en cumplirlos, a fin de que te vaya bien, y crezcáis más y más, según la promesa que te ha hecho Yahvé, el Dios de tus padres, de darte una tierra que mana leche y miel.
4 [1194] Oye, Israel: Yahvé, nuestro Dios, Yahvé es uno solo.
5 Amarás a Yahvé, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
6 Y estas palabras que hoy te ordeno estarán sobre tu corazón.
7 Las inculcarás a tus hijos, y hablarás de ellas, ora estando en tu casa, ora viajando, cuando te acuestes y cuando te levantes.
8 [1195] Las atarás para recuerdo a tu mano y te servirán como frontales entre tus ojos;
9 y las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas.
10 Cuando Yahvé, tu Dios, te haya introducido en la tierra que juró a tus padres, a Abrahán, a Isaac y a Jacob, que te daría: ciudades grandes y espléndidas que tú no has edificado,
11 casas llenas de toda suerte de bienes que tú no acumulaste, cisternas excavadas que tú no excavaste, viñas y olivares que no plantaste; y cuando comieres y te hartares,
12 guárdate entonces de olvidarte de Yahvé que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la servidumbre.
13 [1196] A Yahvé, tu Dios, temerás, a Él (solo) servirás, y por su nombre jurarás.
14 No os vayáis tras otros dioses, tras ninguno de los dioses de las naciones que os rodean;
15 [1197] porque Yahvé, tu Dios, que habita en medio de ti, es un Dios celoso; no sea que la ira de Yahvé se encienda contra ti y te extermine de sobre la faz de la tierra.
16 [1198] No tentéis a Yahvé, vuestro Dios, como le tentasteis en Masá.
17 Observad fielmente los mandamientos de Yahvé, Dios vuestro, sus testimonios y preceptos que Él te ha prescrito.
18 Haz lo que es bueno y recto a los ojos de Yahvé, para que te vaya bien y entres a poseer aquella excelente tierra que Yahvé prometió bajo juramento dar a tus padres,
19 [1199] cuando arroje, según su promesa, a todos tus enemigos que se te presenten.
Instrucción de los niños en la Ley
20 Cuando el día de mañana te preguntare tu hijo diciendo: ¿Qué son estos testimonios, estas leyes y preceptos que Yahvé, nuestro Dios, os ha mandado?
21 Responderás a tu hijo: ‘Éramos esclavos del Faraón en Egipto, y Yahvé nos sacó de Egipto con mano potente.
22 Yahvé hizo a nuestra vista señales y prodigios grandes y terribles contra Egipto, contra el Faraón y contra toda su casa;
23 mas a nosotros nos sacó de allí, conduciéndonos, a fin de darnos esta tierra que había prometido con juramento a nuestros padres.
24 Y nos mandó cumplir todas estas leyes y temer a Yahvé, nuestro Dios, para que seamos felices todos los días, y para que Él nos dé vida, como ha hecho hasta ahora.
25 Será nuestro deber cumplir fielmente todos estos mandamientos ante Yahvé, nuestro Dios, como Él nos ha mandado.’
Deuteronomio 7
Orden de destruir a los cananeos
1 Cuando Yahvé, tu Dios, te haya introducido en la tierra adónde vas para poseerla, y haya echado de delante de ti a muchos pueblos: a los heteos, gergeseos, amorreos, cananeos, fereceos, heveos y jebuseos, siete pueblos más grandes y más fuertes que tú;
2 [1200] y cuando Yahvé, tu Dios, los haya puesto en tu mano y tú los hayas derrotado, los destruirás por completo; no pactarás con ellos, ni les tendrás compasión.
3 No contraerás matrimonio con ellos; no darás tu hija a su hijo, ni tomarás su hija para tu hijo;
4 [1201] porque ella apartará de Mí a tu hijo, para que sirva a otros dioses, con lo que Yahvé se irritará contra vosotros y acabará contigo muy pronto.
5 [1202] Por el contrario, así habéis de hacer con ellos: derribaréis sus altares, quebraréis sus piedras de culto, cortaréis sus ascheras y quemaréis sus imágenes talladas.
6 [1203] Porque tú eres un pueblo santo para Yahvé, tu Dios; a ti te escogió Yahvé, tu Dios, para que seas pueblo peculiar suyo entre todos los pueblos que hay sobre la faz de la tierra.
7 No por ser vosotros más numerosos que los otros pueblos, se ha prendado dé vosotros Yahvé y os ha escogido —pues sois el más pequeño de todos los pueblos—,
8 sino por el amor que Yahvé tenía hacia vosotros, y para guardar el juramento que había hecho a vuestros padres, os ha sacado con mano fuerte, rescatándoos de la casa de la servidumbre, de la mano del Faraón, rey de Egipto.
9 Por dónde has de conocer que Yahvé, tu Dios, es el Dios (verdadero), el Dios fiel, que guarda la alianza y la misericordia hasta mil generaciones para con los que le aman y cumplen sus mandamientos;
10 pero a quien le odia le da el pago en su misma cara, destruyéndolo. No tardará; a aquel que le odia, le dará su merecido en persona.
11 Guarda, pues, los mandamientos, las leyes y los preceptos que Yo te mando hoy, para ponerlos en práctica.
Bendiciones para los que cumplen la Ley
12 Si escucháis estos preceptos y los guardáis y ponéis en práctica, también Yahvé, tu Dios, te guardará la alianza y la misericordia que juro a tus padres.
13 [1204] Te amará, te bendecirá y te multiplicará; bendecirá el fruto de tu seno y el fruto de tu tierra, tu trigo, tu vino y tu aceite, las crías de tus vacadas y las crías de tus rebaños sobre la tierra que juró a tus padres que te daría.
14 Serás bendito más que todos los pueblos; no habrá varón ni mujer estéril en medio de ti, ni tampoco entre tus ganados.
15 Desterrará Yahvé de ti toda enfermedad, y no descargará sobre ti ninguna de las enfermedades malignas de Egipto, que tú conoces; no las enviará contra ti, sino que las descargará sobre todos los que te odian.
16 Devorarás a todos los pueblos que Yahvé, tu Dios, te va a entregar; no los perdonará tu ojo, ni sirvas a sus dioses; pues esto sería para ti un lazo.
17 Acaso dirás en tu corazón: ‘Estos pueblos son más numerosos que yo, ¿cómo podré arrojarlos?’
18 No los temas; acuérdate bien de lo que hizo Yahvé, tu Dios, con el Faraón y con todo Egipto,
19 y de las grandes pruebas que vieron tus ojos, de las señales, las maravillas, la mano fuerte y el brazo extendido con que te sacó Yahvé, el Dios tuyo. Del mismo modo hará Yahvé, tu Dios, con todos los pueblos a los cuales tú temes.
20 Aun avispones enviará Yahvé, tu Dios, contra ellos, hasta que perezcan los restantes y los que se hayan escondido de tu presencia.
21 No los temas, pues en medio de ti está Yahvé, tu Dios, el Dios grande y terrible.
22 [1205] Yahvé, tu Dios, expulsará estos pueblos delante de ti poco a poco; no podrás acabar con ellos de golpe, no sea que se multipliquen contra ti las fieras del campo.
23 Yahvé, tu Dios, los pondrá en tu poder y los llenará de gran consternación, hasta que sean exterminados.
24 Él entregará sus reyes en tu mano, y tú borrarás sus nombres de debajo del cielo. Nadie podrá resistirte, hasta que los hayas destruido.
25 Entregarás al fuego las estatuas de sus dioses. No codicies la plata y el oro que hubiere sobre ellas, ni lo tomarás para ti, no sea que te sirva para ruina; porque es abominación para Yahvé, tu Dios.
26 [1206] No lleves tal abominación a tu casa, para no ser anatema como lo es ella. Detéstala y abomínala en extremo, por cuanto es anatema.
Deuteronomio 8
La protección divina en el desierto
1 Cuidad de poner en práctica todos los mandamientos que hoy os ordeno, a fin de que viváis y os multipliquéis, y entréis en posesión de la tierra que Yahvé juró dar a vuestros padres.
2 [1207] Acuérdate de todo el camino por donde Yahvé, tu Dios, te hizo andar estos cuarenta años por el desierto con el fin de humillarte y probarte, para conocer lo que había en tu corazón: si guardas o no sus mandamientos.
3 [1208] Te afligió y te hizo padecer hambre; y te dio a comer el maná, que tú no conocías ni habían conocido tus padres, para mostrarte que no de solo pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de la boca de Dios.
4 [1209] Tu vestido no ha envejecido sobre ti, y tu pie no se ha hinchado durante estos cuarenta años.
5 Reconoce, pues, en tu corazón que como un hombre corrige a su hijo, así te está instruyendo Yahvé, tu Dios.
6 Guarda, por tanto, los mandamientos de Yahvé, tu Dios, marchando por sus caminos y temiéndole.
Agradecimiento a Dios
7 Porque Yahvé, tu Dios, va a introducirte en una tierra buena, tierra de torrentes de agua, de fuentes y manantiales profundos, que brotan en los valles y en las montañas;
8 tierra de trigo y cebada, de viñas, higueras y granados, tierra de olivos, aceite y miel;
9 [1210] tierra en que sin escasez comerás el pan y no carecerás de nada; tierra cuyas piedras son hierro y de cuyas montañas sacarás el bronce.
10 Comerás y te hartarás, y bendecirás a Yahvé, tu Dios, por la buena tierra que te ha dado.
11 [1211] Guárdate de olvidarte de Yahvé, tu Dios, dejando de observar sus mandamientos, preceptos y leyes que hoy te prescribo;
12 no sea que cuando hayas comido y te hayas hartado, y cuando hayas edificado y habitado hermosas casas,
13 y después de multiplicarse tus vacadas y tus rebaños y acrecentarse tu plata y tu oro y todos tus bienes,
14 se engría tu corazón, y te olvides de Yahvé, tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la servidumbre,
15 [1212] y te condujo por ese vasto y espantoso desierto, donde había serpientes abrasadoras y escorpiones y tierra árida sin agua, pero Él te hizo salir agua de una roca durísima,
16 y en el desierto te dio a comer el maná que no conocieron tus padres, para humillarte y probarte y al fin hacerte bien.
17 No digas, pues, en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han procurado esta prosperidad.
18 Antes bien, acuérdate de Yahvé, tu Dios; porque Él es quien te da poder para adquirir riquezas, a fin de cumplir, como se ve hoy, la alianza que juró a tus padres.
19 Mas si, olvidado por completo de Yahvé, tu Dios, andas tras otros dioses, rindiéndoles culto y postrándote delante de ellos, os protesto el día de hoy que pereceréis sin remedio.
20 Como las naciones que Yahvé va exterminando delante de vosotros, así también vosotros pereceréis por no haber escuchado la voz de Yahvé, vuestro Dios.
Deuteronomio 9
Recuerdo del socorro divino
1 Escucha, Israel, tú vas a pasar hoy el Jordán, para conquistar pueblos más grandes y más fuertes que tú, ciudades grandes, cuyas murallas llegan hasta el cielo:
2 [1213] un pueblo grande y de alta estatura, los hijos de los enaceos, que tú conoces, y de quienes has oído decir: ¿Quién puede mantenerse firme delante de los hijos de Enac?
3 Hoy has de saber que Yahvé, tu Dios, Él mismo irá delante de ti, cual fuego devorador. Él los destruirá y los doblegará delante de ti, y tú los desposeerás y acabarás pronto con ellos, según Yahvé te lo ha dicho.
4 [1214] Después de que Yahvé los haya echado de tu presencia, no digas en tu corazón: Por mi justicia Yahvé me ha puesto en posesión de este país, siendo cierto que por la maldad de aquellas naciones Yahvé las expulsa delante de ti.
5 No por tu justicia ni por la rectitud de tu corazón vas a entrar en posesión de su país; al contrario, por la maldad de estas naciones Yahvé, tu Dios, las expulsa de tu presencia, y para cumplir la promesa que juró a tus padres, a Abrahán, a Isaac y a Jacob.
6 Sabe, pues, que no por tu justicia, Yahvé, tu Dios, te va a dar en posesión esta excelente tierra; pues eres un pueblo de dura cerviz.
Infidelidades de Israel
7 [1215] Acuérdate, y no olvides cómo provocaste la ira de Yahvé, tu Dios, en el desierto. Desde el día que saliste de la tierra de Egipto hasta vuestra llegada a este lugar, habéis sido rebeldes a Yahvé.
8 Ya en el Horeb irritasteis a Yahvé, y se airó Yahvé contra vosotros y quiso destruiros.
9 Cuando yo subí al monte para recibir las tablas de piedra, las tablas de la alianza que Yahvé hizo con vosotros, y estuve en el monte cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua,
10 dióme Yahvé las dos tablas de piedra, escritas con el dedo de Dios, que contenían todas las palabras que Yahvé os había hablado en el monte, de en medio del fuego, el día de la asamblea.
11 Al fin de los cuarenta días y cuarenta noches, Yahvé me entregó las dos tablas de piedra, las tablas de la alianza.
12 Y me dijo Yahvé: ‘Levántate, desciende presto de aquí, pues tu pueblo que sacaste de Egipto ha hecho maldad, se han apartado muy pronto del camino que Yo les prescribí; se han fabricado una imagen fundida.’
13 Y me habló Yahvé, diciendo: ‘He visto este pueblo, y he aquí que es un pueblo de dura cerviz.
14 [1216] Déjame que los destruya y borre su nombre de debajo del cielo, y haré de ti una nación más fuerte y más numerosa que ellos.’
15 Me volví y descendí del monte, que estaba ardiendo, teniendo en mis manos las dos tablas de la alianza.
16 Y miré, y he aquí que habíais pecado contra Yahvé, vuestro Dios; os habíais hecho un becerro fundido; tan pronto os habíais apartado del camino que Yahvé os había ordenado.
17 Tomé entonces las dos tablas y las arrojé de mis manos, haciéndolas pedazos ante vuestros ojos.
18 [1217] Y me postré delante de Yahvé, como la vez primera, cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua, a causa de todos los pecados que habíais cometido, obrando mal a los ojos de Yahvé y provocando su ira;
19 porque estaba sobrecogido de temor al ver la ira y el furor que Yahvé había concebido contra vosotros, hasta querer aniquilaros. Más me oyó Yahvé también esta vez.
20 Y estando Yahvé irritado en gran manera contra Aarón, hasta querer exterminarlo, yo intercedí en aquel tiempo también por Aarón.
21 Luego tomé vuestro pecado, el becerro que habíais hecho, lo entregué al fuego, y moliéndolo bien lo hice pedazos hasta reducirlo a polvo fino, el cual eché en el arroyo que baja del monte.
22 [1218] También, en Taberá, y en Masá, y en Kibrot-Hataavá, habéis provocado la ira de Yahvé.
23 Y cuando Yahvé os hizo partir de Cadesbarnea, diciendo: ‘Subid, tomad posesión de la tierra que os he dado’, os rebelasteis contra la orden de Yahvé, vuestro Dios, y no le creísteis, ni escuchasteis su voz.
24 Habéis sido rebeldes a Yahvé desde el día en que os conocí.
Intercesión de Moisés
25 Me postré, pues, ante Yahvé y quedé postrado cuarenta días y cuarenta noches, porque Yahvé había dicho que os iba a aniquilar.
26 Y orando a Yahvé, dije: ‘Señor, Yahvé, no destruyas a tu pueblo y tu heredad que Tú redimiste con tu grandeza, sacándolo de Egipto con mano poderosa.
27 Acuérdate de tus siervos, de Abrahán, de Isaac, y de Jacob. No mires la dureza de este pueblo, su maldad, su pecado:
28 [1219] no sea que digan los de la tierra de donde nos sacaste: Por no poder introducirlos Yahvé en la tierra que les había prometido, y por su odio hacia ellos, los ha sacado fuera para hacerlos morir en el desierto.
29 Pues son tu pueblo y tu herencia, que Tú has sacado con tu gran poder y con tu brazo extendido.’
Deuteronomio 10
Las nuevas tablas de la Ley
1 En aquel tiempo me dijo Yahvé: ‘Lábrate dos tablas de piedra como las primeras, y sube hacia Mí al monte. Hazte también un arca de madera;
2 y Yo escribiré en las tablas las palabras que estaban en las tablas primeras que rompiste; y las pondrás en el arca.’
3 Hice, pues, un arca de madera de acacia, labré dos tablas de piedra como las primeras, y subí al monte con las dos tablas en la mano.
4 Y Él escribió sobre las tablas conforme a lo que había escrito en las primeras, los diez Mandamientos que Yahvé os había promulgado en el monte de en medio del fuego, el día de la Asamblea; y Yahvé me las entregó.
5 Me volví y bajé del monte, y puse las tablas en el arca que había hecho, y allí han quedado, según la orden de Yahvé.
6 [1220] Después los hijos de Israel partieron de Beerot-Bené-Jaacán para Moserá. Allí murió Aarón, y allí fue enterrado. En lugar suyo fue constituido sacerdote su hijo Eleazar.
7 De allí partieron para Gudgod, y de Gudgod a Jotbá, tierra de torrentes de agua.
8 En aquel tiempo Yahvé escogió la tribu de Leví para llevar el arca de la Alianza de Yahvé, para estar delante de Yahvé y para servirle y bendecir en su nombre, hasta el día de hoy.
9 Por esto Leví no obtuvo porción ni herencia entre sus hermanos; su herencia es Yahvé como se lo prometió Yahvé, tu Dios.
10 Permanecí en el monte como la vez primera, cuarenta días y cuarenta noches; y también esta vez me oyó Yahvé; y Yahvé no quiso más destruirte.
11 Y me dijo Yahvé: ‘Levántate, para marchar al frente del pueblo, para que vayan ellos y posean la tierra que Yo con juramento he prometido dar a sus padres.’
Exhortaciones a la observancia de la Ley
12 Ahora, oh Israel, ¿qué es lo que Yahvé, tu Dios, te pide, sino que temas a Yahvé, tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que le ames, y que sirvas a Yahvé, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma,
13 [1221] guardando los mandamientos de Yahvé y sus preceptos que hoy te mando para bien tuyo?
14 [1222] Mira, de Yahvé, tu Dios, son los cielos, y los cielos de los cielos, la tierra y cuanto hay en ella.
15 Sin embargo, Yahvé se unió íntimamente a tus padres para amarlos, y escogió a su descendencia después de ellos, esto es, a vosotros, de entre todas las naciones, como se ve al presente.
16 [1223] Circuncidad, pues, vuestros corazones, y no endurezcáis más vuestra cerviz;
17 [1224] porque Yahvé, vuestro Dios, es el Dios de los dioses y el Señor de los señores; el Dios grande, el Fuerte, el Terrible, que no hace acepción de personas ni recibe regalos;
18 que hace justicia al huérfano y a la viuda, ama al extranjero y le da pan y vestido.
19 Amad, pues, al extranjero, porque extranjeros fuisteis vosotros en el país de Egipto.
20 [1225] Temerás a Yahvé, tu Dios, y a Él le servirás; a Él te adherirás y en su nombre jurarás.
21 Él sea el objeto de tu alabanza y Él tu Dios, el que ha hecho por ti esas cosas grandes y terribles que han visto tus ojos.
22 [1226] En número de setenta almas descendieron tus padres a Egipto, y ahora Yahvé, tu Dios, te ha hecho numeroso como las estrellas del cielo.
Deuteronomio 11
Exhortaciones
1 Ama a Yahvé, tu Dios, y guarda en todo tiempo sus prescripciones, sus leyes, sus preceptos y sus mandamientos.
2 Considerad hoy —pues no (hablo) a vuestros hijos que no los han conocido ni los han visto— los castigos de Yahvé tu Dios, su grandeza, su mano fuerte y su brazo extendido,
3 sus prodigios y las obras que hizo en medio de Egipto contra el Faraón, rey de Egipto, y contra toda su tierra;
4 y lo que hizo con el ejército de Egipto, con sus caballos y sus carros; cómo, mientras os perseguían, arrojó sobre ellos las aguas del Mar Rojo, destruyéndolos hasta el día de hoy;
5 y lo que hizo con vosotros en el desierto hasta vuestra llegada a este lugar;
6 [1227] y lo que hizo con Datan y Abirón, hijos de Eliab, hijo de Rubén, a los cuales la tierra, abriendo su boca, tragó con sus familias, sus tiendas y todo lo que pertenecía a ellos, en medio de todo Israel.
7 Así vuestros ojos han visto todas las obras grandiosas que Yahvé ha hecho.
8 Guardad, pues, todos los mandamientos que hoy os intimo, para que seáis fuertes y entréis en posesión del país adonde vais a pasar para poseerlo,
9 a fin de que viváis largo tiempo sobre la tierra que Yahvé juró dar a vuestros padres, a ellos y a su descendencia, tierra que mana leche y miel.
10 [1228] Porque la tierra adónde vas a entrar para poseerla, no es como la tierra de Egipto, de donde salisteis, donde sembrabas tu simiente y la regabas con tu pie, como un huerto de hortalizas.
11 La tierra adónde vas a pasar para tomarla en posesión, es tierra de montaña y de valles, que bebe las aguas de la lluvia del cielo;
12 tierra que cuida Yahvé, tu Dios, pues Yahvé, tu Dios, tiene siempre puestos sus ojos sobre ella, desde el principio hasta el fin del año.
13 Si obedecéis mis mandamientos que hoy os prescribo, y amáis a Yahvé, vuestro Dios, sirviéndole con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma,
14 yo daré a vuestra tierra la lluvia a su tiempo, la primera y la tardía, de modo que puedas recoger tu trigo, tu vino y tu aceite.
15 Haré también crecer hierba en tus campos para tus ganados, y comerás y te saciarás.
16 Pero tened cuidado, no sea que se deje seducir vuestro corazón, y apartándoos sirváis a otros dioses y os postréis ante ellos.
17 Porque se encendería la ira ele Yahvé contra vosotros y se cerrarían los cielos para que no haya lluvia, y la tierra no daría sus frutos y pereceríais pronto de sobre la buena tierra que Yahvé os quiere dar.
18 [1229] Poned éstas mis palabras sobre vuestro corazón, y sobre vuestra alma, y atadlas para recuerdo a vuestras manos y os servirán como frontales entre vuestros ojos.
19 Las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas, ora estando en casa, ora andando por el camino, al acostarte y al levantarte;
20 y las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas;
21 [1230] para que tus días y los días de tus hijos sobre la tierra que Yahvé juró dar a tus padres sean tan numerosos como los días del cielo sobre la tierra.
22 Porque, si de veras guardáis todo este mandamiento cuyo cumplimiento os prescribo, amando a Yahvé, vuestro Dios, siguiendo todos sus caminos y adhiriéndoos a Él,
23 Yahvé expulsará de delante de vosotros a todos estos pueblos y os enseñorearéis de naciones más grandes y más fuertes que vosotros.
24 Todo lugar que pise la planta de vuestro pie, será vuestro. Se extenderán vuestros confines desde el desierto hasta el Líbano, desde el río, el río Éufrates, hasta el Mar Occidental.
25 Nadie podrá mantenerse ante vosotros; Yahvé, vuestro Dios, esparcirá, como os lo ha dicho, el terror y espanto de vuestro nombre sobre toda la tierra que pisareis.
Bendición y maldición
26 Mirad que hoy os pongo delante bendición y maldición:
27 la bendición, si obedecéis los mandamientos de Yahvé, vuestro Dios, que hoy os intimo;
28 la maldición, si no obedecéis los mandamientos de Yahvé, vuestro Dios, apartándoos del camino que os prescribo hoy y andando tras otros dioses que no habéis conocido.
29 [1231] Y cuando Yahvé, tu Dios, te haya introducido en la tierra adónde vas para poseerla, pondrás la bendición sobre el monte Garizim, y la maldición sobre el monte Ebal.
30 [1232] ¿No están ellos al otro lado del Jordán detrás del camino del occidente, en el país del cananeo que habita en el Arabá, frente a Gálgala, junto al encinar de Moré?
31 Porque estáis a punto de pasar el Jordán a fin de tomar posesión del país que Yahvé, vuestro Dios, os da. Lo poseeréis, y allí habitaréis.
32 Mirad, pues, que cumpláis todas las leyes y preceptos que hoy os pongo delante.
Deuteronomio 12
Centralización del culto
1 Estos son los mandamientos y preceptos que habéis de guardar y practicar en el país que Yahvé, el Dios de vuestros padres, os ha dado para que la poseáis todos los días que viviereis sobre la tierra:
2 [1233] Destruid por completo los lugares en que los pueblos que habéis de desposeer han servido a sus dioses, sobre los altos montes, sobre los collados y bajo todo árbol frondoso.
3 Derrumbad sus altares, quebrad sus piedras de culto, quemad sus ascheras, haced pedazos las estatuas de sus dioses y borrad de aquellos lugares hasta los nombres.
4 No haréis así con Yahvé, vuestro Dios,
5 sino que frecuentaréis el lugar que Yahvé, vuestro Dios, escogiere de entre todas vuestras tribus para poner allí su nombre y su morada. Allí irás;
6 [1234] y allí presentaréis vuestros holocaustos y vuestros sacrificios, vuestros diezmos y las ofrendas alzadas de vuestras manos, vuestros votos y vuestras ofrendas voluntarias, y los primerizos de vuestro ganado mayor y menor.
7 [1235] Allí comeréis ante Yahvé vuestro Dios, y os regocijaréis, vosotros y vuestras familias, por todas las obras de vuestra mano, en que Yahvé, vuestro Dios, os bendiga.
8 No haréis cada cual lo que bien le parezca, como aquí hacemos ahora;
9 pues hasta ahora no habéis llegado al descanso y a la heredad que Yahvé, tu Dios, te da.
10 Mas pasaréis el Jordán y habitaréis en el país que Yahvé, vuestro Dios, os dará en suerte; y cuando Él os dé descanso de todos vuestros enemigos que os rodean y habitéis en seguridad,
11 entonces en el lugar que Yahvé, vuestro Dios, elija para morada de su Nombre, allí presentaréis todo lo que yo os mando, vuestros holocaustos y vuestros sacrificios, vuestros diezmos y las ofrendas alzadas de vuestras manos y todo lo más selecto que con voto hubiereis prometido a Yahvé.
12 [1236] Y os regocijaréis ante Yahvé, vuestro Dios, vosotros, vuestros hijos y vuestras hijas, y vuestros siervos y vuestras siervas, y el levita que mora dentro de vuestras puertas, puesto que no tiene parte ni posesión entre vosotros.
13 Guárdate de ofrecer tus holocaustos en cualquier lugar se te antoje,
14 sino que ofrecerás tus holocaustos en el lugar que eligiere Yahvé en una de tus tribus, y allí harás todo lo que yo te ordeno.
15 [1237] Sin embargo, cuando quieras, podrás matar y comer carne en todas tus ciudades, según la bendición que Yahvé, tu Dios, te haya concedido. El impuro y el puro podrá comerla, del mismo modo que se come de la gacela y del ciervo.
16 [1238] Pero no comáis sangre, la cual derramarás como agua sobre la tierra.
17 No podrás comer dentro de tus puertas el diezmo de tu trigo, de tu vino y de tu aceite, ni los primerizos de tu ganado mayor y menor, ni ninguna, de las ofrendas que hayas prometido con voto, ni tus oblaciones voluntarias, ni las ofrendas alzadas por tu mano;
18 sino que ante Yahvé, tu Dios, en el lugar escogido por Yahvé, tu Dios, los comerás, tú, tu hijo y tu hija, tu siervo y tu sierva, y el levita que mora dentro de tus puertas; y te regocijarás ante Yahvé, tu Dios, por todas las obras de tu mano.
19 Guárdate de desamparar al levita en todo el tiempo que vivas sobre tu tierra.
20 Cuando Yahvé, tu Dios, haya ensanchado tu territorio, según te tiene prometido, y tú digas: Quiero comer carne, porque tu alma tiene gana de comer carne, podrás comer carne según los deseos de tu alma.
21 Si el lugar que escogiere Yahvé, tu Dios, para poner allí su nombre, está lejos de ti, podrás matar reses de tu ganado mayor y menor que te dé Yahvé, tu Dios, según lo que te tengo mandado, y podrás comerlas dentro de tus puertas siempre que lo desee tu alma.
22 Comerás de ellas del mismo modo que se come la gacela y el ciervo. El impuro y el puro igualmente podrán comerlas.
23 [1239] Pero guárdate de comer la sangre, porque la sangre es la vida; no comerás la vida con la carne.
24 No la comerás, sino que la verterás como agua sobre la tierra.
25 No la comerás, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, haciendo lo que es recto a los ojos de Yahvé.
26 Pero las ofrendas sagradas que tienes que ofrecer, y las que hayas prometido con voto, las tomarás e irás al lugar escogido por Yahvé,
27 y ofrecerás tus holocaustos, la sangre y la carne, sobre el altar de Yahvé, tu Dios. La sangre de tus sacrificios será derramada sobre el altar de Yahvé, tu Dios; pero la carne es para tu comida.
28 Guarda y obedece todo esto que te ordeno, a fin de que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti para siempre, haciendo lo que es bueno y recto a los ojos de Yahvé, tu Dios.
Pre excelencia del culto de Dios
29 Cuando Yahvé, tu Dios, haya exterminado a los pueblos contra los cuales marchas para arrojarlos de delante de ti, y cuando los hayas arrojado y habites en su tierra,
30 [1240] guárdate de sus seducciones; no los imites después de haberlos destruido delante de ti. Ni hagas indagaciones respecto de sus dioses, diciendo: ‘¿Cómo servían estos pueblos a sus dioses? Así lo haré también yo.’
31 No hagas tal con Yahvé, tu Dios; porque ellos hacen en honor de sus dioses toda suerte de abominaciones que Yahvé aborrece, pues hasta queman en el fuego a sus hijos y sus hijas para honrar a sus dioses.
32 [1241] Cuida de practicar cuanto te mando, sin añadir ni quitar nada.
Deuteronomio 13
Contra los falsos profetas
1 Si se levantare en medio de ti un profeta, o un soñador de sueños, que te anuncia una señal o un prodigio,
2 aunque se cumpliere la señal o prodigio de que te habló, diciendo: ‘Vamos tras otros dioses, que tú no conoces, y sirvámoslos’,
3 [1242] no escucharás las palabras de ese profeta, o de ese soñador de sueños porque os prueba Yahvé, vuestro Dios, para saber si amáis a Yahvé, vuestro Dios, con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma.
4 Id en pos de Yahvé, vuestro Dios; a Él habéis de temer; guardad sus mandamientos; escuchad su voz, servidle y allegaos a Él.
5 Ese profeta, o ese soñador de sueños, será muerto, por haber predicado rebelión contra Yahvé, vuestro Dios, que os sacó de Egipto y te rescató de la casa de la servidumbre, para apartarte del camino por donde Yahvé, tu Dios, te ha mandado que andes. Así extirparás el mal de en medio de ti.
6 Si tu hermano, hijo de tu madre, o tu hijo, o tu hija, o la mujer de tu corazón, o tu amigo que es como tu propia alma, te incitare en secreto, diciendo: ‘Vamos y sirvamos a otros dioses’, desconocidos de ti y de tus padres,
7 dioses de los pueblos que te rodean, vecinos o lejanos, de un cabo de la tierra al otro,
8 no condesciendas con él ni le escuches, no le perdone tu ojo, ni le tengas compasión, ni le encubras;
9 [1243] al contrario, debes matarle irremisiblemente; tu mano sea la primera que se alce contra él para matarle, y después haga lo mismo la mano de todo el pueblo.
10 Le apedrearás hasta que muera, porque procuraba apartarte de Yahvé, tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la servidumbre.
11 Y todo Israel lo oirá; y temerán y no volverán a hacer semejante maldad en medio de ti.
Amenazas contra las ciudades idólatras
12 Si de una de las ciudades que Yahvé, tu Dios, te da para habitar allí, te llega esta noticia:
13 [1244] Hijos de Belial han salido de en medio de ti y han seducido a los vecinos de su ciudad, diciendo: ‘Vamos y sirvamos a otros dioses’ —que no conocéis vosotros—
14 indagarás, examinarás y preguntarás diligentemente, y si resulta ser cierto y seguro que esta abominación ha sido cometida en medio de ti,
15 no tardarás en pasar a los habitantes de aquella ciudad a filo de espada, detrayéndola completamente con todo lo que hay en ella. También las bestias pasarás a cuchillo.
16 Luego juntarás todo su botín en medio de su plaza, y quemarás totalmente la ciudad juntamente con todo su botín, para Yahvé, tu Dios, y quedará hecho un montón de ruinas para siempre; jamás será reedificada.
17 [1245] Que no se pegue a tu mano nada del anatema, para que Yahvé deponga el ardor de su ira y te favorezca con mercedes, y se compadezca de ti, y te multiplique, como se lo juró a tus padres,
18 con tal que escuches la voz de Yahvé, tu Dios, guardando todos sus mandamientos que hoy te ordeno, y haciendo lo que es recto a los ojos de Yahvé, tu Dios.
Deuteronomio 14
Prohibición de costumbres paganas
1 [1246] Vosotros sois hijos de Yahvé, vuestro Dios; no os hagáis sajaduras ni os cortéis el cabello entre los ojos por un muerto;
2 pues eres un pueblo santo para Yahvé, tu Dios; y te ha escogido Yahvé para que seas un pueblo peculiar suyo entre todos los pueblos que hay sobre la tierra.
Animales puros e impuros
3 No comerás cosa abominable alguna.
4 [1247] Estos son los animales que podréis comer: el buey, la oveja, la cabra,
5 el ciervo, la gacela, el corzo, la cabra montés, el antílope, el búfalo, la gamuza.
6 Todo animal biungulado de pezuña hendida y que rumia, ése podréis comer.
7 Pero no comeréis a pesar de que rumian y tienen la pezuña hendida: el camello, la liebre y el tejón; pues aunque son rumiantes, no tienen la pezuña hendida; serán inmundos para vosotros;
8 tampoco el cerdo, pues aunque tiene la pezuña hendida, no rumia; sea inmundo para vosotros; no comeréis su carne ni tocaréis su cadáver.
9 De todos los animales que viven en el agua, podréis comer aquellos que tienen aletas y escamas;
10 mas cuantos no tienen aletas y escamas, no los comeréis; sean inmundos para vosotros.
11 Podréis comer toda clase de aves puras,
12 mas he aquí las que no comeréis: el águila, el quebrantahuesos, el águila marina,
13 el azor, el halcón, el milano en sus distintas especies;
14 toda especie de cuervo;
15 sel avestruz, la lechuza, la gaviota, el gavilán con sus especies,
16 el búho, el ibis, el cisne,
17 el pelícano, el buitre, el somorgujo,
18 la cigüeña, la garza con sus especies, la abubilla, el murciélago.
19 Todo insecto alado sea inmundo para vosotros; no lo comeréis;
20 pero podréis comer todo volátil puro.
21 [1248] No comeréis carne mortecina; podrás darla al extranjero que habita dentro de tus puertas y él podrá comerla, o venderla a un extraño; porque tú eres un pueblo consagrado a Yahvé, tu Dios. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.
Los diezmos
22 [1249] Darás puntualmente el diezmo de todo el producto de tu semilla, de lo que rinde tu campo año por año;
23 y comerás en presencia de Yahvé, tu Dios, en el lugar que Él escogiere para morada de su nombre, el diezmo de tu trigo, de tu vino y de tu aceite, y los primerizos de tu ganado mayor y menor, a fin de que aprendas a temer a Yahvé, tu Dios, en todo tiempo.
24 Mas si el camino fuere demasiado largo para ti, y tú no pudieres llevarlo por estar demasiado lejos de ti el lugar escogido por Yahvé, tu Dios, para morada de su nombre, entonces cuando Yahvé, tu Dios, te haya bendecido,
25 lo venderás por dinero, y encerrando el dinero en tu mano, irás al lugar que Yahvé, tu Dios, haya escogido,
26 [1250] y comprarás por ese dinero cuanto apetezca tu alma: bueyes, u ovejas, o vino, o licor fermentado, o cualquier cosa que desee tu alma; y comerás allí delante de Yahvé, tu Dios, y te regocijarás, tú y tu casa.
27 Y no te olvides del levita que habita dentro de tus puertas, porque no tiene parte ni heredad contigo.
28 [1251] Al cabo de cada tercer año, tomarás todo el diezmo de tus productos de aquel año, y lo depositarás dentro de tus puertas;
29 [1252] y si viene el levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda, que habitan dentro de tus muros, podrán comer y saciarse, para que Yahvé, tu Dios, te bendiga en toda obra de tus manos.
Deuteronomio 15
El año de remisión
1 [1253] Al cabo de siete años harás remisión.
2 He aquí en qué consiste la remisión: Todo acreedor remitirá lo que haya prestado a su prójimo; no lo exigirá a su prójimo, esto es, su hermano, una vez publicada la remisión de Yahvé.
3 Podrás exigirlo a un extranjero, pero lo que tu hermano tiene de lo tuyo, se lo remitirás;
4 [1254] para que no haya en medio de ti menesteroso alguno, pues Yahvé te bendecirá abundantemente en la tierra que Yahvé, tu Dios, te dará en propiedad hereditaria,
5 con tal que oigas cuidadosamente la voz de Yahvé, tu Dios, empeñándote en cumplir todos estos mandamientos que hoy te prescribo.
6 [1255] Porque Yahvé, tu Dios, te bendecirá como te ha dicho, tú prestarás a muchas naciones, mas no pedirás prestado; dominarás a muchos pueblos, y ellos no te dominarán a ti.
Obligación de socorrer a los pobres
7 Cuando hubiere en medio de ti un pobre de entre tus hermanos, en una de tus ciudades, en la tierra que Yahvé, tu Dios, te dará, no endurezcas tu corazón, ni cierres tu mano contra tu hermano pobre;
8 [1256] sino ábrele tu mano y préstale lo suficiente para satisfacer la necesidad que le oprime.
9 Ten cuidado, no sea que se levante en tu corazón el perverso pensamiento: ‘Se va acercando el año séptimo, el año de la remisión’; y tu ojo sea malo para con tu hermano indigente, de modo que no le des nada; pues si él clama contra ti a Yahvé, tú te acarreas pecado.
10 Dale sin falta, y al darle no debe dolerte el corazón; porque a raíz de esto te bendecirá Yahvé, tu Dios, en todas tus obras y en todo aquello que emprendas.
11 [1257] Porque nunca dejará de haber pobres en el país, por lo cual yo te mando diciendo: Abre tu mano a tu hermano, es decir, a tu pobre y a tu necesitado en tu tierra.
Los esclavos
12 [1258] Cuando uno de tus hermanos, hebreo o hebrea, te fuere vendido, te sirva seis años, y al séptimo le despedirás libre de tu lado.
13 Y al despedirle libre de tu lado no le dejarás ir con las manos vacías;
14 antes al contrario le darás liberalmente de tu rebaño, de tu era y de tu lagar; le darás de aquello con que Yahvé, tu Dios, te ha bendecido.
15 Acuérdate de que tú fuiste siervo en la tierra de Egipto y que Yahvé, tu Dios, te puso en libertad; por eso te doy ahora este mandato.
16 Mas si te dijere: “No quiero salir de tu casa”, por cuanto te ama a ti y a tu casa, porque le va bien contigo,
17 tomarás una lezna y horadarás su oreja contra la puerta, y será esclavo tuyo para siempre. Lo mismo harás con tu esclava.
18 No te parezca duro a tus ojos darle por libre; pues sirviéndote seis años te ha ahorrado el salario de dos jornaleros, y Yahvé, tu Dios, te bendecirá en cuanto hagas.
Los primerizos
19 [1259] Consagrarás a Yahvé, tu Dios, todo primerizo que naciere de tus vacas y de tus ovejas; no trabajarás con el primerizo de tu vaca, ni esquilarás el primer nacido de tus ovejas:
20 Los comerás, cada año, tú y tu casa, delante de Yahvé, tu Dios, en el lugar escogido por .Yahvé.
21 Pero si hay en él alguna tacha, si es cojo o ciego, o tiene otro defecto grave, no se lo ofrecerás en sacrificio a Yahvé, tu Dios;
22 sino que lo comerás dentro de tus puertas, sin hacer distinción entre el impuro y el limpio, así como se come la gacela y el ciervo.
23 [1260] Pero no comerás su sangre, la cual derramarás sobre la tierra como agua.
Deuteronomio 16
La Pascua
1 [1261] Guarda el mes de Abib, y celebra la Pascua en honor de Yahvé, tu Dios, pues en el mes de Abib Yahvé, tu Dios, te sacó de Egipto, durante la noche.
2 [1262] Inmolarás como pascua a Yahvé, tu Dios, ganado menor y mayor en el lugar que Yahvé haya elegido para morada de su nombre.
3 No comerás con ella pan fermentado: por siete días comerás con ella panes ácimos, el pan de la aflicción —porque de prisa saliste de la tierra de Egipto— para que te acuerdes del día de tu salida del país de Egipto, todos los días de tu vida.
4 Durante siete días no se verá levadura contigo en todos tus términos, y de la víctima inmolada a la tarde del día primero, no quedará nada hasta el día siguiente.
5 No podrás sacrificar la pascua en cualquiera de las ciudades que Yahvé, tu Dios, te dará;
6 sólo en el lugar que Yahvé, tu Dios, escogiere para morada de su nombre, allí has de sacrificar la pascua por la tarde, al ponerse el sol, a la hora en que saliste de Egipto.
7 La cocerás y la comerás en el lugar escogido por Yahvé, tu Dios, y a la mañana siguiente te volverás para irte a tus tiendas.
8 Seis días comerás panes ácimos, y el día séptimo habrá asamblea solemne en honor de Yahvé, tu Dios; no harás en él ningún trabajo.
Pentecostés
9 Contarás siete semanas. Desde el día en que empieces a meter la hoz en la mies, comenzarás a contar siete semanas;
10 [1263] y después celebrarás la fiesta de las Semanas en honor de Yahvé, tu Dios, con generosas ofrendas voluntarias de tu mano, que ofrecerás conforme Yahvé, tu Dios, te haya bendecido.
11 [1264] Y te regocijarás en presencia de Yahvé, tu Dios, tú, tu hijo y tu hija, tu siervo y tu sierva, y el levita que mora dentro de tus puertas, juntamente con el extranjero, el huérfano y la viuda que habitan en medio de ti, en el lugar elegido por Yahvé, tu Dios para morada de su nombre.
12 Acuérdate de que fuiste siervo en Egipto; por lo cual observa y pon en práctica estas leyes.
La fiesta de los Tabernáculos
13 [1265] Celebrarás la fiesta de los Tabernáculos por siete días, una vez acabada la cosecha de tu era y de tu lagar.
14 Y te regocijarás en tu fiesta, tú, tu hijo y tu hija, tu siervo y tu sierva, y también el levita, el extranjero, el huérfano y la viuda, que habitan en tus ciudades.
15 [1266] Siete días celebrarás fiesta en honor de Yahvé, tu Dios, en el lugar escogido por Yahvé; porque Yahvé, tu Dios, te bendecirá en todos tus productos y en todas las obras de tus manos. Entrégate, por tanto, a la alegría.
16 [1267] Tres veces al año se presentarán todos tus varones ante Yahvé, tu Dios, en el lugar por Él elegido: en la fiesta de los Ácimos, en la fiesta de las Semanas y en la fiesta de los Tabernáculos; y no se presentarán ante Yahvé con las manos vacías.
17 Cada uno ofrezca a proporción de lo que pueda dar, según la bendición que Yahvé, tu Dios, te haya otorgado.
Jueces y magistrados
18 Constituirás jueces y magistrados en todas tus ciudades que Yahvé, tu Dios, te dará según tus tribus, y juzgarán al pueblo con juicio recto.
19 [1268] No tuerzas el derecho, no hagas acepción de personas, no aceptes regalos; pues los regalos ciegan los ojos de los sabios y pervierten las palabras de los justos.
20 Sigue la justicia con rectitud para que vivas y poseas la tierra que Yahvé, tu Dios, va a darte.
Contra la idolatría
21 [1269] No plantarás ascheras, ningún árbol (sagrado) junto al altar que erigieres para Yahvé, tu Dios,
22 ni te levantarás piedras de culto porque Yahvé, tu Dios, aborrece estas cosas.
Deuteronomio 17
Leyes de culto
1 No inmolarás a Yahvé, tu Dios, animal vacuno o lanar que tenga tacha o defecto de cualquier clase; porque es abominación ante Yahvé, tu Dios.
2 Cuando en medio de ti, en alguna de las ciudades que Yahvé, tu Dios, te diere, se hallare hombre o mujer que obre mal a los ojos de Yahvé, tu Dios, quebrantando su alianza,
3 y que pase a servir a otros dioses, postrándose delante de ellos, delante del sol, o de la luna, o del ejército de los cielos —cosa que yo no he mandado—,
4 y eso te fuere denunciado y lo oyeres, harás diligentes investigaciones; y si resulta verdad comprobada el haberse cometido esta abominación en Israel, llevarás a tus puertas al hombre o a la mujer que hubiere hecho esta maldad,
5 (digo: sacarás) a tal hombre o mujer, y los apedrearás para que mueran,
6 [1270] Por el testimonio de dos testigos, o de tres testigos, será quitada la vida al que es digno de muerte; nadie morirá por el testimonio de un solo testigo.
7 [1271] La mano de los testigos será la primera que se alce contra él para hacerle morir, y después se alce la mano de todo el pueblo; así extirparás el mal de en medio de ti.
Los tribunales
8 [1272] Cuando te resultare demasiado difícil resolver una causa entre sangre y sangre, entre derecho y derecho, entre herida y herida y (otras) cuestiones litigiosas en tus puertas, te levantarás y subirás al lugar escogido por Yahvé, tu Dios,
9 [1273] e irás a los sacerdotes, hijos de Leví, y al juez que hubiere entonces, y los consultarás; y ellos te resolverán el caso conforme al derecho.
10 Haz según la sentencia que te anuncien desde aquel lugar que Yahvé haya escogido, y pon cuidado en hacer conforme a todo lo que te enseñaren.
11 [1274] Según la ley que ellos te enseñaren, y según la sentencia dada por ellos, así has de hacer. No te apartes de la sentencia que te hayan manifestado, ni a la diestra ni a la izquierda.
12 [1275] Quien dejándose llevar por la soberbia, no escuchare al sacerdote establecido allí para servir a Yahvé, tu Dios, ni al juez, a ese tal será quitado la vida. Así extirparás el mal de en medio de Israel.
13 Y todo el pueblo al oírlo temerá, y no se dejarán más llevar por la soberbia.
El rey
14 [1276] Entrado que hubieres en el país que Yahvé, tu Dios, te va a dar, y si después de haberlo tomado en posesión para habitarlo, dijeres: ‘Yo quiero poner sobre mí un rey, como lo tienen todas las naciones que me rodean’,
15 pondrás sobre ti por rey solamente a aquel que Yahvé, tu Dios, elija; establecerás por rey sobre ti a uno de en medio de tus hermanos; no podrás poner sobre ti un extranjero que no sea hermano tuyo.
16 Pero no tenga para sí muchos caballos, ni haga volver al pueblo a Egipto para tener más caballos, pues Yahvé os ha dicho: ‘No volváis nunca jamás por este camino’.
17 No pretenda tener gran número de mujeres, no sea que se aparte su corazón; ni ha de tener para sí excesiva cantidad de plata y oro.
18 [1277] Y cuando haya subido al trono de su reino, escribirá para sí una copia de esta Ley según el ejemplar que poseen los sacerdotes levitas.
19 La tendrá consigo y leerá en ella todos los días de su vida, a fin de que aprenda a temer a Yahvé, su Dios, guardando todas las palabras de esta ley y todos estos mandamientos para ponerlos por obra;
20 a fin de que no se eleve en su corazón sobre sus hermanos, ni se aparte de lo mandado ni a la derecha ni a la izquierda. Así prolongará los días de su reinado, tanto él como sus hijos en medio de Israel.
Deuteronomio 18
Derechos de los sacerdotes y levitas
1 [1278] Los sacerdotes levitas, toda la tribu de Leví, no tendrán parte ni herencia con (el resto de) Israel; se han de sustentar de los sacrificios de combustión ofrecidos a Yahvé y de la herencia de Él.
2 No tendrán herencia entre sus hermanos. Su herencia es Yahvé, como Él se lo tiene dicho.
3 He aquí lo que los sacerdotes tienen derecho de tomar del pueblo, de parte de los que ofrecen un sacrificio, sea un buey o una oveja: se dará al sacerdote la espaldilla, las dos quijadas y el cuajar.
4 Le darás también las primicias de tu trigo, de tu vino y de tu aceite, con las primicias del esquileo de tus ovejas.
5 Porque Yahvé, tu Dios, le ha elegido de entre todas tus tribus, para estar delante de Él y prestar servicio en nombre de Yahvé, él y sus hijos para siempre.
6 Si un levita llevado por el deseo de su alma sale de alguna de tus ciudades de todo Israel, donde mora, y va al lugar escogido por Yahvé,
7 [1279] prestará servicio en nombre de Yahvé, su Dios, como todos sus hermanos levitas que allí están delante de Yahvé.
8 Comerá igual porción que los otros, aparte del producto de la venta de sus bienes patrimoniales.
Contra los adivinos y hechiceros
9 Cuando hubieres entrado en la tierra que Yahvé tu Dios va a darte, no aprenderás a imitar las abominaciones de esos pueblos.
10 [1280] No se halle en medio de ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego; ni quien practique la adivinación o el sortilegio, ni quien sea agorero, o mago,
11 [1281] o encantador; ni quien consulte a espíritus y adivinos, o pregunte a los muertos.
12 Porque todo aquel que hace estas cosas es abominable ante Yahvé, tu Dios; y a causa de estas abominaciones Yahvé, tu Dios, los va a arrojar delante de ti.
13 [1282] Sé escrupuloso en el cumplimiento de la Ley de Yahvé, tu Dios.
14 Porque estos pueblos que tú vas a desposeer escuchan a agoreros y adivinos, pero a ti te lo ha prohibido Yahvé, tu Dios.
Vaticinio mesiánico
15 [1283] Yahvé, tu Dios, te suscitará un Profeta de en medio de ti, de entre tus hermanos como yo; a él escucharéis.
16 Precisamente como tú pediste a Yahvé, tu Dios, en el Horeb, en el día de la asamblea, diciendo: ‘No oiga yo otra vez la voz de Yahvé, mi Dios, ni vea más este gran fuego, para que no muera.’
17 Entonces me contestó Yahvé: ‘Tienen razón en lo que han dicho.
18 Les suscitaré un profeta de en medio de sus hermanos, semejante a ti; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo cuanto Yo le mandare.
19 Y si alguno no escuchare mis palabras que él dirá en mi nombre, Yo le pediré cuenta de ello.
20 [1284] Pero el profeta que en su presunción dijere en mi nombre lo que Yo no le he mandado decir, o en mi nombre hablare de otros dioses, ese profeta morirá.’
21 Y si preguntas en tu corazón: ‘¿Cómo podemos conocer la palabra que no ha hablado Yahvé?’ (Sábete que)
22 [1285] si un profeta habla en nombre de Yahvé, y no se cumple la palabra, ni se realiza, es palabra que no ha hablado Yahvé; en su presunción habló el tal profeta; no le temas.
Deuteronomio 19
Ciudades de refugio
1 Cuando Yahvé, tu Dios, haya exterminado los pueblos cuya tierra Yahvé, tu Dios, te dará, y los hayas desposeído y habitares en sus ciudades y en sus casas,
2 [1286] te separarás tres ciudades en medio de la tierra que Yahvé, tu Dios, te dé en posesión.
3 [1287] Prepararás el camino y dividirás en tres partes el territorio de tu país que Yahvé, tu Dios, va a darte como herencia, para que en estas (ciudades) pueda refugiarse todo el que haya cometido homicidio.
4 He aquí el caso en que el homicida podrá huirse allí para salvar su vida: si el que mató a su prójimo lo hizo sin querer y sin tenerle odio anteriormente.
5 Uno sale, por ejemplo, con su compañero al bosque a cortar leña, y al blandir con su mano el hacha para cortar el árbol se le salta el hierro del mango e hiere a su compañero, y éste muere: tal hombre se refugiará en una de aquellas ciudades y vivirá;
6 [1288] no sea que el vengador de la sangre persiga en su excesivo furor al homicida y le alcance, por ser largo el camino, y le quite la vida, sin que haya merecido la muerte, pues no le odiaba anteriormente.
7 Por eso te mando, diciendo: Te separarás tres ciudades.
8 Y cuando Yahvé tu Dios, ensanchare tus términos, como lo ha jurado a tus padres, y te diere toda la tierra que prometió dar a tus padres
9 —con tal que guardes todos estos mandamientos que yo te ordeno hoy, para ponerlos en práctica, amando a Yahvé, tu Dios, y andando en sus caminos todos los días agregarás otras tres ciudades a las tres anteriores,
10 para que no se derrame sangre inocente en medio de la tierra que Yahvé, tu Dios, te dará por herencia tuya, y no caiga sangre sobre ti.
11 Pero si uno por el odio que tiene a su prójimo, le pone asechanzas, y levantándose contra él le hiere mortalmente, y huye después a una de aquellas ciudades;
12 entonces, los ancianos de su ciudad enviarán a sacarle de allí, y le entregarán en manos del vengador de la sangre para que muera.
13 Tu ojo no tenga compasión de él; pues con eso quitarás de Israel el crimen cometido contra sangre inocente, y te irá bien.
No moverás los lindes
14 No moverás los lindes de tu prójimo, que pusieron los antepasados, en la heredad que has de poseer, en la tierra que Yahvé, tu Dios va a darte en posesión.
Los testigos
15 [1289] Un solo testigo no vale contra un hombre acusado de cualquier delito o pecado, cualquiera que sea el pecado que haya cometido. Por el testimonio de dos testigos, o por el testimonio de tres testigos, se decide la causa.
16 Cuando se levantare un testigo falso contra un hombre para acusarle de un delito,
17 entonces los dos hombres que tienen el pleito comparecerán ante Yahvé, ante los sacerdotes y los jueces que hubiere en ese tiempo;
18 y si los jueces, después de una diligente investigación, hallaren que el testigo es un testigo falso y ha dicho mentira contra su hermano,
19 harás con él lo mismo que él pensaba hacer con su hermano. Así extirparás el mal de en medio de ti;
20 [1290] y los demás al oírlo temerán y no cometerán más semejante maldad en medio de ti.
21 [1291] Tu ojo no tenga compasión de él: vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.
Deuteronomio 20
El derecho de guerra
1 [1292] Cuando saliendo a la guerra contra tus enemigos vieres caballos y carros y gente más numerosa que tú, no los temas; porque Yahvé, tu Dios, el que te sacó del país de Egipto, está contigo.
2 Cuando os dispongáis al combate, se acercará el sacerdote y hablará al pueblo,
3 y le dirá: ‘Escucha Israel: os dispondréis hoy para pelear contra vuestros enemigos; no desmaye vuestro corazón; no temáis, no os asustéis, ni os amedrentéis ante ellos;
4 [1293] pues Yahvé, vuestro Dios, marcha con vosotros para pelear por vosotros contra vuestros enemigos para salvaros.’
5 Los capitanes hablarán al pueblo, diciendo: ‘¿Quién ha edificado una casa nueva y no la ha estrenado? Váyase y vuelva a su casa, no sea que muera en la batalla y otro hombre la estrene.
6 [1294] ¿Quién ha plantado una viña y no ha comenzado aún a disfrutarla? Váyase y vuelva a su casa, no sea que muera en la batalla y otro hombre goce de ella.
7 [1295] ¿Quién se ha desposado con una mujer, y aun no la ha tomado? Váyase y vuelva a su casa, no sea que muera en la batalla y otro hombre se case con ella.’
8 Los capitanes se dirigirán de nuevo al pueblo y dirán: ‘¿Quién tiene miedo y es tímido de corazón? Váyase y vuelva a su casa, no sea que el corazón de sus hermanos desfallezca así como el corazón suyo.’
9 Y cuando los capitanes hayan acabado de hablar al pueblo, los jefes de las tropas se pondrán al frente del pueblo.
10 En el caso de acercarte a una ciudad para atacarla le ofrecerás la paz.
11 Si la acepta, y te abre, toda la gente que se hallare dentro será tributaria tuya y te servirá.
12 [1296] Mas si no hace paz contigo, y empieza a hacerte guerra, la sitiarás;
13 y cuando Yahvé tu Dios, la entregare en tu mano pasarás a cuchillo a todos sus varones;
14 pero las mujeres, los niños y los ganados, con todo lo que se halle dentro de la ciudad, todo su botín lo tomarás para ti, y comerás de los despojos de tus enemigos, que Yahvé, tu Dios, ha entregado en tus manos.
15 Así harás con todas las ciudades muy distantes de ti y que no sean de las ciudades de estos pueblos.
16 Pero en cuanto a las ciudades de estos pueblos que Yahvé, tu Dios, te da por herencia, no dejarás con vida alma alguna,
17 sino que entregarás al anatema a los heteos, amorreos, cananeos, fereceos, heveos y jebuseos, como Yahvé, tu Dios, te lo ha mandado,
18 a fin de que no os enseñen a imitar todas las abominaciones que ellos practican con sus dioses, y para que no pequéis contra Yahvé, Dios vuestro.
19 Cuando sitiares una ciudad por mucho tiempo, peleando contra ella para conquistarla, no destruirás sus árboles, alzando contra ellos el hacha; porque de ellos podrás comer; no los cortarás. ¿Acaso son hombres los árboles del campo y necesitan ser sitiados?
20 Solamente los árboles que tú sabes que no son frutales, podrás destruir cortándolos para construir fortificaciones contra la ciudad que te hace guerra hasta que se rinda.
Deuteronomio 21
Expiación del homicidio
1 [1297] Cuando en la tierra que Yahvé tu Dios, te va a dar en posesión, fuere encontrado un hombre asesinado, echado en el campo, sin que se sepa quién lo mató,
2 saldrán tus ancianos y tus jueces, y medirán las distancias hasta las ciudades situadas alrededor del muerto;
3 y los ancianos de aquella ciudad que esté más cercana al muerto, tomarán una ternera que todavía no haya sido empleada para el trabajo ni haya llevado yugo.
4 Los ancianos de aquella ciudad llevarán la ternera al valle de un torrente, que no se cultiva y donde no se siembra, y allí en el valle le quebrarán la cerviz.
5 Luego se acercarán los sacerdotes, los hijos de Leví, porque a ellos ha escogido Yahvé, tu Dios, para servirle y para bendecir en el nombre de Yahvé, y por su boca se decide toda controversia y todo caso de lesión corporal.
6 Y todos los ancianos de aquella ciudad, es decir, los más cercanos al muerto, se lavarán las manos sobre la ternera a la cual le ha sido quebrada la cerviz en el valle;
7 y responderán, diciendo: ‘Nuestras manos no derramaron esta sangre, ni nuestros ojos lo han visto.
8 Expía, oh Yahvé, a tu pueblo Israel que Tú rescataste, y no imputes la sangre inocente a Israel tu pueblo.’ Y les será perdonada la sangre.
9 Así quitarás la sangre inocente de en medio de ti, haciendo lo que es recto a los ojos de Yahvé.
Las mujeres cautivas
10 Cuando saliendo a la guerra contra tus enemigos, Yahvé, tu Dios, los entregare en tu mano y tomares de ellos cautivos,
11 [1298] si ves entre los cautivos una mujer hermosa, y enamorado de ella quieres tomarla por esposa,
12 [1299] la introducirás en tu casa, y ella se raerá la cabeza y se cortará las uñas.
13 Luego se quitará el vestido de su cautividad, y quedándose en tu casa llorará a su padre y a su madre durante un mes; y después de esto podrás llegarte a ella, y serás su marido, y ella será tu mujer.
14 Mas si después ella no te agrada más, la dejarás ir según su propia voluntad. No la venderás por dinero, ni la tratarás mal, pues la tuviste por mujer.
Ley acerca de la primogenitura
15 Si un hombre tiene dos mujeres, la una amada y la otra desamada, y ambas le dan hijos, así la amada como la odiada, siendo primogénito el hijo de la desamada,
16 cuando reparta su herencia entre sus hijos no puede constituir primogénito al hijo de la amada, prefiriéndolo al hijo de la desamada, que en realidad es el primogénito;
17 sino que reconocerá por primogénito al hijo de la malquerida, dándole porción doble de todos sus bienes, porque él es el primogénito de su vigor; a él pertenece el derecho de la primogenitura.
Los hijos rebeldes
18 Si un hombre tiene un hijo contumaz y rebelde, que no quiere escuchar la voz de su padre ni la voz de su madre, y que aun castigado no les obedece,
19 lo tomarán su padre y su madre, y lo llevarán ante los ancianos de su ciudad y a la puerta de su lugar,
20 y dirán a los ancianos de su ciudad: ‘Este hijo nuestro es contumaz y rebelde, no quiere obedecer nuestra voz; es un disoluto y bebedor.’
21 [1300] Y todos los hombres de su ciudad le apedrearán para que muera. Así extirparás el mal de en medio de ti; y todo Israel al oírlo temerá.
Los cadáveres de los ahorcados
22 Si uno, habiendo cometido un crimen capital, fuere muerto y colgado de un madero,
23 [1301] su cadáver no quedará durante la noche en el madero; antes lo enterrarás en ese mismo día; porque un colgado es objeto de la maldición de Dios; no has de contaminar la tierra que Yahvé, tu Dios, te da en heredad.
Deuteronomio 22
Preceptos de diversa índole
1 [1302] Cuando veas extraviado el buey de tu hermano, o su oveja, no pasarás de largo, sino que los conducirás a tu hermano.
2 Si tu hermano no es vecino tuyo, y tú no lo conoces, recogerás el animal en tu casa y estará contigo hasta que tu hermano lo busque; entonces se lo devolverás.
3 Así harás también con su asno, y así harás con su manto, y así harás con toda cosa que tu hermano hubiere perdido y tú encuentres; no podrás sentirte desinteresado.
4 Si ves el asno de tu hermano o su buey caído en el camino, no te pases de largo, sino que le ayudarás a levantarlos.
5 [1303] La mujer no se vista de hombre, ni lleve el hombre vestido de mujer; porque quien tal hace es objeto de abominación para Yahvé, tu Dios.
6 [1304] Si encuentras delante de ti en el camino, en un árbol, o en el suelo, un nido de pájaros con polluelos o huevos, estando la madre echada sobre los polluelos o los huevos, no tomarás la madre juntamente con los polluelos.
7 Soltarás a la madre y tomarás para ti solamente los hijos, para que te vaya bien y vivas largo tiempo.
8 Al edificar una casa nueva, pondrás un pretil alrededor de tu terrado, para que no traigas culpa de sangre sobre tu casa si alguien se cayera de él.
9 [1305] No sembrarás en tu viña dos clases de semillas; por cuanto todo sería inmundo, tanto la semilla que siembras como el producto de la viña.
10 No ararás con yunta de buey y asno.
11 No vistas ropa tejida de lana mezclada con lino.
12 [1306] Te harás borlas en las cuatro puntas del manto con que te cubres.
Leyes de honestidad
13 Si un hombre después de tomar mujer y haberse llegado a ella, le tomare aversión,
14 e imputándole acciones vergonzosas la difamare, diciendo: ‘Tomé a esta mujer más al acercarme a ella no la he hallado virgen’;
15 entonces el padre y la madre de la joven tomarán las señales de la virginidad de la joven y las presentarán delante de los ancianos en la puerta de la ciudad.
16 Y dirá el padre de la joven a los ancianos: ‘He dado mi hija a este hombre por mujer, mas él le ha tomado aversión,
17 y le ha imputado acciones vergonzosas, diciendo: ‹No la he hallado virgen›; ved aquí las señales de la virginidad de mi hija’; y desplegarán la ropa de ella ante los ancianos de la ciudad.
18 Y los ancianos de la ciudad tomarán al hombre y lo castigarán.
19 Y lo multarán con cien siclos de plata, que darán al padre de la joven, por haber difamado a una virgen de Israel; y ella quedará mujer suya. Nunca en todos sus días podrá repudiarla.
20 Pero si la acusación es verdad, no hallándose en la joven las señales de la virginidad,
21 sacarán a la joven a la puerta de la casa de su padre, y los hombres de su ciudad la apedrearán para que muera; porque cometió una infamia en Israel, fornicando en casa de su padre. Así extirparás el mal de en medio de ti.
22 [1307] Cuando un hombre fuere hallado acostado con una mujer casada, entrambos morirán; el hombre que se acostó con la mujer, y la mujer. Así extirparás el mal de en medio de Israel.
23 [1308] Si un hombre encuentra dentro de la ciudad a una doncella virgen, desposada con un hombre, y se acuesta con ella;
24 sacaréis a entrambos a la puerta de aquella ciudad, y los apedrearéis para que mueran, a la joven por no haber gritado, estando como estaba en la ciudad, y al hombre por cuanto deshonró a la mujer de su prójimo. Así extirparás el mal de en medio de ti.
25 Pero si el hombre halla a la joven desposada en el campo, y haciéndole fuerza se acuesta con ella, morirá sólo el hombre que se acostó con ella.
26 A la joven, empero, no le harás nada; no hay en ella pecado digno de muerte; pues así como alguno se levanta contra su prójimo y le mata, así es este caso;
27 porque la halló en el campo; la joven desposada dio voces pero no hubo quien la socorriese.
28 Si encuentra un hombre a una joven virgen, no desposada, y echándole mano, se acostare con ella, y son sorprendidos,
29 aquel que se acostó con ella pagará al padre de la joven cincuenta siclos de plata, y ella será su mujer, por haberla él deshonrado; no podrá despedirla en toda su vida.
30 [1309] Ninguno tomará la mujer de su padre, ni levantará la colcha del lecho de su padre.
Deuteronomio 23
Personas excluidas de la comunidad de Israel
1 [1310] No entrará en la comunidad de Yahvé el hombre que tenga los testículos majados o cuyo miembro genital haya sido cortado,
2 no entrará en la comunidad de Yahvé ningún bastardo; ni siquiera en la décima generación entrará en ella.
3 No entrará en la comunidad de Yahvé amonita ni moabita, ni siquiera en la décima generación entrarán en ella; jamás entrarán;
4 porque no vinieron a vuestro encuentro con pan y agua en el camino cuando salisteis de Egipto, sino que sobornaron contra ti a Balaam, hijo de Beor, de Petor de Mesopotamia, para que te maldijera.
5 Pero Yahvé, tu Dios, no quiso escuchar a Balaam; antes Yahvé tu Dios, te convirtió la maldición en bendición; pues Yahvé, tu Dios, te ama.
6 No buscarás jamás su paz ni su bienestar en todos sus días.
7 [1311] No abominarás al idumeo, porque es tu hermano. No abominarás al egipcio, porque fuiste peregrino en su tierra.
8 Los hijos nacidos de ellos en la tercera generación, podrán entrar en la comunidad de Yahvé.
Limpieza del campamento
9 Cuando salgas a campaña contra tus enemigos, guárdate de toda cosa indecente,
10 Si hubiere en medio de ti alguno que se (haya) hecho inmundo por algo que le sucedió de noche, salga fuera del campamento y no vuelva al campamento,
11 hasta que al caer la tarde se haya lavado con agua, y a la puesta del sol regresará al campamento.
12 Además tendrás fuera del campamento un lugar, adonde podrás salir.
13 Tendrás también en tu equipo una estaca, con la cual harás un hoyo cuando te sentares fuera, y antes de volverte cubrirás tus excrementos.
14 Porque Yahvé, tu Dios, anda en medio de tu campamento para protegerte y entregar tus enemigos delante de ti; por eso tu campamento ha de ser santo, para que Él no vea en ti cosas vergonzosas y no te abandone.
Esclavos y prostitutos
15 No entregarás a su amo, esclavo que se haya refugiado contigo, huyendo de su amo.
16 Habitará contigo, en medio de ti, en cualquier lugar que eligiere, en algunas de tus ciudades que le gustare; no le oprimirás.
17 No haya prostituta entre las hijas de Israel; tampoco haya prostituto entre los hijos de Israel.
18 [1312] No lleves a la Casa de Yahvé, tu Dios, las ganancias de la ramera, ni el salario del perro, para cumplir un voto, pues ambos son objeto de abominación ante Yahvé, tu Dios.
No exijas interés por tu dinero
19 [1313] No exijas de tu hermano interés alguno por el dinero, ni interés por comestibles, ni interés por ninguna otra cosa, por las cuales se suele tomar interés.
20 Del extranjero podrás exigirlo, mas no lo exijas de tu hermano; para que Yahvé, tu Dios, te bendiga en toda empresa de tu mano en la tierra adónde vas para tomarla en posesión.
Acerca de los votos
21 [1314] Cuando hagas algún voto a Yahvé, tu Dios, no tardes en cumplirlo, porque Yahvé, tu Dios, sin falta te lo reclamará y te cargarías con un pecado.
22 Si te abstienes de hacer voto, no cometas pecado.
23 Pero lo que una vez salió de tus labios, lo cumplirás y ejecutarás, conforme al voto libremente hecho a Yahvé, tu Dios, que prometiste con tu boca.
La propiedad ajena
24 Cuando entrares en la viña de tu prójimo, podrás comer uvas según tu apetito, hasta saciarte, mas no las pondrás en tu cesta.
25 [1315] Cuando entrares en la mies de tu prójimo, podrás arrancar espigas con tu mano; mas no meterás la hoz en la mies de tu prójimo.
Deuteronomio 24
El libelo de repudio
1 [1316] Si un hombre toma una mujer, casándose con ella, y resulta que ella luego no le agrada porque ha hallado en ella algo vergonzoso, le escribirá un libelo de repudio, y entregándoselo en la mano la despedirá de su casa.
2 Y salida de su casa, podrá casarse con otro marido.
3 Si también el segundo marido concibe aversión a ella, y le escribe un libelo de repudio, y poniéndoselo en la mano la despide de su casa, o si muere el segundo marido que la tomó por mujer;
4 entonces su primer marido que la había despedido no podrá volver a tomarla por mujer, después de haberse ella manchado; porque esto es abominable ante Yahvé. No cargues de pecado a la tierra que Yahvé, tu Dios, te va a dar por herencia.
Leyes de carácter humanitario
5 Un recién casado no saldrá a campaña, ni se le imponga cargo alguno. Quede libre para su casa por un año, para que alegre a la mujer que ha tomado.
6 [1317] No se tome en prenda el molino, ni la muela superior; pues sería tomar en prenda la vida.
7 [1318] Cuando se descubriere un hombre que secuestrando a uno de sus hermanos de entre los hijos de Israel le haya esclavizado o vendido, el tal ladrón morirá. Así extirparás el mal de en medio de ti.
8 En cuanto a la plaga de la lepra, pon cuidado en guardar y hacer escrupulosamente todo lo que te enseñaren los sacerdotes levitas; según yo les he mandado, así cuidarás de hacer.
9 [1319] Acuérdate de lo que Yahvé, tu Dios, hizo a María en el camino, cuando salisteis de Egipto.
10 [1320] Si prestas a tu prójimo alguna cosa, no entrarás en su casa para tomarte su prenda.
11 Te quedarás afuera, y el hombre a quien has prestado te sacará fuera la prenda.
12 Y si el hombre es pobre, no te acostarás sobre su prenda;
13 [1321] sino que le devolverás la prenda al ponerse el sol, para que pueda dormir sobre su ropa y te bendiga. Esto te será imputado como acto de justicia ante Yahvé, tu Dios.
14 No oprimas al jornalero pobre y menesteroso de entre tus hermanos, ni de entre los extranjeros que habitan en tu país dentro de tus ciudades.
15 El mismo día le darás su salario, y no se ponga el sol sobre esta deuda, porque es un pobre y lo necesita; no sea que clame contra ti a Yahvé y tú te cargues con culpa.
16 [1322] No han de morir los padres por culpa de los hijos, ni los hijos han de morir por culpa de los padres, sino que cada hombre morirá por su propio pecado.
17 No tuerzas el derecho del extranjero ni del huérfano; ni tomes en prenda la ropa de la viuda.
18 Acuérdate de que fuiste siervo en Egipto, y que Yahvé, tu Dios, te rescató de allí; por eso te mando que hagas esto.
19 [1323] Cuando al segar tus mieses en tu campo olvidares alguna gavilla en el campo, no volverás atrás a recogerla; será para el extranjero, para el huérfano y para la viuda, a fin de que te bendiga Yahvé, tu Dios, en todas las obras de tus manos.
20 Al varear tus olivos, no revises después las ramas. (El resto) será para el extranjero, para el huérfano y para la viuda.
21 Cuando vendimies tu viña, no hagas rebusco detrás de ti. Será para el extranjero, para el huérfano y para la viuda.
22 Recuerda que fuiste siervo en el país de Egipto; por eso te mando que hagas esto.
Deuteronomio 25
Los azotes
1 Cuando hubiere pleito entre algunos y recurrieren al juez, se les juzgue, y sea absuelto el inocente y condenado el culpable.
2 Y si el culpable ha merecido ser azotado, el juez lo mandará tender en el suelo, y en su presencia le hará azotar a medida de su delito, contando los azotes.
3 [1324] No le hará dar más de cuarenta azotes, no sea que continúe dándole muchos azotes más y quede tu hermano deshonrado a tus ojos.
4 [1325] No pondrás bozal al buey que trilla.
Ley del levirato
5 [1326] Si hermanos viven juntos y muriere uno de ellos sin tener hijos, la mujer del difunto no se casará fuera con un extraño, sino que su cuñado se llegará a ella y la tomará por mujer, cumpliendo con ella el deber del levirato.
6 El primogénito que ella diere a luz, será sucesor del nombre del hermano difunto, para que su nombre no se borre de Israel.
7 Pero si el hombre no deseare tomar a su cuñada, subirá ésta a la puerta donde están los ancianos, y dirá: ‘Rehúsa mi cuñado resucitar el nombre de su hermano en Israel; no quiere cumplir conmigo el deber de levirato.’
8 Entonces le llamarán los ancianos de su ciudad y le hablarán; y si él persiste y dice: ‘No quiero tomarla’,
9 [1327] su cuñada se acercará a él y en presencia de los ancianos le quitará el calzado del pie, le escupirá en la cara y contestará diciendo: ‘Así se ha de hacer al hombre que no quiere edificar la casa de su hermano.’
10 Y se le dará en Israel este nombre: La casa del descalzado.
Ley de honestidad
11 Si entre hombres que riñen, el uno con el otro, y la mujer del uno de ellos se acerca para librar a su marido de la mano del que lo golpea, y alargando la mano (contra éste) le agarra por las partes vergonzosas,
12 le cortarás a ella la mano; tu ojo no tendrá compasión.
Pesas y medidas
13 [1328] No tendrás en tu bolsa dos pesas: una grande y otra chica.
14 No tendrás en tu casa dos medidas: una grande y otra chica.
15 Tendrás pesa exacta y justa; tendrás medida exacta y justa; para que vivas largo tiempo en la tierra que Yahvé, tu Dios, va a darte.
16 Porque abominable ante Yahvé, tu Dios, es todo el que hace tales cosas, todo el que comete iniquidad.
Castigo de Amalec
17 Acuérdate de lo que hizo Amalec en el camino, cuando saliste de Egipto,
18 [1329] cómo te salió al encuentro en el camino, y asaltó a tus rezagados, todos los débiles que iban atrás, estando tú fatigado y agotado; y cómo no tuvo temor de Dios.
19 Ahora bien, cuando Yahvé, tu Dios, te diere descanso de todos tus enemigos a la redonda, en el país que Yahvé, tu Dios, te dará en propiedad hereditaria, borrarás la memoria de Amalec de debajo del cielo. No lo olvides.
Deuteronomio 26
Las primicias
1 [1330] Cuando hubieres entrado en el país que Yahvé, tu Dios, te va a dar en herencia, y cuando después de tomarlo en posesión habitares en él,
2 tomarás de las primicias de todos los frutos de la tierra que cosechares en el país que Yahvé, tu Dios, te dé, y las pondrás en un canasto, e irás al lugar que Yahvé, tu Dios, haya elegido para morada de su nombre.
3 Allí te presentaras al sacerdote que fuere por entonces, y le dirás: ‘Yo confieso hoy a Yahvé, tu Dios, que he entrado en el país que Yahvé juró a nuestros padres que nos daría.’
4 El sacerdote recibirá el canasto de tu mano y lo pondrá delante del altar de Yahvé, tu Dios.
5 [1331] Entonces tomarás la palabra y dirás en presencia de Yahvé, tu Dios: ‘Un arameo errante fue mi padre, el cual con muy poca gente bajó a Egipto y vivió allí como extranjero, y allí vino a ser un pueblo grande, fuerte y numeroso.
6 Pero los egipcios nos maltrataron y nos oprimieron, imponiéndonos dura servidumbre.
7 Y clamamos a Yahvé, el Dios de nuestros padres, y Yahvé oyó nuestra voz, y miró nuestra miseria, nuestro trabajo y nuestra opresión;
8 y nos sacó Yahvé de Egipto con mano poderosa y con brazo extendido, en medio de terrores estupendos, con señales y prodigios,
9 y nos trajo a este lugar, entregándonos esta tierra, tierra que mana leche y miel.
10 Ahora, pues, he aquí que ofrezco las primicias de los frutos de la tierra que Tú, Yahvé, me has dado.’ Y las pondrás delante de Yahvé, tu Dios, y te prosternarás ante Yahvé, tu Dios;
11 y te regocijarás por todo el bien que Yahvé, tu Dios, te ha dado a ti y a tu casa, así tú como el levita y el extranjero que moran en medio de ti.
Los diezmos
12 [1332] Cuando hubieres acabado de separar el diezmo de todos tus frutos en el año tercero, el año del diezmo, lo darás al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda, para que coman dentro de tus puertas y se sacien;
13 y dirás delante de Yahvé, tu Dios: ‘He sacado de mi casa las cosas consagradas (a Dios), y las he dado al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda, conforme a todo lo que me has mandado; no he traspasado en nada tus mandamientos ni los he olvidado.
14 [1333] No he comido de ellas cuando estaba de luto, no he sacado nada de ellas en estado de impureza ni dado para un muerto. He obedecido la voz de Yahvé, mi Dios; he hecho conforme a cuanto me has mandado.
15 Mira desde tu santa morada, desde el cielo, y bendice a Israel, tu pueblo, y a la tierra que nos has dado, como juraste a nuestros padres, tierra que mana leche y miel.»
16 Hoy Yahvé, tu Dios, te manda que cumplas estas leyes y preceptos; los observarás y los pondrás en práctica con todo tu corazón y con todo tu alma.
17 Hoy has hecho declarar a Yahvé que Él será tu Dios y que tú tienes que andar en sus caminos, guardar sus leyes, sus mandamientos y sus preceptos, y escuchar su voz.
18 [1334] Hoy Yahvé te ha hecho confesar que tú eres un pueblo particular suyo, como te lo ha prometido, y que has de guardar todos sus mandamientos;
19 y Él te elevará a gloria, honor y esplendor, sobre todos los pueblos que ha hecho, y serás un pueblo santo para Yahvé, tu Dios, como Él ha dicho.”
III. Tercer discurso de Moisés
Deuteronomio 27
Erección de piedras recordatorias
1 Moisés con los ancianos de Israel, dio esta orden al pueblo: “Guardad todo el mandamiento que hoy os prescribo.
2 [1335] Cuando hayas pasado el Jordán para entrar en el país que Yahvé, tu Dios, te va a dar, levantarás unas grandes piedras que revocarás con cal,
3 y escribirás sobre ellas todas las palabras de esta ley, pasado que hayas (el Jordán) para entrar en la tierra que Yahvé, tu Dios, te dará, tierra que mana leche y miel, como Yahvé, el Dios de tus padres, te lo tiene prometido.
4 Cuando, pues, hayas pasado el Jordán levantaréis estas piedras, como os mando hoy, en el monte Ebal, y las revocaréis con cal.
5 Erigirás allí un altar a Yahvé, tu Dios, un altar de piedras, a las que no haya tocado instrumento de hierro.
6 [1336] De piedras toscas harás ese altar para Yahvé, tu Dios, y ofrecerás en él holocaustos a Yahvé, tu Dios.
7 Ofrecerás sacrificios pacíficos; y comerás allí y te regocijarás en presencia de Yahvé, Dios tuyo.
8 Escribirás sobre las piedras todas las palabras de esta ley en forma bien clara.”
Sanciones de la Ley
9 Entonces Moisés, con los sacerdotes levitas, habló a todo Israel, diciendo: “Guarda silencio y escucha, oh Israel. Hoy has sido constituido pueblo de Yahvé, Dios tuyo.
10 Escucha, pues, la voz de Yahvé, tu Dios, y cumple sus mandamientos y sus leyes que hoy te prescribo.”
11 [1337] En aquel día, Moisés mandó al pueblo, diciendo:
12 “Pasado que hayáis el Jordán, se pondrán sobre el monte Garizim, para bendecir al pueblo estas (tribus): Simeón, Leví, Judá, Isacar, José y Benjamín.
13 Y para maldecir se pondrán sobre el monte Ebal las siguientes (tribus): Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí.
14 Entonces los levitas tomarán la palabra, y en voz alta dirán a todos los hombres de Israel:
15 ‘¡Maldito el hombre que hace estatua o imagen de fundición, abominación a Yahvé, obra de artífice, y la pone en lugar oculto!’ Y responderá todo el pueblo y dirá: ‘¡Amén!’
16 ‘¡Maldito el que desprecia a su padre y a su madre!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’
17 [1338]
‘¡Maldito el que remueve los lindes de su prójimo!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’
18 ‘¡Maldito el que hace errar al ciego en el camino!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’
19 ‘¡Maldito el que tuerce el derecho del extranjero, del huérfano y de la viuda!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’
20 [1339]
‘¡Maldito el que se acuesta con la mujer de su padre, porque ha levantado la cubierta del lecho de su padre!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’
21 ‘¡Maldito el que peca con una bestia cualquiera!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’
22 ‘¡Maldito el que se acueste con su hermana, hija de su padre o hija de su madre!’ Y todo el pueblo dirá ‘¡Amén!’
23 ‘¡Maldito el que se acuesta con su suegra!’ Y todo el pueblo dirá ‘¡Amén!’
24 ‘¡Maldito el que ocultamente mata a su prójimo!’ Y todo el pueblo dirá ‘¡Amén!’
25 ‘¡Maldito aquel que acepta soborno para matar un inocente!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’
26 [1340]
‘¡Maldito el que no persevera en las palabras de esta Ley para ponerlas en práctica!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’
Deuteronomio 28
Bendiciones para el pueblo cumplidor de la Ley
1 [1341]
“Si escuchares atentamente la voz de Yahvé, tu Dios, observando y practicando sus mandamientos que yo hoy te prescribo, Yahvé, tu Dios, te ensalzará sobre todos los pueblos de la tierra.
2 Y vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas bendiciones, con tal que obedezcas la voz de Yahvé, Dios tuyo.
3 Bendito serás en la ciudad, y bendito en el campo.
4 [1342] Será bendito el fruto de tu seno, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, las crías de tus vacas y de tus ovejas.
5 [1343] Benditos serán tu canasto y tu artesa.
6 [1344] Bendito serás en tu entrada, y bendito en tu salida.
7 Yahvé derribará delante de ti a tus enemigos que contra ti se levanten. Saldrán contra ti por un solo camino, y por siete caminos huirán de tu vista.
8 Yahvé ordenará a la bendición que venga sobre tus graneros y sobre todas las empresas de tu mano; y te bendecirá en la tierra que Yahvé, tu Dios, va a darte.
9 [1345] Yahvé te constituirá por pueblo santo suyo, como te ha jurado, si guardas los mandamientos de Yahvé, tu Dios, y andas por sus caminos;
10 y todos los pueblos de la tierra verán que el nombre de Yahvé ha sido invocado sobre ti y te temerán.
11 Yahvé te dará, para bien tuyo, abundancia del fruto de tu seno, del fruto de tu ganado y del fruto de tu suelo, sobre la tierra que Yahvé juró a tus padres darte.
12 [1346] Yahvé abrirá su benéfico tesoro, los cielos, para dar a tu tierra la lluvia a tiempo, y para bendecir toda obra de tu mano, de modo que tú prestarás a muchos pueblos sin tomarles prestado.
13 [1347] Te pondrá Yahvé por cabeza, y no por cola; estarás solamente encima, y jamás debajo, si obedeces los mandamientos de Yahvé, tu Dios, que yo hoy te ordeno para que los guardes y pongas en práctica;
14 y si no te apartas de ninguna de las cosas que hoy te prescribo, ni a la derecha, ni a la izquierda, siguiendo a otros dioses para servirles.
Maldiciones para el pueblo transgresor de la Ley
15 Pero si no escuchares la voz de Yahvé, tu Dios, y si no observas ni practicas todos sus mandamientos y todas sus leyes que hoy te intimo, vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas maldiciones:
16 Maldito serás en la ciudad, y maldito en el campo.
17 [1348] Malditos serán tu canasto y tu artesa.
18 Maldito será el fruto de tu seno, el fruto de tu tierra, las crías de tus vacas y las de tus ovejas.
19 MaIdito serás en tu entrada, y maldito en tu salida.
20 Yahvé enviará sobre ti la maldición, la consternación y la amenaza en todo cuanto emprendas, hasta que seas destruido, y hasta que perezcas en breve, a causa de la maldad de tus obras, por las cuales me has abandonado.
21 Yahvé hará que se te pegue la peste, hasta acabar contigo en la tierra adónde vas a entrar para poseerla.
22 Yahvé te herirá de consunción, de fiebre, de inflamación, de ardor y de sequía, de tizón y de añublo, que te perseguirán hasta que perezcas.
23 [1349] Tu cielo sobre tu cabeza será de bronce, y tu tierra bajo tus pies, de hierro.
24 En vez de lluvia Yahvé dará a tu tierra polvo y ceniza, que caerán sobre ti desde el cielo hasta que seas destruido.
25 Yahvé hará que seas derrotado delante de tus enemigos. Saldrás contra ellos por un solo camino, y por siete caminos huirás delante de ellos y serás objeto de horror para todos los reinos de la tierra.
26 Tu cadáver servirá de pasto a todas las aves del cielo y a las bestias de la tierra, y no habrá quien las espante.
27 [1350] Yahvé te herirá con la úlcera de Egipto, con hemorroides, con sarna y tina, de que no podrás curarte.
28 Yahvé te herirá con locura, con ceguera y con turbación de espíritu.
29 Andarás a tientas en pleno día como anda palpando el ciego en las tinieblas. No tendrás éxito en tus caminos, sino que todos los días serás oprimido y despojado sin que haya quien te libre.
30 Te desposarás con una mujer, y otro la poseerá; edificarás una casa, y no habitarás en ella; plantarás una viña y no la disfrutarás.
31 Tu buey será degollado delante de tus ojos, y tú no comerás de él; tu asno será robado en tu presencia, y no te será restituido; tus ovejas caerán en manos de tus enemigos, sin que haya quien las libre.
32 Tus hijos y tus hijas serán dados a otro pueblo, y viéndolo tus ojos desfallecerán por ellos todo el día, y tu mano no podrá hacer nada.
33 El fruto de tu tierra y todo el producto de tu trabajo, lo comerá un pueblo que tú no conoces; siempre serás oprimido y maltratado.
34 Te volverás loco a causa de lo que verán tus ojos.
35 [1351] Yahvé te herirá con úlceras malignas en las rodillas y en las piernas, y no podrás curarte desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza.
36 [1352] Yahvé te transportará a ti y al rey que pongas sobre ti, a un pueblo desconocido de ti y de tus padres; y allá servirás a otros dioses, a leño y piedra.
37 Y vendrás a ser un objeto de espanto, de proverbio y de befa entre todos los pueblos adonde Yahvé te llevará.
38 Echarás mucha semilla en el campo, y recogerás poco, porque lo devorará la langosta.
39 Plantarás viñas y las labrarás, pero no beberás vino ni vendimiarás, porque lo comerá el gusano.
40 Tendrás olivos en todos tus términos, mas no te ungirás con aceite, pues tus aceitunas se caerán.
41 Engendrarás hijos e hijas, pero no serán para ti, porque irán al cautiverio.
42 [1353] Todos tus árboles y los frutos de tu tierra serán consumidos por los insectos.
43 El extranjero que habita en medio de ti se elevará cada vez más sobre ti, en tanto que tú caerás cada vez más abajo.
44 Él te prestará a ti, mas tú no le prestarás a él; él será cabeza, y tú serás cola.
45 Todas estas maldiciones vendrán sobre ti, te perseguirán y te alcanzarán hasta que seas destruido, por no haber escuchado la voz de Yahvé, tu Dios, ni guardado sus mandamientos y leyes que Él te ha prescrito;
46 y quedarán en ti, como señal y portento, y también en tu descendencia, para siempre.
47 Por cuanto no serviste a Yahvé, tu Dios, con alegría y buen corazón a pesar de que abundaba todo,
48 servirás a tus enemigos que Yahvé enviará contra ti, en hambre, en sed, en desnudez y todo género de miserias. Él pondrá sobre tu cuello un yugo de hierro, hasta aniquilarte.
49 [1354] Yahvé hará venir contra ti, desde lejos, desde los cabos de la tierra, con la rapidez del águila, una nación cuya lengua no entiendes,
50 gente de aspecto feroz, que no tendrá respeto al anciano ni compasión del niño.
51 Devorará el fruto de tu ganado y el fruto de tu tierra, hasta que seas destruido; pues no te dejará trigo, ni vino, ni aceite, ni las crías de tus vacas y ovejas, hasta exterminarte.
52 Te sitiará en todas las ciudades de tu país entero, hasta que caigan tus altas y fuertes murallas en que confiabas; te sitiará en todas tus ciudades, en todo el país que Yahvé, tu Dios, te habrá dado.
53 [1355] En la angustia y estrechez a que te reducirán tus enemigos, comerás el fruto de tu seno, la carne de tus hijos y de tus hijas que Yahvé, tu Dios, te habrá concedido.
54 [1356] El hombre más delicado y más regalado de entre vosotros mirará con malos ojos a su hermano, a la mujer de su corazón, y al resto de sus hijos que le queden,
55 pues no quiere dar a ninguno de ellos de la carne de sus hijos que él comerá, por no quedarle nada en la angustia y estrechez a que te reducirán tus enemigos en todas tus ciudades.
56 La mujer más delicada y más regalada de entre vosotros, que por ternura y delicadeza nunca probó poner la planta de su pie en el suelo, mirará con malos ojos al marido de su corazón, a su hijo y a su hija,
57 a las secundinas salidas de su seno y a los hijos que habrá dado a luz, pues, por falta de todo, los comerá ocultamente, en la angustia y en la estrechez a que te reducirán tus enemigos en tus ciudades.
58 Si no cuidas de poner en práctica todas las palabras de esta Ley, escritas en este libro, y si no temes este nombre glorioso y terrible de Yahvé, tu Dios,
59 acrecentará Yahvé extraordinariamente las plagas contra ti y tu posteridad, plagas grandes y duraderas, enfermedades malignas y continuas.
60 Hará venir de nuevo sobre ti todas las plagas de Egipto que tanto te horrorizaron, y se te pegarán.
61 Yahvé hará venir sobre ti también todas las enfermedades y todas las plagas que no están escritas en el libro de esta Ley, hasta que seas destruido.
62 Y después de haber sido numerosos como las estrellas del cielo, quedaréis muy pocos en número, por cuanto no has escuchado la voz de Yahvé, tu Dios.
63 Y así como Yahvé tenía placer en vosotros para haceros bien y para multiplicaros, de la misma manera tendrá placer en aniquilaros y destruiros. Y seréis arrancados de la tierra adonde tú vas para poseerla.
64 Te esparcirá Yahvé por entre todos los pueblos, de un cabo de la tierra hasta el otro cabo de la tierra; y allí servirás a otros dioses que ni tú ni tus padres conocisteis, a leño y piedra.
65 [1357] Y entre esos pueblos no encontrarás reposo ni descanso para la planta de tu pie; pues allí te dará Yahvé un corazón tembloroso, ojos decaídos y un alma abatida.
66 Tu vida estará ante ti como pendiente de un hilo, tendrás miedo de noche y de día, y no confiarás de tu vida.
67 A la mañana dirás: ¡Ojalá que fuera la tarde!, y a la tarde dirás: ¡Ojalá que fuera la mañana!, a causa del miedo que agita tu corazón y a causa de lo que tus ojos verán.
68 [1358] Y Yahvé te volverá a llevar en navíos a Egipto, por el camino del cual te dijo: No volverás más a verlo; y allí os ofreceréis en venta a vuestros enemigos, por esclavos y esclavas, y no habrá quien os compre.”
IV. Cuarto discurso de Moisés
Deuteronomio 29
La nueva alianza
1 [1359] Éstas son las palabras de la alianza que Yahvé mandó a Moisés ratificar con los hijos de Israel en el país de Moab, además de la alianza que hizo con ellos en el Horeb.
2 Y convocó Moisés a todo Israel, y les dijo: “Habéis visto todo lo que hizo Yahvé ante vuestros ojos en la tierra de Egipto, al Faraón, a todos sus siervos y a todo su país:
3 las grandes plagas que vieron vuestros ojos, aquellas señales y maravillas estupendas;
4 [1360] pero hasta el día de hoy Yahvé no os ha dado corazón que entienda, ni ojos que vean, ni oídos que escuchen.
5 [1361] Durante cuarenta años os he conducido por el desierto, y no se han gastado vuestros vestidos sobre vosotros, ni se ha roto el calzado en tu pie.
6 No habéis comido pan, ni habéis bebido vino ni licor fermentado, a fin de que conocierais que Yo soy Yahvé, vuestro Dios.
7 Cuando llegasteis a este lugar salieron a nuestro encuentro para Hacernos guerra, Sehón, rey de Hesbón, y Og, rey de Basan, a los cuales derrotamos.
8 Y apoderándonos de su tierra, la dimos en posesión a los rubenitas, a los gaditas y a la media tribu de Manases.
9 [1362] Guardad, pues, las palabras de esta alianza y ponedlas por obra, para que tengáis éxito en cuanto emprendáis.
Amenazas contra el pueblo rebelde
10 Vosotros estáis hoy todos ante Yahvé, vuestro Dios: vuestros príncipes y vuestras tribus, vuestros ancianos y vuestros jefes, todos los hombres de Israel;
11 [1363] vuestros niños, vuestras mujeres y el extranjero que se halla en tu campamento, desde tu leñador hasta tu aguador;
12 para que entres en la alianza jurada que Yahvé, tu Dios, hace hoy contigo,
13 [1364] a fin de constituirte hoy en pueblo suyo, y ser Él tu Dios, como te ha prometido, y como juró a tus padres, a Abrahán, a Isaac y a Jacob.
14 Y no solamente con vosotros hago yo esta alianza jurada,
15 sino con (todos) los que hoy están aquí con nosotros delante de Yahvé, nuestro Dios, y también con los que no están hoy aquí con nosotros.
16 Vosotros sabéis cómo hemos vivido en la tierra de Egipto, y cómo hemos pasado por medio de los pueblos por los cuales tuvisteis que pasar;
17 y habéis visto sus abominaciones y sus ídolos, leño y piedra, plata y oro, que hay entre ellos.
18 No haya, pues, en medio de vosotros hombre o mujer, familia o tribu, cuyo corazón se aparte hoy de Yahvé, nuestro Dios, para ir a servir a los dioses de estos pueblos; no haya entre vosotros raíz que produzca veneno y amargura.
19 [1365] Que nadie al oír las palabras de este juramento, se bendiga en su corazón, diciendo: ‘Yo tendré paz aunque persista en la dureza de mi corazón’, de modo que la borrachera terminaría en sed.
20 [1366] Yahvé no le perdonará; sino que se encenderán la ira de Yahvé y su celo contra tal hombre y se echarán sobre él todas las maldiciones escritas en este libro; y Yahvé borrará su nombre de debajo del cielo.
21 Yahvé le separará, para daño suyo, de todas las tribus de Israel, conforme a todas las maldiciones de la alianza escrita en este libro de la Ley.
22 Y dirán las generaciones venideras de vuestros hijos que nacerán después de vosotros, y los extranjeros que vinieren de lejanas fierras, al ver las plagas de este país y las enfermedades con que Yahvé lo habrá castigado:
23 azufre y sal, abrasada toda su tierra, en la que no se siembra, y que nada produce; no brota en ella hierba alguna, como sucedió en el asolamiento de Sodoma y Gomorra, Adama y Seboím, que asoló Yahvé en su ira y en su furor.
24 Y se preguntarán los pueblos: ‘¿Por qué ha tratado Yahvé así a este país? ¿Por qué el furor de tan terrible cólera?’
25 Y se les dirá: ‘Porque abandonaron la alianza de Yahvé, el Dios de sus padres, que Él hizo con ellos cuando los sacó de la tierra de Egipto.
26 Se fueron y sirvieron a otros dioses, postrándose delante de ellos; dioses que no conocían y que Él no les había atribuido.
27 Por tanto se encendió la ira de Yahvé contra este país descargando sobre él todas las maldiciones escritas en este libro;
28 y los desarraigó Yahvé de su tierra con ira, con furor y con grande indignación, y los arrojó a otro país, como hoy se ve.’
29 [1367] Las cosas secretas son para Yahvé, nuestro Dios, más las cosas reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que pongamos en práctica todas las palabras de esta Ley.
Deuteronomio 30
Promesas para el pueblo penitente
1 Cuando vengan sobre ti todas estas cosas, la bendición y la maldición, que he puesto ante tus ojos, y cuando las recapacites en tu corazón, en medio de todos los pueblos, entre los cuales te habrá arrojado Yahvé, tu Dios,
2 y te vuelvas a Yahvé, tu Dios, escuchando su voz, conforme a todo lo que hoy te mando, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma,
3 [1368] entonces Yahvé, tu Dios, te hará volver del cautiverio, y se compadecerá de ti, y de nuevo te congregará de en medio de todos los pueblos, entre los cuales te habrá dispersado.
4 Aun cuando tus dispersados estuviesen en las extremidades del cielo, de allí te recogerá Yahvé, tu Dios, y de allí te sacará;
5 y te llevará Yahvé, tu Dios, al país que poseyeron tus padres; tú lo poseerás, y Él te hará bien y te multiplicará más que a tus padres.
6 [1369] Yahvé, tu Dios, circuncidará tu corazón y el corazón de tus descendientes, para que ames a Yahvé, Dios tuyo, con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que tengas vida.
7 [1370] Entonces Yahvé, tu Dios, arrojará todas estas maldiciones sobre tus enemigos y sobre los que te han odiado y perseguido.
8 Tu, empero, volverás a obedecer la voz de Yahvé, y cumplirás todos sus mandamientos que hoy te ordeno.
9 Y Yahvé, Dios tuyo, te dará bendiciones en todas las obras de tu mano, en el fruto de tu seno, en el fruto de tu ganado y en el fruto de tu tierra, para bien tuyo; porque Yahvé volverá a complacerse en ti, para bien tuyo, como se complacía en tus padres;
10 con tal que obedezcas la voz de Yahvé, tu Dios, guardando sus mandamientos y sus leyes que están escritos en este libro de la Ley, y te conviertas a Yahvé, Dios tuyo, con todo tu corazón y con toda tu alma.
11 [1371] Esta Ley, que yo hoy te intimo, no es demasiado difícil para ti, ni se halla lejos.
12 No está en el cielo, de suerte que puedas decir: ‘¿Quién subirá por nosotros al cielo para que nos la traiga y nos la enseñe, y nosotros la pongamos por obra?’
13 Ni está más allá del mar, para que digas: ‘¿Quién pasará por nosotros al otro lado del mar para que nos la traiga y nos la enseñe, y nosotros la pongamos por obra?’
14 sino que la palabra está muy cerca de ti, está en tu boca y en tu corazón, para que puedas cumplirla.”
Vida o muerte
15 [1372]
“Mira qué hoy pongo ante ti la vida y el bien, la muerte y el mal;
16 pues lo que hoy te mando, es que ames a Yahvé, tu Dios, andando en sus caminos, y guardando sus mandamientos, sus leyes y sus preceptos, para que vivas y te multipliques, y para que Yahvé, tu Dios, te bendiga en el país en cuya posesión has de entrar.
17 Mas si tu corazón se aparta, de modo que no quieras escuchar, y si te dejas arrastrar a prosternarte ante otros dioses y darles culto,
18 os declaro hoy que pereceréis sin remedio y que moraréis poco tiempo en la tierra a cuya conquista y posesión irás después de pasar el Jordán.
19 Yo invoco hoy por testigos contra vosotros el cielo y la tierra, poniendo ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu posteridad,
20 [1373] amando a Yahvé, Dios tuyo, escuchando su voz y uniéndote a Él, porque Él es tu vida y la longitud de tus días, que vivirás en la tierra que Yahvé juró dar a tus padres: a Abrahán, a Isaac y a Jacob.”
V. Conclusión
Deuteronomio 31
Josué sucesor de Moisés
1 Dirigido que hubo Moisés a todo Israel estas palabras,
2 les dijo todavía: “Tengo ya ciento y veinte años de edad, y no puedo ya salir ni entrar; además me ha dicho Yahvé: ‘Tú no pasarás este Jordán.’
3 Yahvé, tu Dios, pasará delante de ti; Él destruirá a tu vista estos pueblos, y tú los poseerás. Josué pasará delante de ti, como Yahvé lo ha ordenado.
4 Y hará Yahvé con ellos como hizo con Sehón y Og, reyes de los amorreos, y con sus reinos, a los cuales destruyó.
5 Yahvé los entregará a vosotros para que hagáis con ellos como os he mandado.
6 [1374] Sed fuertes y valerosos; no temáis ni os amedrentéis ante ellos; porque contigo marcha Yahvé, tu Dios, quien no te abandonará ni te desamparará.”
7 Llamó, pues, Moisés a Josué y le dijo en presencia de todo Israel: “Sé fuerte y valeroso, porque tú conducirás a este pueblo a la tierra que Yahvé con juramento prometió a sus padres que les daría, y tú se la darás en posesión.
8 Yahvé marchará delante de ti; Él estará contigo, y no te abandonará ni te desamparará; no temas, pues, ni te amedrentes.”
Lectura periódica de la Ley
9 [1375] Escribió Moisés esta ley, y la dio a los sacerdotes, hijos de Leví, que llevan el Arca de la Alianza de Yahvé, y a todos los ancianos de Israel.
10 [1376] Y les dio Moisés esta orden: “Al cabo de cada siete años en la celebración periódica del año de remisión, en la fiesta de los Tabernáculos,
11 cuando viene todo Israel a presentarse delante de Yahvé, tu Dios, en el lugar por Él elegido, leerás esta Ley en presencia de todo Israel, a oídos de ellos.
12 Congregarás el pueblo, los hombres y las mujeres, los niños y los extranjeros que moran dentro de tus puertas, para que oigan y aprendan a temer a Yahvé, Dios vuestro, y cuiden de cumplir las palabras de esta Ley.
13 Y también los hijos de ellos, que no la conocen, la oirán y aprenderán a temer a Yahvé, vuestro Dios, todos los días que viviereis en la tierra a la cual vais pasando el Jordán para tomarla en posesión.”
Futura rebeldía de Israel
14 Diio Yahvé a Moisés: “Mira, el tiempo en que has de morir está cerca; llama a Josué, y presentaos en el Tabernáculo de la Reunión y Yo le daré mis órdenes.” Fueron, pues, Moisés y Josué y se presentaron en el Tabernáculo de la Reunión.
15 Y se apareció Yahvé en el Tabernáculo, en la columna de nube, la cual se detuvo a la entrada del Tabernáculo.
16 Y dijo Yahvé a Moisés: “He aquí que vas a descansar con tus padres; y se rebelará este pueblo, y fornicará en pos de los dioses extraños de la tierra adonde va para morar allí; y me abandonará y quebrantará la alianza que con él he pactado.
17 Y se encenderá mi ira contra él en aquel día; los abandonaré y esconderé de ellos mi rostro; será consumido, y le alcanzarán muchos males y angustias, de manera que en aquel día dirá: ‘¿No me han alcanzado estos males porque mi Dios no está en medio de mí?’
18 Y Yo sin falta esconderé mi rostro en aquel día a causa de todas las maldades que habrá hecho, siguiendo a otros dioses.
19 [1377] Ahora, pues, escribíos este cántico; y tú lo enseñarás a los hijos de Israel, poniéndolo en su boca, para que este cántico me sirva de testimonio contra los hijos de Israel.
20 Porque cuando Yo hubiere introducido a este pueblo en la tierra que con juramento he prometido a sus padres, tierra que mana leche y miel, y él haya comido, y se haya hartado y puesto gordo, se pasará a otros dioses para servirlos, y a Mí me tratarán con desprecio y quebrantarán mi alianza.
21 Pero cuando le alcancen muchos males y angustias, este cántico será testigo contra ellos, porque no será olvidado en la boca de sus descendientes. Pues conozco los planes que está maquinando ya en este momento en que no le he introducido todavía en la tierra que le tengo prometida con juramento.”
22 Escribió, pues, Moisés este cántico en aquel mismo día, y lo enseñó a los hijos de Israel.
23 Y (Yahvé) dio sus órdenes a Josué, hijo de Nun, y le dijo: “Sé fuerte y valeroso, porque tú conducirás a Israel a la tierra que les he jurado; y Yo seré contigo.”
Moisés entrega el libro de la Ley a los levitas
24 Cuando Moisés hubo acabado de escribir en un libro todas las palabras de esta Ley hasta el fin,
25 mandó a los levitas portadores del Arca de la Alianza de Yahvé, diciendo:
26 [1378] “Tomad este libro de la Ley y ponedlo al lado del Arca de la Alianza de Yahvé, vuestro Dios, para que allí quede por testimonio contra ti.
27 Porque conozco tu ánimo rebelde y tu dura cerviz. Si estando yo todavía vivo en medio de vosotros habéis sido rebeldes a Yahvé, ¿cuánto más lo seréis después de mi muerte?
28 Congregadme todos los ancianos de vuestra tribus, y vuestros jefes, para que diga estas palabras a sus oídos y ponga por testigos contra ellos el cielo y la tierra.
29 Pues bien sé que después de mi muerte os pervertiréis totalmente, apartándoos del camino que os he prescrito, mas en los días venideros os sobrevendrá el mal, por haber hecho lo que es malo a los ojos de Yahvé, irritándolo con las obras de vuestras manos.”
30 Pronunció, pues, Moisés a oídos de todo el pueblo de Israel todas las palabras de este cántico hasta el fin.
Deuteronomio 32
Cántico de Moisés
1 [1379] Escuchad, oh cielos, que yo hablaré;
oiga la tierra las palabras de mi boca.
2 Descienda, como lluvia, mi doctrina;
destile mi palabra cual rocío,
cual llovizna sobre la hierba,
como gotas de agua sobre el césped.
3 Pues celebraré el nombre de Yahvé;
¡dad gloria a nuestro Dios!
4 [1380] Él es la Roca, perfecta es su obra,
justos son todos sus caminos;
es un Dios fiel y sin iniquidad;
justo y recto es Él.
5 [1381] Prevaricaron contra Él
los que por sus inmundicias ya no son hijos suyos,
una generación depravada y perversa.
6 ¡Así retribuís a Yahvé,
oh pueblo necio e insensato!
¿No es Él tu padre que te adquirió
tu creador, tu fundador?
7 Acuérdate de los tiempos antiguos;
considerad los años,
generación tras generación;
pregunta a tu padre, y él te lo anunciará;
a tus ancianos y ellos te lo dirán.
8 [1382] Cuando el que mora en lo alto
dio a cada nación su posesión,
cuando dividió a los hijos de los hombres,
fijó los límites de los pueblos
según el número de los hijos de Israel.
9 Pues la porción de Yahvé es su pueblo,
Jacob la herencia peculiar suya.
10 [1383] Lo halló en una tierra desierta,
en la soledad, entre aullidos salvajes;
y rodeándolo por todas partes lo cuidó,
y lo guardó como a la niña de sus ojos.
11 [1384] Como el águila vigila sobre su nido
cuando revolotea sobre sus polluelos,
extiende sus alas, los toma,
y los lleva sobre sus alas;
12 [1385] así Yahvé solo lo conducía
no estaba con él dios ajeno.
13 Le hizo escalar las alturas de la tierra,
para que comiera los frutos del campo;
le dio a sorber miel de la peña,
y aceite de la durísima roca,
14 manteca de vacas y leche de ovejas,
con pingües corderos,
carneros de Basan y machos cabríos,
con lo más escogido del trigo;
y bebiste la sangre espumante de la uva.
15 [1386] Más engordó Yeschurún, y dio coces;
— ¡engordaste, engrosaste, te hinchaste!—
y abandonó a Dios su Hacedor,
despreciando la Roca de su salvación.
16 Le provocaron con dioses extraños;
con abominaciones incitaron su ira.
17 Ofrecían sacrificios a los demonios,
que no son Dios,
a dioses que no habían conocido,
a nuevos y recién venidos,
que no adoraron vuestros padres.
18 Abandonaste la Roca que te engendró,
diste al olvido a Dios que te dio el ser.
19 Lo vio Yahvé y sintió asco,
pues sus hijos y sus hijas le provocaron.
20 Y dijo: “Les esconderé mi rostro,
veré cuál será su fin;
es una raza perversa, hijos desleales.
21 [1387] Han provocado mis celos con no-dioses.
me han irritado con sus ídolos.
Por eso provocaré sus celos
con aquellos que no son pueblo;
con una nación necia los irritaré.
22 [1388] Se ha encendido el fuego de mi ira,
que arderá hasta lo más hondo del infierno,
devorando la tierra con sus productos,
y abrasando los cimientos de los montes.
23 Males quiero amontonar sobre ellos,
agotar contra ellos mis flechas.
24 [1389] Los consumirá el hambre,
y los devorará la ardiente fiebre,
la amarga pestilencia.
Enviaré contra ellos dientes de fieras
y el veneno de las (serpientes)
que se arrastran por el polvo.
25 Por fuera los destruirá la espada,
y dentro de la casa el espanto,
lo mismo al joven como a la doncella,
al niño de pecho como al anciano.
26 Quisiera decir: “Los aniquilaré;
haré cesar de entre los hombres su memoria”,
27 [1390] si no temiera la arrogancia del enemigo;
pues lo verían sus adversarios;
y dirían: “Nuestra mano ha prevalecido,
no es Yahvé quien ha hecho todo esto.”
28 [1391] Pues es gente sin inteligencia,
y no hay en ellos entendimiento.
29 ¡Oh si fueran sabios para entenderlo
y comprender lo que les espera!
30 ¿Cómo puede perseguir uno a mil,
y dos espantar a diez mil,
si no porque su Roca los ha vendido,
Y Yahvé los ha entregado?
31 Pues no es la Roca nuestra como la suya;
los mismos enemigos lo testifican.
32 [1392] Porque su vid es de la vid de Sodoma
y de las campiñas de Gomorra;
sus uvas son uvas venenosas,
y llenos de amargura sus racimos.
33 Veneno de dragones es su vino,
ponzoña terrible de áspides.
34 [1393]
¿No tengo Yo esto guardado conmigo,
sellado entre mis tesoros?
35 [1394] Mía es la venganza y la retribución;
a su tiempo resbalará su pie;
pues el día de su ruina está cerca,
su destino viene volando.
36 Pues Yahvé juzga a su pueblo,
y se compadecerá de sus siervos,
cuando vea que ya no tienen fuerza
y no les queda ni esclavo ni libre.
37 [1395] Entonces dirá: ¿Dónde están sus dioses,
la Roca en que se refugiaron?
38 (¿Dónde están esos dioses),
que comían la grosura de sus sacrificios,
y bebían el vino de sus libaciones?
¡Levántense y vengan a socorreros,
y sean ellos vuestro amparo!
39 [1396] Ved ahora que soy Yo, y solo Yo,
y no hay dioses junto a Mí;
Yo soy quien doy la muerte
y doy la vida;
Yo hiero y Yo sano,
y no hay quien se libre de mi mano.
40 Porque alzando al cielo mi mano,
digo: “Por mi vida eterna:
41 Cuando afile el rayo de mi espada,
y mi mano empuñe el juicio,
tomaré venganza de mis enemigos,
y daré el pago a los que me odian.
42 Embriagaré de sangre mis saetas,
y mi espada comerá carne,
la sangre de muertos y de cautivos,
y las cabezas de los caudillos enemigos.”
43 [1397] Ensalzad, oh naciones, a su pueblo,
porque Él vengará la sangre de sus siervos;
tomará venganza de sus enemigos,
y espulgará a su tierra, a su pueblo.
44 Fue, pues, Moisés, y dijo todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo él con Josué, hijo de Nun.
45 Y cuando Moisés hubo acabado de comunicar todas estas palabras a todo Israel,
46 les dijo: “Fijad vuestro corazón en todas estas palabras que hoy os he proclamado, Los prescribiréis a vuestros hijos, a fin de que cuiden de poner por obra todas las palabras de esta Ley.
47 [1398] Porque no es cosa inútil para vosotros, es vuestra vida; por medio de esta palabra prolongaréis vuestros días sobre la tierra en cuya posesión vais a entrar, pasando el Jordán.”
Dios anuncia a Moisés la muerte
48 En aquel día habló Yahvé a Moisés, diciendo:
49 “Sube a esta montaña de Abarim, al monte Nebo, que está en el país de Moab, frente a Jericó; y mira la tierra de Canaán, que voy a dar en posesión a los hijos de Israel.
50 En el monte al que has de subir morirás y serás reunido con tu pueblo; así como murió Aarón, tu hermano, en el monte Hor, y fue reunido con su pueblo.
51 [1399] Porque habéis pecado contra Mí en medio de los hijos de Israel, junto a las aguas de Meribá, en Cades, en el desierto de Sin y porque no me glorificasteis en medio de los hijos de Israel.
52 Verás delante de ti la tierra que Yo voy a dar a los hijos de Israel, pero no entrarás en ella.”
Deuteronomio 33
Bendición de Moisés
1 [1400] Ésta es la bendición que Moisés varón de Dios, antes de morir, dio a los hijos de Israel.
2 [1401] Dijo:
“Vino Yahvé del Sinaí,
se les apareció desde Seír,
resplandeció desde el monte Farán.
avanzando en medio de santas miríadas,
con centellas de fuego en su diestra;
3 [1402] pues Él ama a su pueblo.
Todos sus santos están en su mano.
Sentados a tus pies
cada uno recibe tus palabras.
4 Moisés nos dio la Ley,
que es herencia del pueblo de Jacob.
5 [1403] Él fue rey en Yeschurún
cuando se congregaron los jefes del pueblo,
se juntaron las tribus de Israel.”
6 [1404]
“¡Viva Rubén, y no muera,
aunque sea pequeño su número!”
7 [1405] He aquí lo que dijo sobre Judá:
“Oye, Yahvé, la voz de Judá,
y dale parte en su pueblo,
por el cual luchan sus manos;
sé tú su auxilio contra sus adversarios.”
8 [1406] Sobre Leví dijo:
“Tus Tummim y Urim tiene tu varón santo,
al cual pusiste a prueba en Masá,
y por el cual luchaste junto a las aguas de Meribá;
9 [1407] el que dijo a su padre y a su madre:
‘No los he visto’;
y no hizo caso de sus hermanos,
ni reconoció a sus propios hijos.
Porque guardaron tu palabra
y vigilaron sobre tu Alianza.
10 [1408] Ellos enseñan tus juicios a Jacob,
y tu ley a Israel;
ofrecen incienso delante de Ti,
y holocaustos sobre tu altar.
11 ¡Bendice, oh Yahvé, su fortaleza,
acepta la obra de sus manos;
destroza las espaldas de sus enemigos
y de los que le odian para que no se levanten más!”
12 [1409] Sobre Benjamín dijo:
“Amado de Yahvé
habitará en seguridad a Su lado;
Yahvé le protegerá siempre;
entre sus hombros tendrá su morada.”
13 [1410] Sobre José dijo:
“Bendita de Yahvé sea tu tierra,
con lo más precioso del cielo, el rocío.
con (los manantiales del) abismo de abajo;
14 con lo mejor de los productos del sol,
con el más excelente (fruto) de los meses,
15 [1411] con lo mejor de los montes antiguos,
con lo más rico de los collados eternos;
16 [1412] con lo más exquisito de la tierra
-y de su abundancia.
¡Que el favor de Aquel
que habitó en la zarza
venga sobre la cabeza de José,
sobre la frente del príncipe de sus hermanos!
17 Como su toro primogénito es su fuerza;
sus cuernos son como los cuernos del búfalo:
con ellos acornea a todos los pueblos juntos
hasta los confines de la tierra.
Tales son las miríadas de Efraím,
tales los millares de Manasés.”
18 [1413] A Zabulón le dijo:
“Regocíjate, Zabulón, en tu tráfico,
y tu Isacar, en tus tiendas.
19 Invitan a los pueblos a la montaña;
allí ofrecen sacrificios de justicia;
pues chupan las riquezas del mar,
y los tesoros escondidos de la costa.”
20 [1414] Sobre Gad dijo:
“¡Bendito el que ensanchó a Gad!
Está echado como leona,
desgarra a una el brazo con la cabeza.
21 Eligió el primero su parte,
porque allí se guardaba la porción del príncipe.
Marchando al frente del pueblo,
ejecutó los decretos de Yahvé,
y sus juicios junto con Israel.”
22 [1415] Sobre Dan dijo:
“Dan es cachorro de león,
que se lanza desde Basan.”
23 [1416] Sobre Neftalí dijo:
“Neftalí goza de favores,
y colmado de la bendición de Yahvé
posee el mar y el mediodía.”
24 [1417] Sobre Aser dijo:
“Aser es el bendito entre los hijos,
el favorecido entre sus hermanos,
y baña su pie en aceite.
25 [1418] De hierro y de bronce son tus cerrojos,
y tan largo, como tus días, tu reposo.”
26 [1419]
“No hay igual al Dios de Yeschurún,
el que en auxilio tuyo
marcha sobre los cielos,
y en su majestad sobre las nubes.
27 [1420] El Dios eterno es refugio (tuyo),
y tu sostén son los brazos eternos.
El mismo expulsa delante de ti al enemigo,
y dice: “¡Destruye!”.
Israel habita en seguridad,
la fuente de Jacob brota aparte,
en una tierra de trigo y de vino
y cuyos cielos destilan el rocío.
28 [1421] ¡Dichoso tú, oh Israel!
¿Quién como tú, oh pueblo
salvado por Yahvé,
el escudo de tu auxilio.
y la espada de tu triunfo?
Tus enemigos rehusarán reconocerte,
pero tú hollarás sus alturas.”
Deuteronomio 34
Muerte de Moisés
1 [1422] Subió Moisés desde las campiñas de Moab al monte Nebo, a la cumbre del Fasga, que está frente a Jericó; y Yahvé le mostró el país entero: de Galaad hasta Dan,
2 y todo Neftalí, y la tierra de Efraím y de Manasés, y toda la tierra de Judá, hasta el mar occidental;
3 el Négueb, y la vega del valle de Jericó, ciudad de las palmas, hasta Segor.
4 Y le dijo Yahvé: “Ésta es la tierra respecto de la cual juré a Abrahán, a Isaac y a Jacob, diciendo: A tu descendencia se la daré. Te la hago ver con tus ojos, mas no entrarás en ella.”
5 [1423] Allí murió Moisés, siervo de Yahvé en el país de Moab, según había dispuesto Yahvé.
6 Y Él lo enterró en un valle en el país de Moab, frente a Bet-Fegor; y nadie hasta hoy ha sabido su sepulcro.
7 Tenía Moisés ciento y veinte años cuando murió; y no se había ofuscado su ojo, ni se había perdido su vigor.
8 Los hijos de Israel lloraron a Moisés en las campiñas de Moab durante treinta días; y así se cumplieron los días de llanto en el duelo por Moisés.
9 [1424] Josué, hijo de Nun, estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés había puesto sus manos sobre él. Le obedecieron los hijos de Israel, e hicieron como Yahvé había mandado a Moisés.
10 [1425] No se ha levantado otro profeta en Israel como Moisés, con quien Yahvé tratase cara a cara;
11 ni en cuanto a todas las señales y maravillas que Yahvé le mandó hacer en el país de Egipto, contra el Faraón, sus siervos y todo su país,
12 ni en cuanto a todas las obras poderosas y terribles prodigios que Moisés hizo a la vista de todo Israel.
Comentarios de Mons. Straubinger
* 1. Sobre la introducción al Libro del Deuteronomio véase la nota introductoria al Pentateuco. Al otro lado del Jordán: al oriente de Tierra Santa, en el Araba, es decir, en la depresión del valle del Jordán, la cual tiene su continuación al sur del Mar Muerto hasta el golfo de Akaba. Suf: nombre hebreo del Mar Rojo. Disahab: San Jerónimo traduce, según la etimología: donde hay muchísimo oro. Lo que sigue en este libro, es virtualmente una segunda promulgación de la Ley que hizo Moisés antes de entrar los israelitas en la tierra prometida. La promulgó “en gracia de aquellos que, o no habían aún nacido, o no tenían uso de razón la primera vez que fue promulgada; y también para imprimirla profundamente en el corazón de los hijos de Israel, antes de separarse de ellos por la muerte que veía cercana” (Páramo). ↑
* 2. Horeb: otro nombre del Sinaí. El Deuteronomio prefiere el nombre de Horeb, y solamente una vez dice Sinaí (33, 2). Seir: Edom. al sudoeste del Mar Muerto. Cadesbarnea: localidad situada en la parte norte de la península de Sinaí, donde los israelitas acamparon desde el envío de los exploradores (Números capítulo 13) hasta el fin de su peregrinación por el desierto, es decir 38 años. ↑
* 7. Montaña de los amorreos: la montaña de la Palestina, donde vivían los amorreos (Josué 5, 1). Sefelá: la región costera entre Jafa y Gaza, a lo largo del Mediterráneo. Négueb: parte meridional de Palestina. El río Éufrates: según Nácar-Colunga, “una glosa añadida por los copistas imbuidos en los vaticinios mesiánicos (Salmos 71, 8-11; 88, 26; Zacarías 9, 10)”. ↑
* 9. Véase Éxodo 18, 13-26. ↑
* 17. No hagáis acepción de personas: “Nuestra religión, dice San Jerónimo, no sabe hacer distinción de personas; no examina las condiciones, sino los sentimientos de cada cual; juzga al noble y al jornalero, al amo y al esclavo, según sus costumbres, y la gran nobleza ante Dios consiste en que seamos ricos en virtudes”. La gran importancia que Dios da a este precepto se ve por la insistencia con que lo repite en el Antiguo y Nuevo Testamento (16, 19; Levítico 19, 15; I Reyes 16, 7; II Paralipómenos 19, 7; Juan 7, 24; Santiago 2, 1; I Pedro 1, 17, etc.). Él obra así y quiere que le imitemos. ↑
* 19 ss. Véase Números capítulos 13 y 14. ↑
* 28. Hijos de Enac o enaceos: gigantes. Véase Números 13, 22 y nota. ↑
* 31. Este versículo y el 39 revelan ya el misterio más grande del cristianismo, que es, dice Pío XII, el misterio del corazón de Dios, o sea su amor paternal hacia nosotros. De ahí brota la doctrina de la infancia espiritual, con la cual Santa Teresa del Niño Jesús reveló al mundo, según Benedicto XV, el secreto de la santidad. Véase Proverbios 9, 4; Isaías 66, 12-13; Mateo 18, 3-4, etc. Nótese el contraste entre esa actitud de Dios y la desconfianza de los hombres. ↑
* 37. Alude al castigo que Dios pronunció contra Moisés (Números 20, 12). La murmuración del pueblo en las “Aguas de la contradicción” fue causa de que Moisés dudara de la misericordia de Dios. El buen pastor cayó allí por sus ovejas. El Espíritu Santo mismo lo explica así en el Salmo 105, 32-33. ↑
* 1 ss. Cf. Números 20, 14-21. ↑
* 4. El rey de Edom (Seír) les negó el paso (cf. Números 20, 14 ss.). Los hijos de Esaú: Los edomitas, que eran descendientes del patriarca Isaac. De ahí que los llamen hermanos. ↑
* 7. Y no te ha faltado nada: “¡Y ese pueblo, durante cuarenta años, siempre pensaba que carecía de algo! Un temor imaginario lo perseguía y lo hacía murmurar”. ↑
* 8. Por el camino del Arabá; es decir, esa parte del Araba que hoy se llama Wadi el Arabá y se extiende desde el Mar Muerto hasta el golfo de Akaba, donde se hallaban las ciudades de Elat y Esionguéber. Elat daba antiguamente al golfo su nombre: golfo elanítico. Cf. 1, 1 y nota. ↑
* 9. Los moabitas eran parientes de los israelitas por su descendencia de Lot, sobrino de Abrahán. Ar, llamada también Ar Moab, o Ir Moab, situada a orillas del Arnón, era su capital. ↑
* 10. Sobre los emitas véase Génesis 14, 5; sobre los enaceos 1, 28 y nota. ↑
* 11. Gigantes; en hebreo Refaím o Refaítas. Cf. 3, 11; Génesis 14, 5 y notas. ↑
* 12. Sobre los horreos véase Gen, 14, 6 y nota. ↑
* 19. También los amonitas eran hijos de Lot, como los moabitas (véase versículo 9 y nota).
23. Caftoreos: Vulgata: capadocios. Caftor es el nombre antiguo de Creta. Los caftoreos (cretenses) aquí mencionados, son los filisteos que habitaban la costa entre Jafa y Gaza (cf. Génesis 10, 14; Jeremías 47, 4; Amós 9, 7). Más tarde, en tiempos de David, formaban ambos una tropa especial, la guardia real, los “cereteos y feleteos” (II Reyes 8, 18). ↑
* 24. Véase Números 21, 21-30. Toda la historia de Israel muestra que sus triunfos le fueron dados por Dios cuando no confió en sí mismo, sino en Él. Cf. Salmos 32, 16 s. y 43, 4. ↑
* 34. Exterminio, en hebreo “chérem” (anatema), que significa la destrucción completa. Como ejemplo véase la guerra contra los madianitas (Números capítulo 31). Cf. Levítico 27, 28 s. y nota. ↑
* 36 s. El Arnón: afluente oriental del Mar Muerto, Galaad: región septentrional de Transjordania. Yaboc: tributario del Jordán desde el Oriente, hoy día Nahr ez-Zerka. ↑
* 1 ss. Véase Números 21, 31-35. Sobre Basan véase Números 21, 33 y nota. ↑
* 2. Antes de que de hecho alcanzasen el triunfo, ya lo tenían, porque Dios se lo daba. Es ésta una figura de la gracia. Por, los méritos de Cristo se nos ha dado la fuente de todas las gracias. Hace falta ahora que las aprovechemos mediante la fe y los sacramentos. Ya en posesión de la gracia santificante, participación de la misma vida divina, es preciso que tomemos conciencia de ella, que conozcamos nuestra grandeza de cristianos, como decía León Magno, y vivamos de acuerdo con ella. Cf. Romanos 6, 3 ss. ↑
* 8. El Hermón (Antilibano), llamado también Sirión (Salmo 28, 6) o Sanir (Cantar de los Cantares 4, 8). es el límite septentrional de Transjordania, el Arnón el límite sur. ↑
* 11. Cama: otros traducen sepulcro, o sarcófago. Las medidas son, si tomamos el codo ordinario, de 4,05 por 1,80 metros. No son de extraordinario tamaño estos sepulcros, cuyo nombre científico es “dolmen” (plural “dólmenes”). El P. Fernández, quien vio muchos de ellos en Transjordania, antiguo territorio de Og y de los gigantes, llamados Refaím (cf. Génesis 14, 5; Deuteronomio 2, 10), describe su forma más común de esta manera: “Consiste en cuatro grandes lastras de piedra colocadas verticalmente y dispuestas de modo que formen una especie de caja rectangular, cubierta con otra grande piedra; los intersticios se cerraban con piedras pequeñas… La piedra que sirvió de puerta, y que era al mismo tiempo uno de los cuatro lados de la caja, se ve ordinariamente yacente en el suelo” (Flor. Bibl. XII, 24 s.). Rabbat, capital de los amonitas. En tiempo helenístico se llamaba Filadelfia; hoy Ammán, capital de Transjordania. ↑
* 17. Arabá: Véase 1, 1 y nota. Kinéret: el lago de Genesaret. Cf. Números 34, 11. Mar Salado: Mar Muerto. El Fasga: montaña al este del Mar Muerto en la región septentrional de Moab. Cf. Números 23, 14. ↑
* 26. Véase 1, 37 y nota. Cf. 31, 2. ↑
* 29. Betfegor (casa de Fegor), más tarde ciudad de la tribu de Rubén, frente a Jericó. ↑
* 1. Para que viváis: Véase la queja de Jesús: “Vosotros no queréis venir a Mí para tener vida” (Juan 5, 40). Dios no necesita de nosotros, ni de nuestros obsequios (Salmo 15, 2). Si nos da una ley, es porque la necesitamos (a causa de nuestra ignorancia y maldad), para ser felices como Él quiere que seamos. ↑
* 2. No añadáis… ni quitéis; pues es palabra de Dios, y no de hombres. Cf. las tremendas maldiciones que San Juan fulmina contra los que se atrevan a adulterar el texto del Apocalipsis, añadiéndole o quitándole palabras (Apocalipsis 22, 18 s.). ↑
* 3. Véase Números 25, 1 ss. ↑
* 6. En esto consistirá vuestra sabiduría: Es ésta una franca condenación, no de la inteligencia, pero si del intelectualismo que no se encauza en la Ley del Señor. La verdadera sabiduría consiste en cumplir los eternos mandamientos de Dios. Es lo que en otros pasajes se llama el “temor del Señor” (Job 28, 28; Salmo 110, 10; Proverbios 1, 7; 9, 10; 15, 33; Eclesiástico 1, 16; 1, 34; 19, 18). Esta sabiduría practica constituye la base y el punto de arranque de toda espiritualidad, con tal que se funde en el conocimiento de Dios (Juan 17, 3), porque sin el recto conocimiento del Dios Uno y Trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo, el hombre se desvía y cae en esas exterioridades y formulismos que son todo lo contrario de la sabiduría. Es lo que Jesús censura tantas veces en los fariseos. ↑
* 8. ¿Qué nación hay tan grande? La grandeza de Israel no consistió en sus armas, ni en su poder político o económico, sino exclusivamente en su carácter de pueblo elegido, que gozaba de una legislación divina, aunque por regla general la descuidaba y despreciaba. “Cierto que esta Ley era un preceptor severo (Gálatas 3, 24), pero conducía al pueblo a Cristo, no con castigos solamente, sino también con alegría” (Mons. Keppler). Como los israelitas, estamos también nosotros ciegos frente a los favores del Señor, pues son demasiado numerosos, y la ingratitud es el vicio humano por excelencia. Leyes y preceptos tan justos: ¿No es también ingratitud el que hayamos olvidado los valores jurídicos de la legislación israelita que sin duda era la mejor del mundo antiguo? Dice al respecto un jurista: “El valor jurídico de la Biblia en cuanto a la legislación de Israel se refiere, daría lugar a un libro envidiable de extraordinario interés, cuya lectura no nos cansaríamos de sugerir a los juristas estudiosos y a las Universidades y centros de cultura como tema de tesis o de premio. La triste caída de Israel fue causa de que se menospreciara sus tesoros al extremo de que el derecho romano, base del actual, apenas tenga dos o tres puntos en materia penal, que denuncien un rastro de la legislación mosaica”. Cf. por ejemplo la ley de la restitución de las posesiones (Levítico 25, 13 ss.). ↑
* 11. Véase Éxodo capítulos 20-23. ↑
* 19. Dios abandonó a los gentiles a la idolatría más ignominiosa (Romanos 1, 24 ss.; Gálatas 5, 19; Efesios 4, 19), la que se propagaba cada vez más por el mundo. Solamente los israelitas conservaban, por especial favor de Dios, el monoteísmo. Pueblo de su herencia: cf. Éxodo 4, 22; 19, 5 y notas. ↑
* 24. Véase 5, 9. Es ésta una verdadera definición de Dios, que anticipa lo que nos dice San Juan: Dios es amor (I Juan 4, 8). Todo amor es celoso: lo da todo, pero no puede soportar el desvío. Por eso dice el Cantar de los Cantares (8, 6) que el amor es fuerte como la muerte y los celos son duros como el infierno. Véase Hebreos 12, 29: Santiago 4, 5; Éxodo 19, 5 s.; 20, S; 34, 14. ↑
* 27. No viviréis mucho tiempo en ella: Alusión profética al cautiverio de Asiria y Babilonia. ↑
* 29. Buscarás o Yahvé: Cf. III Reyes 8, 47 ss.; Daniel 6, 10. ↑
* 30. Se refiere a la conversión de los judíos, anunciada por San Pablo para los últimos tiempos (Romanos 11, 25). Véase Baruc 4, 28 s. ↑
* 40. Para siempre: Éste es uno de los pasajes en que los judíos fundan sus derechos a la posesión de Palestina. ↑
* 41 ss. Véase 19, 1-10; Números 35, 9-15. ↑
* 48. En vez de Sión ha de leerse tal vez Sirión, que es el monte Hermón. Cf. 3, 9; Salmo 28, 6. ↑
* 49. El mar del Arabá: El Mar Muerto. ↑
* 3. Se refiere al pacto del Sinaí, hecho no con los patriarcas, sino solamente con Moisés y su pueblo. Entre los oyentes del discurso de Moisés, se encontraban muchos que en su juventud habían presenciado el acontecimiento del Sinaí. Sólo habían muerto los adultos, que eran los que habían murmurado. ↑
* 4. “Dios se hacía sensible al pueblo en el Sinaí; hablaba, pero sus palabras sólo las entendía el profeta, quien las comunicaba al pueblo. Después cesó la visión, que infundía terror al pueblo, y Moisés subía adonde estaba Dios y comunicaba al pueblo las disposiciones divinas (Éxodo 19, 16 ss.; 20, 18 ss.; Hechos de los Apóstoles 7, 38 s.). San Pablo nos dirá luego (Gálatas 3, 19) que la Ley fue dada por ministerio de los ángeles, por mano del mediador que fue Moisés” (Nácar-Colunga). Moisés es por eso figura de Jesucristo que nos consiguió una alianza mejor (Hebreos 8, 6). ↑
* 6 ss. El texto de los diez mandamientos es casi el mismo que en Éxodo 20. Véase allí las notas. ↑
* 9 s. “No por esto se debe acusar a Dios de injusticia, sino más bien alabar su misericordia y sabiduría, por cuanto castigando con penas temporales a los nietos de los que le ofendieron con sus enormes delitos, pone a la vista de los otros un saludable escarmiento para impedir que caigan en semejantes excesos” (Scío). Cf. Éxodo 4, 24; 20, 5 s.; 34, 6 s. y notas. ↑
* 12 ss. Sobre el sábado véase Éxodo 16, 23 ss.; 20, 8 ss.; 31, 13 s.; Levítico 19, 3; Jeremías 17, 21 s. ↑
* 24. Se creía comúnmente que debía morir aquel a quien Dios se manifestase cara a cara. (Éxodo 19, 21; 33, 20 y 23; Jueces 13, 22; I Reyes 6, 19 ss.; Isaías 6, 5). Fúndase este temor en la idea de la infinita majestad de Dios. ↑
* 29. Véase la amarga queja de Jesús en Mateo 23, 37; Lucas 19, 42. ↑
* 4 ss. Este pasaje (versículo 4-9), que los hebreos llaman “Schma” (Oye), es para ellos el centro de la doctrina, y ocupa en sus oraciones el lugar que entre los cristianos tiene el Padrenuestro. En vez de Yahvé dicen Adonái. He aquí el punto céntrico de la Biblia: el gran mandamiento del amor a Dios que, como nos enseña Cristo, es inseparable del amor al prójimo. Por eso lleva el nombre del máximo y primer mandamiento (Mateo 22, 38). Dios quiere ser amado porque Él nos ama inmensamente. Todo el que ama quiere ser correspondido. En este amor está toda la Ley (Mateo 22, 40; Romanos 13, 10). El que ama podrá cumplirla toda y hallará “el yugo suave” (Mateo 11, 30). El que no tiene amor no la puede cumplir. ↑
* 8 s. Los fariseos del tiempo de Jesús, tomando al pie de la letra, estos dos versículos, ponían en cajitas los textos de Deuteronomio 6, 4-9 y 11, 13-21; Éxodo 13, 1-10 y 11-16, y los ceñían a la mano izquierda y a la frente. El Nuevo Testamento los llama “filacterias”, es decir, palabras despertadoras (Mateo 23, 5). Conforme a esto, los judíos colocaban también capsulitas con estas palabras en las jambas y en las puertas de sus casas y, tocándolas al entrar y salir, recitaban el versículo 8 del Salmo 20. Acerca de este rito dice Lesétre, en el Dict. de la Bible IV, col. 1.057 s., que los judíos escribían las palabras mencionadas sobre un trozo de pergamino, en letras hebreas cuadradas, formando veinte y dos líneas. En el reverso del pergamino se escribía el nombre de Dios, “Schaddai”; se enrollaba el pergamino y se lo encerraba en una caña o tubo de madera provisto de una abertura, por donde apareciese la palabra “Schaddai”. Se suspendía la filacteria así formada, en el marco derecho de la puerta de entrada de la casa y de las puertas de las habitaciones. En el Templo sólo se fijaba un pergamino en la puerta de Nicanor. San Jerónimo exhorta al sacerdote Nepociano a evitar esas exageraciones farisaicas y no llevar ni sotana muy larga ni filacterias, y sigue: “¡Oh, cuánto mejor y más perfecto sería llevarte la ley en el alma que no en el cuerpo y tener a Dios en nuestro favor y no la vista y aprobación de los hombres! En esto viene a condensarse toda la enseñanza del Evangelio; esto pretenden enseñarnos la Ley y los profetas y toda la doctrina sagrada y apostólica. Más vale tener todo esto en el corazón que en el cuerpo” (Ad Nepot. 13). Cf. 11, 18-20; Éxodo 13. 9 y 16; Números 15, 38 y notas). ↑
* 13. A Él solo servirás, porque no puedes servir a dos señores (Mateo 6, 24); no puedes beber del cáliz del Señor y del cáliz del demonio, ni participar en la mesa del Señor y en la del demonio (I Corintios 10, 28 ss.). Jesús cita esta palabra en Mateo 4, 10. Por su nombre: en tiempo de Jesucristo ya no juraban por el nombre del Señor, porque no se atrevían a pronunciarlo, sino por el cielo, por el trono de Dios, por la ciudad Santa, etc. (cf. Mateo 5, 33 ss.). ↑
* 15. Un Dios celoso: Dios nos ama con celos (Santiago 4, 5), y llama adúlteros a los que quieren compartir su amor con la amistad del mundo (Santiago 4, 4; I Juan 2, 15; Lucas 16, 13). Cf. Éxodo 20. 5; 34, 14. ↑
* 16. Cf. Mateo 4, 7, donde Jesús cita este pasaje. Tres veces rechaza Cristo las tentaciones de Satanás con palabras de este libro. Véase 6, 13 y 8, 3. Masá: Cf. Éxodo 17, 1-7. ↑
* 19. Cf. Éxodo 23, 27 ss.; 34, 11. ↑
* 2. La orden de aniquilar las siete naciones obedece a los designios de Dios, quien quiso castigarlas por sus crueldades, perversidades y maldades (cf. 9, 4) y apartar de su pueblo el peligro de la idolatría; peligro tan grande que ya en el desierto se hicieron un becerro de oro para adorarlo (versículo 16). Admiremos la misericordiosa predilección de Dios para con los suyos (Romanos 9, 14-16) y guardémonos de querer juzgarlo (ibíd. 20). ↑
* 4. Véase Éxodo 34, 15 y nota; Josué 23, 12; III Reyes 11, 2; Esdras 9, 2. ↑
* 5. Piedras de culto, en hebreo massebah; Vulgata: estatuas. Cf. Éxodo 23, 24. Ascheras: troncos y ramas de árboles que representaban a la diosa de la fecundidad. La Vulgata vierte: bosques. ↑
* 6 ss. En estos versículos se nota con toda claridad la idea del Reino de Dios. Es un reino santo, sacerdotal (Éxodo 19, 6; 15, 17-18), gobernado por el mismo Dios por medio de sus enviados: Moisés, los profetas, jueces y reyes, a quienes el pueblo ha de obedecer como a portavoces de Yahvé. La causa de la elección de Israel no consistió en sus méritos, ni en su número o valor, sino en el amor de Dios hacia él, pues las relaciones de Yahvé con Israel no son sólo las de Creador a creaturas, sino las de Padre a hijos (32, 9-14). Israel es el primogénito entre los pueblos (Éxodo 4, 22). El Señor fue quien lo redimió de la esclavitud de Egipto, con mano potente y brazo extendido (5, 15), dándole como herencia la tierra de promisión. En él fundó su reino, quedando Él mismo su Rey supremo; despertó en su medio, jueces y profetas, y con infinita paciencia lo preparó como tipo y figura del reinado universal de Dios que había de fundar Jesucristo. Todos estos privilegios eran otras tantas pruebas de su amor paternal para con su pueblo, ↑
* 13 ss. Las bendiciones son temporales y materiales, porque su objeto es todo el pueblo. Además hay que tomar en cuenta la imperfección religiosa y moral del pueblo, incapaz de estimar los bienes puramente espirituales (cf. Santo Tomás. Suma Teológica I-II, 9, 99, a. 6). ↑
* 22. Cf. Éxodo 23, 29. Por falta de habitantes irían aumentando las bestias feroces, ya que Palestina estaba bastante expuesta a las bestias del desierto (cf. Jueces 14, 5; I Reyes 17, 34; II Reyes 23, 20; III Reyes 20, 36, etc.). ↑
* 26. Cf. la historia de Acán, narrada en Josué 7. Véase también Jueces 8, 27. ↑
* 2. Para conocer lo que había en tu corazón: He aquí, explicada por el mismo Dios, la razón de nuestras pruebas y su eficacia para descubrir la rectitud del corazón. Véase I Pedro 1, 7; Salmo 16, 3. Dice a este respecto la Imitación de Cristo: “La tentación no hace al hombre flaco, mas demuestra que lo es.” ↑
* 3. Dios no tiene necesidad de pan para dar de comer a los hombres; puede alimentarlos, mediante su palabra, con cualquier cosa, p. ej., con el maná. En Mateo 4, 4 Jesucristo emplea esta cita para confundir al tentador. Véase 6, 16. ↑
* 4. ¡Admirable providencia del Padre Celestial! Jesús insiste sobre ella en el Sermón de la Montaña para aumentar nuestra fe (Mateo 6, 25 ss.). “No contentos con tornar estas palabras en sentido netamente literal, los rabinos suponían que los vestidos crecían con quienes los llevaban” (Fillion). Una piadosa tradición afirma que también la túnica inconsútil que el Señor usó, fue siempre la misma que María Santísima le hiciera en su infancia, y que creció con Él, conservándose siempre inmaculada. ↑
* 9. Tierra cuyas piedras son hierro: “Parece aludir al basalto, piedra dura y negra, semejante al hierro (cf. 3, 11), muy frecuente en Palestina septentrional sobre todo. Sin embargo, la Transjordania posee también minas de dicho metal, como las de Punón o Piñón” (Bover-Cantera). ↑
* 11 ss. ¡Qué bien conoce Dios el corazón del hombre! ¿Quién no ve retratada aquí su propia infidelidad? (cf. Juan 2, 24 s.). Ante tantas muestras del amor de Dios a su pueblo, que nos arrebatan el corazón por su delicadeza, y ante, los males que habían de acarrearse los israelitas por el abuso de los dones divinos, y muy principalmente por la soberbia de creerse ellos merecedores de tantas bondades, tiembla el corazón de Moisés y los pone en guardia, para que no se olviden del Autor y Dador de las bendiciones. En efecto, la tentación de engreírse en tiempos de prosperidad es muy grande. ¿Quién es capaz de enfrentar seguro y humilde los peligros de la riqueza? “¿Quién es éste?, y le elogiaremos, porque hace maravillas”, dice el Eclesiástico (31, 9). Y si confrontamos el paso del camello por el ojo de la aguja, que Jesús mismo indicó a los ricos (Mateo 19, 24), con la bienaventuranza de los pobres, de los que lloran y de los perseguidos, entonces recogeremos sabiamente el consejo de San Pablo: “El que piensa estar en pie mire que no caiga” (II Corintios 10, 12), y recibiremos amorosamente la prueba de las manos paternales de ese Dios a quien nuestros dolores le duelen más que a nosotros, según Él mismo repite muchas veces (II Reyes 24, 16; Mateo 14, 14; Marcos 6, 3; Mateo 24, 16). ↑
* 15. Escorpiones: La Vulgata añade: y dipsades; una especie de víboras que, según opinión de los antiguos, producían por su picadura sed insaciable. De ahí su nombre de dipsades, que en griego significa causantes de sed. Cf. Números 21. 6 ss. ↑
* 2. Véase Números 13, 32 y nota. ↑
* 4 ss. No por su justicia, es decir, no por propios méritos ni por sus buenas obras ganan los israelitas el país prometido, sino para que Dios, mediante ellos, castigue a otros pueblos y a fin de que para su pueblo se cumplan las promesas de misericordia. Véase Efesios 2, 8. “Opus est miserentis Dei”. como dice San Agustín, citando a San Pablo (Romanos 9, 16). ↑
* 7 ss. Véase Éxodo capítulo 32; Salmo 105, 19 ss. ↑
* 14. Cf. Números 14, 12. ↑
* 18. Este segundo ayuno de cuarenta días y cuarenta noches es, según opinión de la mayoría de los expositores, el mismo que se menciona en Éxodo 34, 28. De lo contrario, Moisés hubiera ayunado tres cuarentenas. Cf. versículo 25. ↑
* 22. De los lugares se llamó el primero Taberá (Incendio), por el fuego que Dios envió cuando se quejaron (Números 11, 1-3); el segundo, Masá (Tentación), porque tentaron a Dios, murmurando por la falta de agua (Éxodo 17, 1-7); el tercero, Kibrot-Hataavá (Sepulcros de la concupiscencia) por el apetito insaciable de comer carne (Números 11, 33 s.). ↑
* 28. No sea que digan, etc.: Moisés toca la fibra más tierna del Corazón paternal de Dios: su amor al pueblo escogido y el honor de Su nombre. Véase sobre este punto Éxodo 32, 12; Números 14, 18 ss.; Ezequiel 20, 8 y notas. ↑
* 6 ss. Véase Números 33, 30 s. y 38; 20, 28. La muerte de Aarón y los otros acontecimientos relatados hasta el versículo 9, sucedieron más tarde; Moisés los narra aquí como testimonios de lo que quiere comprobar en el capítulo 10, 1-10: la misericordia de Dios que perdona. ↑
* 13. Para bien tuyo: ¿No es éste un anticipo del Evangelio, con sus bienaventuranzas (Mateo 5) y sus promesas de felicidad aun en esta vida? Cf. Juan 13, 17; 16, 24; 17, 13, etc. ↑
* 14. Dios insiste aquí en que comprendamos el amor paternal que nos tiene. La desigualdad infinita que va de Él a nosotros muestra que no puede ser amor de estimación, sino de pura y gratuita misericordia. Nada es más precioso que saber esto, pues si por una parte nos coloca en estado permanente de saludable humillación, por la otra dilata nuestro corazón en una confianza que no tiene límites. ↑
* 16. Cf. Romanos 2, 29 y nota. “La circuncisión del Corazón no es otra cosa que la obediencia a la Ley divina, igual que la circuncisión de los oídos. Es una idea frecuente en los profetas, con que nos explican el verdadero contenido de la circuncisión de la carne” (Nácar-Colunga). Cf. Levítico 26, 41; Jeremías 4, 4; 9, 26; Ezequiel 44, 7; Hechos de los Apóstoles 7, 51. ↑
* 17. La expresión Dios de los dioses es como un superlativo; equivale a decir: el único Dios. Cf. 4, 35. Señor de los señores llama el Nuevo Testamento a Cristo triunfante en su Parusía (Apocalipsis 19, 17). ↑
* 20. Cf. 6, 13; Mateo 4, 10; Lucas 4, 8. ↑
* 22. Cf. Génesis 46, 27; Éxodo 1, 6; Hechos de los Apóstoles 7, 14 y notas. ↑
* 6. Cf. Números capítulo 16. ↑
* 10. La tierra de Egipto no tiene lluvias; su proveedor de aguas es el Nilo. del cual recibe toda el agua necesaria para el cultivo de los campos. Palestina, en cambio, es un país regado por el mismo Dios que manda todos los años dos periodos de lluvias, la primera en los meses de noviembre y diciembre, la segunda poco después (cf. versículo 14). De esta manera los israelitas se acordaban siempre de la amorosa providencia de Dios. ↑
* 18. Sobre vuestro corazón, etc.: Acerca de la explicación rabínica de este versículo y del versículo 20 véase la nota a 6, 8 s. ↑
* 21 ss. Nunca pudieron cumplirse plenamente estas bendiciones a causa de la incredulidad del pueblo. Sin embargo es posible que se cumplan en la conversión de Israel que San Pablo anuncia en Romanos 11, 26; pues “los dones y la vocación de Dios son irrevocables” (ibíd. versículo 29). ↑
* 29. Garizim… Ebal: Según Eusebio y San Jerónimo, Moisés habla de dos montes que se hallarían en las cercanías de Jericó; los intérpretes modernos sostienen con razón que se trata de los dos montes que están junto a Siquem. Moisés alude probablemente a aquel acontecimiento cuya realización se describe en Josué 8, 30 ss. Cf. también 27, 11. ↑
* 30. Camino del occidente: Así se llama aquí la carretera internacional que atravesaba de norte a sur toda la Palestina occidental y servía de arteria para el tráfico entre Egipto y los países de Asia. Arabá: El valle del Jordán. Junto al encinar de Moré: Vulgata: junto al valle que se extiende y entra bien lejos. Cf. Génesis 12, 6. ↑
* 2 s. Los pueblos cananeos no tenían templos, sino solamente lugares de culto, los llamados “lugares altos”. Sus dioses principales eran Baal, en cuyo honor se erigían pequeñas columnas de piedra, llamadas “massebas” y Astarté (Venus), a la cual los cananeos dedicaban “ascheras”, es decir, árboles frondosos cortados y fijados en la tierra. La Vulgata traduce ascheras por bosques (versículo 3). Cf. 7, 5; Éxodo 23, 24. ↑
* 6. En oposición a los cananeos que ofrecían los sacrificios en los montes y collados, los israelitas tendrán un solo centro de culto, el lugar que Dios escogiere para el Tabernáculo. Cf. 14, 23-25; 15, 20; Éxodo 20, 24-26; Levítico 14, 11 ss. ↑
* 7. Bien vemos en todo este capítulo cómo Dios quiere la felicidad del hombre, y se la da a los que le aman y confían en Él como verdaderos hijos. Véase 10, 12 y 14, 1. Cf. Levítico 3, 1 y nota. ↑
* 12. Los Levitas no poseían territorio como las otras tribus; por consiguiente llevaban una vida muy pobre, particularmente en tiempos de relajamiento religioso, cuando la gente no pagaba los diezmos, y en los días de grandes calamidades cuando el suelo no daba sus frutos. De ahí la insinuación de invitarlos a los banquetes sacrificiales. Cf. versículo 19; 14, 27 y 29; 16, 11; Números 18, 21; 35, 2 s. ↑
* 15. Véase Levítico 17, 1-7. No obstante la centralización del culto se toleraban excepciones. La ley del Levítico 17 podía ser fácilmente observada cuando vivían en el desierto y tenían sus tiendas alrededor del Tabernáculo, pero sería poco práctica para la gente esparcida por toda la tierra prometida. De ahí que Moisés mitigara la exigencia de llevar todos los animales ante el Tabernáculo para sacrificarlos, pero aun esto se practicaba más tarde como costumbre piadosa. ↑
* 16. No comáis sangre: Cf. 15, 23; Génesis 9, 4; Levítico 7, 26; 17, 10. ↑
* 23. Cf. versículo 16; Levítico 17, 11 y notas. La sangre no se comía, porque se la consideraba como el asiento de la vida, la cual pertenece a Dios. Bellísimo precepto, ciertamente dentro del orden natural. La Ley de Cristo, enteramente espiritual (Juan 4, 23 ss.; 6, 63 y notas) ya no se preocupa, o sólo transitoriamente, de estas cosas materiales. Cf. Hechos de los Apóstoles 15, 29; Colosenses 2, 16 ss. y notas. ↑
* 30. Moisés se refiere aquí a la opinión antigua de que cada país tenía sus propios dioses, que reclamaban cierto culto aun de parte de los conquistadores (cf. IV Reyes 17, 25-28). Fue esta falsa creencia la que pobló enormemente el Olimpo de los pueblos paganos. ↑
* 32. Sin añadir ni quitar nada: Si Cristo cambió la Ley, lo hizo porque ya antes la había cumplido por la caridad, la cual es la plenitud de la Ley (San Agustín). Cf. 4, 2; 18, 20; Josué 1, 7; Proverbios 30, 6; Apocalipsis 22, 18. ↑
* 3. Os prueba Yahvé: Aquí se ve cómo lo que se prueba en las tentaciones es nuestra fe, según dice San Pedro (I Pedro 1, 7). Por eso él mismo nos enseña que para resistir al diablo hay que ser “fuertes en la fe” (ibíd. 5, 9). La prevención contra los magos y falsos profetas, y las amenazas que siguen, son comprensibles por el influjo pernicioso que éstos ejercen sobre las. masas. Cf. las palabras de Cristo contra los falsos profetas devastadores de su Iglesia (Mateo 7, 15 ss.; 24, 24), y lo que dicen sobre ellos San Pablo (II Tesalonicenses 2, 10 ss.) y San Juan. Este declara que es ya la última hora, y que muchos se han hecho anticristos (I Juan 2, 18 s.); lo que significa que no necesitamos esperar a los falsos profetas como un acontecimiento futuro. ↑
* 9. Debes matarle: Tal es el horror que Dios tiene a los falsos profetas. Cf. 18, 20. Tu mano será la primera: Cf. 17, 7; Hechos de los Apóstoles 7, 58 s. Esta rigurosidad se explica por la peligrosidad de los falsos maestros, que se presentan ante el pueblo como ovejas, es decir, con apariencia de piedad (II Timoteo 3, 5) y como los más fieles servidores de Dios, de modo que hasta la gente piadosa cae en las redes de su elocuencia. Llama la atención el contraste de este pasaje con la parábola de la cizaña (Mateo 13, 29 s.) donde el Padre celestial da libertad a los malos hasta el juicio final. Es porque en la parábola de la cizaña se trata de los que no son de la Iglesia, aunque viven juntamente con los discípulos de Cristo, en el campo del mundo, mientras aquí Moisés habla de los que pertenecen al mismo pueblo teocrático, y por ende tienen más influencias sobre el pueblo poco formado. ↑
* 13. Hijos de Belial: “Etimológicamente Belial significaba «sin valor» y por extensión, malicia, mal. En el Nuevo Testamento ha llegado a ser sinónimo de Satanás” (Vigouroux, Polyglotte, I p. 907). Cf. II Corintios 6, 15 y nota. ↑
* 17. Todo lo relacionado con la idolatría se castigaba _ con las penas más duras. Ni siquiera estaba permitido usar los muebles o utensilios de las casas de los idólatras. De lo contrario no se habría conservado intacta la religión de Israel. Cf. Éxodo 32, 26, ss.; Números 25, 4 s. ↑
* 1 s. Sois hijos de Yahvé: La filiación divina, el más alto de los dones que nos ha conquistado Jesús se nos anticipa aquí desde el Antiguo Testamento. Es lo que recuerda el apóstol San Pablo a los Gálatas: “Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús” (Gálatas 3, 26; 4, 6; Efesios 5, 1 y 6). El hacer sajaduras en el cuerpo y cortar el cabello de cierta manera, era rito de luto entre los paganos que rodeaban a Israel. Véase Levítico 19, 27 y nota. Un pueblo santo: Cf. versículo 21; Éxodo 19, 6; Levítico 11, 44; I Pedro 2, 9 y notas. ↑
* 4 ss. Véase Levítico 11, 2 ss. ↑
* 21. Cf. Éxodo 23, 19; 34, 26. Cocer el cabrito en la leche de su madre, estaba prohibido, puesto que los pueblos paganos lo hacían por idolatría; según otros, por ser crueldad. Véase Levítico 22, 27 y Deuteronomio 22, 6. ↑
* 22 ss. Sobre los diezmos véase Levítico 27, 30-33; Números 18, 21-32; Deuteronomio 12, 17-19; 26, 12-15. Aquí se trata de los diezmos, que por la larga distancia no podían llevarse al Santuario. Los diezmos de los frutos de la tierra constituían el sustento principal de los levitas. De ahí las disposiciones de los versículos 27 y 29. El diezmo del diezmo de los frutos pertenecía a los sacerdotes. ↑
* 26. Notemos cómo Dios no se complace en el sufrimiento del hombre, sino que Él mismo promete y prodiga la abundancia a los que aceptan ser sus hijos. ↑
* 28. Sobre este diezmo véase Deuteronomio 26, 12 ss. ↑
* 29. Nótese la continua preocupación del legislador por los pobres, lo que es como un anticipo del Evangelio (Mateo 22, 39). Para que Yahvé, tu Dios, te bendiga: Véase como ilustración lo que anuncia el profeta Malaquías (Malaquías 3, 10). ↑
* I. Cf. Levítico 25, 2 ss. y nota. Según algunos, la remisión de las deudas en el año sabático no era completa, sino sólo un aplazamiento de pago. A tal interpretación se opone el versículo 9, que muestra el espíritu de esta admirable institución, que es de una transcendencia social incalculable, cuya sabiduría no ha sido alcanzada después por pueblo alguno. ↑
* 4. ¡Cuán lejos de eso está hoy la humanidad, orgullosa de su progreso técnico y material! Sólo en los tiempos apostólicos se llegó a esto, como fruto del Evangelio plenamente vivido (Hechos de los Apóstoles 4, 32-37). Véase versículo 11 y nota. ↑
* 6. Prestarás a muchas naciones: Cf. 28, 12. donde igualmente se agrega que la promesa es condicional. Nácar-Colunga pone aquí la siguiente nota: “Podría alguien pensar que con estas palabras se autoriza a los hebreos para ejercer la usura con los extranjeros. No hay tal. Este versículo promete la bendición de Dios a Israel por la observancia de la Ley, y el autor sagrado da a esa bendición la forma acomodada a las circunstancias, que aquí son las de los versículos anteriores. Es lo que observamos en los profetas con las bendiciones mesiánicas, que toman infinitas formas de expresión, según las circunstancias en que se halla el profeta (28, 12, 44; Isaías 23, 17 s.; 60, 6 ss.; Ageo 2, 8). ↑
* 8. Véase Mateo 5. 42; Lucas 6, 34-35. ↑
* 11. Trasciende aquí maravillosamente la economía divina que permite que siempre haya pobres, para que no nos falte la ocasión de abrir la mano y cumplir el gran mandamiento del amor al prójimo. También Jesús afirma que siempre habrá pobres (Mateo 26,11); y para estimularnos a socorrerles se identifica Él mismo con ellos (Mateo 25, 34 ss.). ↑
* 12 ss. Otra conquista de progreso social, mayor que las leyes de jubilaciones y pensiones de hoy, porque estaba fundada en la caridad de Dios. Cf. Éxodo 21, 2; Levítico 25, 13 ss.; Jeremías 34, 14 y nota. ↑
* 19. Según Números 18, 15 ss., los primogénitos del ganado pertenecían a Dios, y parte de ellos a los sacerdotes. Moisés adapta esta ley a nuevas circunstancias, extensión del país, etc., indicando las normas, según las cuales tendrán que consagrar a los primerizos. ↑
* 23. No comerás su sangre: Cf. 12, 16 y nota. ↑
* 1. Cf. Éxodo 23, 14 s.; 34, 18ss.; Levítico 23, 5 ss.; Números 28, 16 s. Abib: Así se llamaba el primer mes del año litúrgico (marzo-abril). Más tarde su nombre era Nisán. ↑
* 2. De aquí deducen algunos que se empleaban también, en lugar del cordero pascual, ovejas y vacas. San Agustín observa acertadamente que Moisés habla de los sacrificios pacíficos que se ofrecían durante la semana de Pascua. ↑
* 10. La fiesta de las Semanas: Pentecostés. Cf. Éxodo 23,16; 34,22; Levítico 23, 9 ss.; Números 28, 26 ss. ↑
* 11. Véase 14, 29; Números 18, 21 y notas. ↑
* 13. Véase Éxodo 23,16; 34,22; Levítico 23, 33 ss.; Números 29, 12 ss. ↑
* 15. Entrégate a la alegría, porque la alegría es inseparable del amor a Dios. “Servid al Señor con alegría”, dice el salmista (Salmo 99, 2), y en el Nuevo Testamento San Pablo nos exhorta en el versículo más corto de la Biblia a alegrarnos siempre (I Tesalonicenses 5, 16). “Aquel que recuerda a un excelente amigo, dice San Crisóstomo, recubra valor y siente su corazón lleno de alegría con tan dulce recuerdo. Quien trae a su memoria la idea de aquel Dios tan bueno, que se dignó amarnos tiernamente, ¿cómo puede estar triste, o sentir alguna impresión siniestra o temer algún peligro?” (Hom. 26 Epist. ad Hebreos). ↑
* 16. Tres veces al año: Cf. Éxodo 23, 17; 34, 23. ↑
* 19. Véase 1, 17 y nota. “Es preciso que el juez escuche y falle con los ojos cerrados, es decir, sin distinción de personas. Obrar de otra manera, es tener un alma venal o apasionada, y despreciar el honor, la fe y la justicia.” ↑
* 21 s. Se trata aquí de las «ascheras» o troncos de árboles erigidos en honor de Astarté, y en el versículo siguiente de las «massebas», monumentos de piedra en honor de Baal. Cf. 7, 5; 12, 2; Éxodo 23, 24; Jueces 2. 13; Baruc, capítulo 6 y notas.
3. El ejército del cielo: las estrellas. Cf. Génesis 2, 1 y nota. ↑
* 6. Jesús cita este pasaje en Juan 8, 17 y San Pablo en II Corintios 13, 1 y Hebreos 10, 28. ↑
* 7. Jesús invoca este pasaje en Juan 8, 7, cuando dice a los testigos que arrojen la primera piedra sobre la adúltera. Cf. 13, 9 y nota. ↑
* 8. Entre sangre y sangre: o sea, en caso de homicidio. Entre herida y herida: Vulgata: entre lepra y lepra. ↑
* 9. Tratándose de un régimen teocrático correspondía también al Sumo Sacerdote el cargo de supremo Juez. Le asistía un consejo que conocemos después del cautiverio bajo los nombres de “La Gran Sinagoga”, “Sinedrio”, “Sanedrín” o “Concilio”. Se componía del Sumo Sacerdote como presidente y de setenta asesores. ↑
* 11. Según la ley que ellos te enseñaren: Los levitas y sacerdotes estaban encargados de adoctrinar al pueblo (Levítico 10, 11). Por eso tenían que estudiar el divino Libro y adquirir la “ciencia”, como se lee en el libro del profeta Malaquías; “Los labios del sacerdote, han de guardar la ciencia” (Malaquías 2, 7), esto es, la verdadera sabiduría. “El sacerdote, dice San Jerónimo, guardará la ciencia de manera que se parezca a una saludable y sabia biblioteca donde cada cual puede tomar lo que necesita.” ↑
* 12. Al hombre moderno le parece duro quitar la vida a quien no obedezca al sacerdote o al juez, pero hay que tener en cuenta que en el pueblo hebreo el sacerdocio y el gobierno estaban tan íntimamente unidos, que todo acto de desobediencia contra uno de los dos poderes amenazaba la existencia de ambos. El que abandonaba la ley civil, negaba con ello la ley de Dios y era considerado como un incrédulo y apóstata, merecedor de la pena de muerte (versículo 7 y nota). Cf. Números 15, 30. ↑
* 14 ss. Cf. Jueces 21, 24; I Reyes 8. Previendo el deseo del pueblo de tener un rey, como los otros pueblos, anticipa Moisés disposiciones sobre la elección y los derechos de rey. La prohibición de multiplicar la caballería (versículo 16) tiene su fundamento en que el rey debe confiar más en Dios que en los caballos y carros de guerra (Salmo 32, 16 ss.). Además los caballos se criaban en Egipto, de manera que era de temer que se estrechasen los lazos con un país idólatra. Previene también contra el número excesivo de mujeres, tal como el que poseían los reyes paganos, pero sin prohibir la poligamia. Tan sólo Cristo restableció la unidad e indisolubilidad del matrimonio (Mateo 19, 8 s.). ↑
* 18 s. Una copia: Vulgata: un Deuteronomio, o sea, un duplicado de la Ley. Nótese que el rey está obligado a tener consigo el Libro sagrado, y leer en él todos los días. Así lo han entendido los grandes reyes cristianos: Carlomagno, San Luis, rey de Francia, Alfonso el Sabio. ¡Qué abundancia de felicidad se derramaría sobre los pueblos si los gobernantes y los parlamentos se inspiraran en las sabias doctrinas de la Sagrada Escritura! ↑
* 1. San Jerónimo aplica estas palabras a los sacerdotes de la Iglesia y los exhorta a no buscar las ganancias e intereses del siglo, ni tener más bienes que cuando comenzaron a ser clérigos. “Digo esto, continúa el Doctor Máximo, porque hay algunos que como monjes han venido a ser más ricos de lo que eran como seglares; y clérigos hay que bajo la bandera de Cristo pobre poseen riquezas que no tuvieron bajo la del demonio rico y engañador. La Iglesia gime de ver en su gremio ricos a los que antes el mundo tenía por pobres mendigos… Huid como de una pestilencia contagiosa del clérigo negociante, que de pobre se ha hecho rico y de hombre oscuro convertido en glorioso” (Ad Nepot.). Cf. 10, 9; Números 18, 20 y 23; 26, 62; I Corintios 9, 13; I Timoteo 6, 8. ↑
* 7. Prestará servicio en nombre de Yahvé: Quiere decir que el levita podrá ganar su sustento, yendo al lugar del Tabernáculo y participando en los convites sagrados. Por regla general, los levitas vivían en sus ciudades, y sólo algunos, según el turno, servían en el Templo. ↑
* 10. Pasar a su hijo por el fuego: Se refiere a la perversa costumbre de quemar niños en honor de Moloc. Cf. Levítico 18, 21; 20, 2; IV Reyes 16, 3; 21, 6; Salmo 105, 37 s.; Isaías 57,5; Jeremías 7, 3 1 ; 19,5; 32, 35; Ezequiel 16, 21; 23, 37. ↑
* 11. Cf. Levítico 19, 27 y nota. ↑
* 13. Sé escrupuloso: sé perfecto. Cf. Génesis 17, 1 y nota. “Dichoso es, dice San Jerónimo, el que se santifica cada día progresando, y no considera el bien que ayer hizo, sino el que tiene que hacer hoy para adelantar. El santo está siempre dispuesto a subir, y el pecador a bajar, y así como el hombre perfecto se perfecciona cada día más y más, el pecador desmerece progresivamente” (In. Psal. 83). ↑
* 15. “Oráculo con razón famoso, del cual el Nuevo Testamento trae varias interpretaciones auténticas, San Pedro (Hechos de los Apóstoles 3, 22) y San Esteban (Hechos de los Apóstoles 7, 35) lo aplican directamente a Nuestro Señor Jesucristo” (Fillion). Cuando Felipe fue llamado al apostolado, dijo: “Hemos encontrado a Aquel de quien escribió Moisés” (Juan 1, 45). El mismo Salvador se refiere a la profecía de Moisés en Juan 5, 45 ss. No cabe duda de que la profecía se cumplió en Jesucristo. Así como Moisés fue el legislador de la Ley Antigua, Jesucristo lo es de la nueva (San Agustín). Véase Juan 1, 17; Hechos de los Apóstoles 3, 22; 7, 37 y notas. ↑
* 20. Cf. 12, 32; 13, 9 y notas. Nada aborrece tanto el Señor como la deformación de la doctrina, que tiende a convertir, como dice San Jerónimo, el Evangelio de Dios en Evangelio del hombre. Por esto el Papa Benedicto XV exhorta enérgicamente a que no se prediquen “cosas que no tienen de sagrado más que el lugar donde se pronuncian” (Encíclica Humani Generis Redemptionem). ↑
* 22. No le temas: No hagas caso del falso profeta. Véase las palabras de San Pablo en Gálatas 1, 9: “Cualquiera que os anuncie un Evangelio diferente del que habéis recibido sea maldito.” Cf. Mateo 7, 15; Juan 5, 43; 7, 18; Hechos de los Apóstoles 20, 29; II Corintios 11, 13 s.; I Timoteo 3, 5; 4, 3; II Pedro 3, 3 s. ↑
* 2. Eran seis las ciudades de refugio; tres en Transjordania y tres en Cisjordania. De estas últimas habla Moisés en el versículo 9. Cf. 4, 43; Números 35, 11 ss. ↑
* 3. Prepararás el camino, que lleva a la próxima ciudad de refugio. Es de notar que sólo el matador involuntario gozaba del derecho de refugiarse en una de esas ciudades, (cf. versículo 12). ↑
* 6. El vengador de la sangre: El pariente más próximo del que había sido muerto. ↑
* 15. Lo que antes (Deuteronomio 17, 6; Números 35, 30) estaba prescrito para ciertos casos, aquí se hace regla general, porque uno solo podía fácilmente calumniar a otro, mientras que dos o tres testigos son mayor garantía para evitar sentencias injustas. San Pablo recomienda la misma norma cuando se trata de un presbítero, puesto que los sacerdotes más que otras personas son el blanco de acusaciones anónimas. “Contra un presbítero, intima el Apóstol al obispo Timoteo, no admitas acusación si no es por testimonio de dos o tres testigos” (I Timoteo 5, 19). ↑
* 20. Véase un concepto análogo en I Timoteo 5, 20, donde el Apóstol dice: “A aquellos que pequen, repréndelos delante de todos, para que los demás también cobren temor.” ↑
* 21. Alude a la ley del talión (Éxodo 21, 24), derogada por Cristo en el Sermón de la Montaña (Mateo 5, 38 ss.) y sustituida por la ley de la caridad. ↑
* 1. Caballos y carros: los israelitas temían la superioridad de los pueblos vecinos, los que poseían carros de guerra, esa poderosa arma, los tanques de entonces (Éxodo 14, 7; Josué 17, 16; Jueces 1, 19; 4, 3; I Reyes 13, 5). Por eso Dios les promete luchar por ellos, con tal que tengan confianza en Él, Cf. versículo 4; 17, 14 y nota; Salmo 32, 16 ss. ↑
* 4. ¡Yahvé va a pelear por su pueblo! ¡Qué promesa más estupenda! Sin embargo, ¡cuántas veces la olvidaron! Isaías tuvo que inculcarla de nuevo ante el peligro asirio (Isaías 7, 4 ss.), y Jeremías no se cansa de recordarla en tiempos de Nabucodonosor. Llena de confianza la recoge y la enseña Judit para confortar a los ancianos de Betulia (Judit 8, 10 ss.). Así también nosotros en los combates espirituales hemos de implorar y esperar la ayuda de Dios, sin la cual nada podemos (San Agustín). ↑
* 6. No ha comenzado a disfrutarla: Cf. Levítico 19, 23 ss. “Los frutos de los primeros años pasaban por impuros, los del cuarto año eran consagrados al Señor. Después de esto, la viña y sus frutos estaban puestos en el rango de las cosas comunes y ordinarias” (Vigouroux, Polyglotte I, pág. 935). ↑
* 7. Meditemos con la debida admiración estas tres excepciones de los versículos 5-7, que parecerían el colmo de la insensatez en nuestro siglo incrédulo. Son un verdadero alarde de confianza en la Providencia. En cuanto a los tímidos (versículo 8), el pasaje tiene un alto sentido espiritual, como se ve en Apocalipsis 21, 8. Véase Jueces 7, 3; I Macabeos 3, 56. ↑
* 12. ss. Estas leyes de guerra comparadas con las de otros pueblos son extraordinariamente humanas. La extirpación de los pueblos cananeos (versículo 17) que parece estar en contradicción con el carácter humanitario de la Ley de Moisés, se debe únicamente a un especial mandato de Dios, quien quiso preservar a los israelitas de la idolatría de aquellos pueblos. “En semejante guerra, dice San Agustín, el ejército no se ha de tener por autor de ella, sino por ministro y ejecutor.” ¡Líbrenos Dios de escandalizarnos de lo que Él en su sabiduría infinita ha mandado en la Ley antigua! ↑
* 1 ss. Todas estas ceremonias nacen de la convicción de que la sangre derramada clama a Dios, y que el homicidio, en caso de no encontrarse el asesino, debe expiarse de un modo simbólico con la sangre de un animal. El rito de la expiación era muy apropiado para dar una idea del horror con que debía mirarse el homicidio, y del castigo que merecía su autor. Los ancianos lavan sus manos para expresar su inocencia. Véase el análogo gesto de Pilatos en Mateo 27, 24. ↑
* 11 ss. La “mujer amada” es para San Jerónimo figura de la sabiduría profana, a la que debemos conquistar para hacerla cristiana. Dice el santo Doctor: “Si amareis a la mujer cautiva, esto es, la sabiduría del siglo, cautivo vos mismo de su hermosura, raedle la cabeza y arrancadle su deshonesta compostura de palabras, y limpiadla con el salitre del profeta (Jeremías 2, 22); entonces, descansando con ella, podéis cantar: «su mano izquierda está debajo de mi cabeza y con su diestra me abraza», hecho esto, la cautiva os dará mucha prole y de moabita se hará israelita» (A Pamaquio). ↑
* 12. Se raerá la cabeza, en señal de luto, porque tiene que abandonar a su pueblo, lo cual equivale a morir para su tribu y acogerse al pueblo israelita. ↑
* 21. “La constitución patriarcal del Israel antiguo exigía conservar fuerte la autoridad paterna, y por esto aquí la Ley se muestra dura con los hijos rebeldes; aunque ya se deja entender que con tan buenos abogados como eran el amor del padre y el de la madre la aplicación de la ley rarísima vez tendría lugar” (Nácar-Colunga). Si en el Antiguo Testamento los hijos rebeldes son castigados con la pena de lapidación, fácil es de ver cuán abominable es ante Dios la transgresión del cuarto mandamiento y cuan falso es el concepto moderno de las relaciones entre padres e hijos. Cf. Levítico 20, 9; Proverbios 10, 18; 30, 17. ↑
* 23. Un colgado es objeto de la maldición: ¡Y pensar que Jesucristo llevó sobre sí el pecado (II Corintios 5, 21) y se sometió voluntariamente a esa maldición de la cruz para constituirla en señal de Redención (Gálatas 3, 13)! “Jesucristo, dice San Agustín, ha querido morir así para que sus discípulos no sólo no temiesen la muerte en sí misma, sino que dejasen de tener horror a todo género de muerte. No temáis las afrentas, las cruces, ni la muerte, pues si estas cosas dañasen al hombre no tendría que sufrirlas el que ha sido rescatado por el Hijo de Dios” (In Psalm. 140). ↑
* 1 ss. Véase Éxodo 23, 4-5. ↑
* 5. La mujer que se viste de hombre, y viceversa, el hombre que se viste de mujer, no solamente violan las buenas costumbres, sino que hacen una cosa abominable delante de Dios; la mujer, porque se despoja del mejor amparo de su pureza; el hombre, porque da a conocer que padece de sentimientos perversos. La Biblia eterna condena las costumbres de nuestros tiempos. ↑
* 6. Una vez más vemos aquí la misericordia de Dios extenderse hasta los animales. Véase 14, 21. ↑
* 9 ss. Aunque no entendemos la razón de estas prohibiciones, vemos, sin embargo, que inculcan la idea de que toda mezcla de cosas desiguales es algo anormal, en especial la mezcla del pueblo israelita con otros pueblos. Lo mismo simboliza la prohibición de vestirse de ropa de lana mezclada con lino (versículo 11). Cf. Levítico 19, 19; II Corintios 6, 14 ss. ↑
* 12. Véase 6, 8; Números 15, 38 y notas. Cf. Mateo 23, 5. ↑
* 22. Véase Ley. 20, 10 y nota; Juan 8, 5. ↑
* 23. Aun después de celebrar esponsales, la novia permanecía por algún tiempo en casa de sus padres, pero las faltas que cometía durante este tiempo se consideraban como adulterio, y se castigaban como tales. Véase Mateo 1, 18 y 19 y notas. Obsérvese el alto grado de la moralidad israelita, y el hecho de que el hombre que pecaba con la mujer estaba sometido a la misma pena de muerte que ella. ↑
* 30. Véase 27, 20; Levítico 18, 8; 20; 11; I Corintios 5, 1 ss. ↑
* 1. La comunidad de Yahvé: el pueblo de Israel. 3. Esta ley se aplicaba solamente a los hombres. Cf. Rut. 4, 13; Nehemías 13, 1. Los amonitas y moabitas deben su origen al incesto de las hijas de Lot. De ahí su exclusión perpetua. ↑
* 7 s. Los idumeos eran descendientes de Esaú, hijo del patriarca Isaac. ↑
* 18. Los pueblos circunvecinos admitían la prostitución cultual. En sus santuarios podían instalarse rameras (hieródulas), que fornicaban con los peregrinos y les cobraban por ello dinero. Había también hieródulos, que aquí se llaman “perros”, como en el Apocalipsis (Apocalipsis 22, 15) y tal vez en Eclesiástico 13, 22. En otros lugares se les da el nombre de afeminados (I Corintios 6, 9). Cf. III Reyes 15, 12; 22, 47. Este rechazo que Dios hace del dinero obtenido a costa del pecado, muestra cuán abominables son para Él muchas de las llamadas fiestas de caridad, donde se baila y se estimula el vicio del juego y de la bebida so capa de amor a los pobres. ↑
* 19 s. Interés: Algunos traducen usura. En el Antiguo Testamento “interés” y “usura” significan una misma cosa y estaban prohibidos ambos modos de obtener ganancias mediante los préstamos. Solamente al extranjero se le podía pedir intereses, pero no al conciudadano. Esto habría sido una violación del amor al prójimo, violación que hoy, desgraciadamente, no se la considera como tal. Hay quienes han interpretado mal este texto como si Moisés permitiera la usura con los extranjeros. Lo que autoriza Moisés es dar préstamos a interés a los extranjeros, pero no préstamos usurarios. El carácter social de esta ley descuella tinto más cuanto que los otros pueblos permitían tomar intereses. La Ley babilónica de Hammurabi p. ej. la reconoce como institución legítima. Los Santos Padres desaprueban formalmente el préstamo a interés. Cf. 15, 3; Éxodo 22, 25; Jeremías 25, 36 s. y notas. ↑
* 21. Véase Números capítulo 30. ↑
* 25. Arrancar espigas: La Vulgata agrega y desgranarías. Cf. Mateo 12, 1. ↑
* 1. El matrimonio instituido por Dios en el paraíso, era indisoluble, como el mismo Jesucristo lo atestigua (Mateo 19, 8 s.). Junto con la idea de la unidad del matrimonio se perdió también la de su indisolubilidad, de modo que Moisés, al dar legislación moral, a su pueblo, tuvo que tolerar el divorcio “a causa de la dureza de vuestro corazón” (Mateo 19, 8). Sin embargo lo limitó al caso de hallarse en la mujer “algo vergonzoso”, es decir un pecado contra la castidad matrimonial o cualquier otro acto de impureza. Así lo explicaba en tiempo de Jesucristo la escuela de Schammai, mientras la escuela de Hillel permitía el divorcio aún en los casos de simple desavenencia. A pesar de la tolerancia del divorcio, la indisolubilidad del matrimonio era considerada por la Ley y los Profetas como el ideal á alcanzar. El Eclesiástico previene contra una separación por liviandad (Eclesiástico 7, 28), y Malaquías condena decididamente todo divorcio “porque Yahvé fue testigo entre tú y la esposa de tu juventud” (Malaquías 2, 14 ss.). ↑
* 6. El molino de mano consistía en dos pequeñas muelas, una superior, y otra inferior, que se completaban. El molino de mano era necesario diariamente para la preparación de la harina. Quien tomaba la piedra de molino a su prójimo, le quitaba un objeto indispensable para la vida. ↑
* 7. Véase Ezequiel 27, 13; Apocalipsis 18, 13 y nota. ↑
* 9. Véase Números 12, 1 ss. ↑
* 10 ss. No entrarás en su casa; para que no obres con arbitrariedad ni saques cosas necesarias para la vida. En el derecho romano existía la prohibición de embargar al deudor los muebles indispensables y los instrumentos de trabajo, institución que ha pasado al derecho moderno con el nombre de beneficio de competencia. Moisés va más lejos al prohibir su entrega en prenda, lo cual no debía impedir el préstamo, según se deduce de 23, 20 15, 7-10; etc. Es la perfección jurídica más alta que ha alcanzado la humanidad: un derecho que está al servicio de la moral y de la religión. Cf. Éxodo 22, 26 s. ↑
* 13 ss. Inspirada en el amor de Dios y del prójimo la Ley de Moisés da principios detallados para amparar al pobre. Entre las disposiciones más conmovedoras, sin duda, figura la de devolver al pobre la prenda antes de caer la noche, y la de pagar al jornalero el jornal antes de ponerse el sol. Observa al respecto San Agustín: “Así el acreedor ejercitaba la misericordia y el deudor tenía un continuo recuerdo de la deuda que debía pagar”, ¡Cuántas maldiciones, cuántas luchas sociales se evitarían, y cuántas bendiciones se derramarían sobre nosotros, si tuviéramos en cuenta estas santas disposiciones! Véase Éxodo 22, 26; Levítico 19, 13; 23, 22; Tobías 4, 15; Santiago 5, 4. ↑
* 16. Véase IV Reyes 14, 6; Ezequiel 18, 20. ↑
* 19 ss. Véase Levítico 19. 9 s. y nota; 23, 22. ↑
* 3. Más tarde se aplicaban sólo 39 azotes para no exceder el número permitido por la Ley; medida de precaución para el caso de que se equivocase el que contaba los azotes (cf. II Corintios 11, 24). ↑
* 4. El Apóstol San Pablo cita esta ley humanitaria, probando con ella que los ministros del Señor tienen derecho al sustento si anuncian el Evangelio (I Corintios 9, 14; I Timoteo 5, 18). ↑
* 5. Es la célebre, institución del levirato, que se menciona en Mateo 22, 24 ss. y Marcos 12, 19, y que existió como práctica aún antes de Moisés (Génesis 38, 8). Esta ley se inspiraba en la idea de continuar la vida en los hijos y verlos como herederos de la propiedad de la familia. Además de eso, en el pueblo israelita tenía un sentido mesiánico. Quien quedaba sin hijos, se veía privado de la esperanza de que el Mesías naciera de su linaje. ↑
* 9 s. Le escupirá en la cara, en señal de desprecio (Números 12, 14; Isaías 50, 6; Mateo 26, 67; 27, 30). Sacarle a uno los zapatos significaba entregarlo a la pobreza, y pedir que Dios se encargara de castigarlo por su comodidad. Tenemos un caso semejante, aunque un poco distinto, en Rut 4, 7-10. ↑
* 13 ss. Quiere decir: No hagas fraude, empleando falsas pesas y medidas. Cf. Levítico 19, 35 s.; Proverbios 11, 1. ↑
* 18. Cf. Éxodo 17, 8 ss. Sobre la ejecución del mandato de Dios, de exterminar a los amalecitas, véase I Reyes 15, 2-34; 30, 9-18. ↑
* 1 ss. Las primicias se ofrecían a Dios en reconocimiento de los beneficios que todo el pueblo recibía de su benigna mano año tras año y día por día. Hasta los pueblos paganos daban las primicias a sus dioses y santuarios. Por eso Santo Tomás considera la ofrenda de las primicias como una obligación de la Ley natural. Cf. Números 18, 8 ss. ↑
* 5. Un arameo errante: Se refiere a Abrahán, quien nació en el seno del pueblo arameo, y antes de llegar a Canaán vivió como nómada en el país de los arameos (Mesopotamia en hebreo “Padán-Aram”). También el patriarca Jacob vivió allí mucho tiempo (cf. Oseas 12, 12). La Vulgata trae otro texto: el sirio perseguía a mi padre. Ese sirio (o arameo) sería Labán, que persiguió a Jacob (Génesis capítulos 30 y 31). ↑
* 12 s. Véase 1.4, 28. Es un diezmo especial en favor de los pobres, entre los cuales figuran siempre en primer lugar los levitas. ↑
* 14. Para un muerto: Ha de entenderse de las ofrendas que se daban a los muertos, a manera de los paganos, y de los banquetes que se hacían en memoria de los difuntos (Tobías 4, 18; Eclesiástico 30, 18; Jeremías 16, 7; Ezequiel 24, 17; Oseas 9, 4). Tocar las cosas santificadas (diezmos) estaba prohibido en tiempos de luto y en estado de impureza legal. ↑
* 18 s. Cf. 7, 6; 14, 2; 29, 13; 32, 10 ss.; Éxodo 4, 22; 19, 5 s., y notas. Pueblo particular: Esto se cumplió en los israelitas, pero mucho más todavía en el pueblo del Nuevo Testamento, pueblo santo y redimido por la sangre de Cristo (Romanos 9, 24). ↑
* 2 ss. Véase Josué 8. 30-35. ↑
* 6. Piedras toscas: Compárese este deseo de Dios con la orgullosa suficiencia de los que prefirieron fabricar ladrillos y fueron confundidos (Génesis 11, 3). Cf. Éxodo 20, 25; Josué 8, 31. ↑
* 11 ss. Cf. 11, 29 y nota. Seis tribus han de estar en el monte Garizim para responder con un Amén a las bendiciones, y seis en el monte Ebal para confirmar las maldiciones, mientras los sacerdotes con el Arca estarán en el medio, anunciando en alta voz las maldiciones y bendiciones. El Garizim está al Sur, el Ebal al Norte de Siquem. Entre ambos montes se extiende el valle donde ha de realizarse la impresionante escena. Nácar-Colunga observa que no han faltado piadosos comentaristas que han visto en esta escena como un anuncio y figura del juicio universal. El Garizim (división) significaría “las ovejas, que aquel día estarán a la diestra de Jesucristo; el Ebal (abismo), por el contrario a los cabritos o condenados que estarán a la izquierda de Jesús”. Dejando de un lado las etimologías, que son muy dudosas, nada ha de oponerse a tal comparación. ↑
* 17. Cf. 19, 14. ↑
* 20 s. Véase Levítico 18, 8; 18, 23. ↑
* 26. San Pablo cita esto para señalar la superioridad de la Ley de la Gracia (Gálatas 3, 10). Cf. Santiago 2, 10. ↑
* 1 ss. Este capítulo tiene su paralelo en Levítico capítulo 26. Las bendiciones que se anuncian a continuación, tendrán su pleno cumplimiento a condición de que el pueblo siga practicando los mandamientos de la Ley. De lo contrario se convertirán en maldiciones (versículo 15 ss.; cf. Daniel 9, 11). Sólo de este modo se comprende la historia y el destino de Israel. ↑
* 4. Bendito el fruto de tu seno: Cf. las palabras de Santa Isabel en Lucas 1, 42. ↑
* 5. Tu canasto y tu artesa: Vulgata: tus graneros y tus sobras. ↑
* 6. Tu entrada y tu salida: Todos tus pasos, en sentido moral y religioso: tu conducta. Cf. 31, 2; Salmo 120, 8; Hechos de los Apóstoles 1, 21. ↑
* 9. Pueblo santo suyo: Cf. 29, 13; Éxodo 19, 5 s. y nota. ↑
* 12. Véase 15, 6 y nota. ↑
* 13. No faltan quienes buscan en estas palabras una predicción del dominio mundial de la raza hebrea y las ven cumplidas en la posición actual de los judíos, su enorme influencia y superioridad financiera sobre otras naciones, pues con el dinero se puede estar siempre “encima” y nunca “debajo”. Y hasta se ganan las guerras. Sin embarco, no hay fundamento exegético para tal interpretación de la profecía. Es sólo una promesa condicional, cuya realización depende, según Moisés (versículo 14 s.) del fiel cumplimiento de la Ley antigua, la cual, como todos sabemos, es cumplida sólo en parte por los judíos modernos, si es que la cumplen. Pues les falta el centro del culto mosaico, el Templo y los sacrificios. ↑
* 17. Véase versículo 5 y nota. ↑
* 23. El sentido es: Dios no enviará lluvia ni rocío. ↑
* 27. La úlcera de Egipto, una especie de lepra. Véase la sexta plaga de Egipto (Éxodo 9, 9). ↑
* 35. Cf. Isaías 1, 5 s. ↑
* 36. Profecía que se cumplió con motivo del cautiverio babilónico (587 a. C). muchos siglos después de la muerte de Moisés (IV Reyes 25, 6 s.). ↑
* 42. Los insectos: Otros traducen: la langosta; Vulgata: añublo. ↑
* 49. Vaticinio sobre la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor (587 a. C.) y por los romanos (70 d. C.). El águila era la insignia romana. El gran caudillo con mirada profética ve los futuros destinos de su pueblo hasta en los mínimos detalles. Todo lo que profetizó se cumplió al pie de la letra y sigue cumpliéndose en la actual dispersión de Israel y en su milagrosa subsistencia entre las naciones sin confundirse con ellas. Cf. Isaías 26, 20 ss.; 28, 11; 33, 19; Jeremías 5, 15; 14, 18; 48, 40; 49, 22; Hababuc 1, 8. ↑
* 53. Cf. Levítico 26, 29; IV Reyes 6, 28; Lamentaciones 4, 10; Baruc 2, 3; Flavio Jasefo, Bell. Judit 7, 8. ↑
* 54. Mirar con malos ojos: Es un hebraísmo que significa ser avaro. Tan inaudita será la angustia que los padres no sólo comerán la carne de sus hijos, sino que, además, la reservarán para sí solos a fin de que nadie comparta con ellos la espantosa comida. ↑
* 65 s. Un corazón tembloroso, por estar en un continuo peligro. Como pendiente de un hilo (versículo 66) por la inseguridad de su existencia. “Es amenaza de muerte al judío infiel. Fuera mala acomodación la que se hiciera para exhortar a la meditación de Jesús clavado en la cruz” (Cardenal Gomá, Biblia y Predicación. pág. 269). ↑
* 68. ¡Qué cumplimiento tan tremendo dieron los romanos a esta maldición, cuando, después de la destrucción de Jerusalén, llevaron al resto de los judíos a Egipto, para venderlos como esclavos! (Flavio Josefo). Así, pues, los judíos andarán dispersos y errantes entre todos los pueblos del mundo, hasta que suene la hora de su conversión y restauración, de la que tantas veces hablan los profetas, San Pablo y el mismo Jesucristo. Cf. 30, 3; Isaías 10, 21 s.; 11, 11 s.; 59, 20 s. comparar con Romanos 9, 27; 65, 1 s.; Jeremías 23, 3 y 8; 30, 3; 31, 31-34; Ezequiel 37, 21-25; Amós 9. 15; Miqueas 4, 6 s.; Zacarías 8, 22 s.; Lucas 21, 24; Hechos de los Apóstoles 15, 16 s.; Romanos capítulo 11; II Corintios 3, 16; Efesios 2, 12 s. (véase la explicación de estos pasajes en la “Revista Bíblica”, 1949, número 53). La subsistencia del pueblo judío durante 2.000 años no deja de ser un milagro. Todos los pueblos, menos el judío, se asimilan a otros pueblos cuando pierden su patria y son derramados sobre todos los países. Se ha observado que, por ejemplo, en los Estados Unidos después de 20 ó 30 años, ya no se puede distinguir a los hijos de los inmigrantes europeos. Parecen todos fundidos en el crisol americano. Solamente los judíos conservan todos los caracteres de su raza. “Se agrupan entre sí. se sostienen, se ayudan mutuamente para conseguir las mejores colocaciones. Dotados de una fuerte inteligencia práctica, forman una «pequeña nación» en las grandes naciones donde viven provisoriamente” (Chasles). ¿No es éste, acaso, un hecho asombroso? No menos asombroso es el regreso de los judíos al país de sus padres y el restablecimiento del reino de Israel en Tierra Santa, hecho que actualmente presenciamos y que es probablemente el preludio de su sumisión a Cristo, ya que Jesús en su discurso escatológico relaciona el fin del tiempo de los gentiles, que según San Pablo coincide con la conversión de Israel (Romanos 11, 25), con la terminación de la dispersión (Lucas 21, 24). Por San Pablo sabemos también que la conversión de los judíos constituirá una riqueza para el mundo entero (Romanos 11, 12) y una como resurrección de entre muertos (Romanos 11, 15). De ahí que el Apóstol de los gentiles nos exhorta a no jactarnos de ser usufructuarios “de la raíz y la grosura del olivo” (Romanos 11, 17), que son los judíos. Son a ellos los “amados”, a causa de los padres, los Patriarcas, puesto que “los dones y la vocación de Dios son irrevocables” (Romanos 11, 28 s.). Es, pues, un grave error, medir a Israel como se mide a otros pueblos. Su porvenir y su destino no están sometidos a las leyes de la experiencia humana, sino que obedecen únicamente a las promesas que Dios les hizo, no por ser ellos el más excelente de los pueblos, ni en recompensa de méritos y obras, sino para que el designio de Dios se cumpliese conforme a Su elección (Romanos 9, 11) y se pusiese de manifiesto Su infinita misericordia, que elige a quien quiere (Romanos 9, 19). Por consiguiente el problema judío, que a los cristianos ocupa casi más que a los mismos judíos, no se soluciona considerando solamente los factores humanos que determinan la vida de los pueblos; Israel es el “hijo primogénito” de Dios (Éxodo 4, 22) y goza de tantas promesas “irrevocables” (Romanos 11, 29), que ante su historia se estrellan las leyes de la historia. ↑
* 1. Esta nueva alianza se formalizó más tarde en Canaán con Josué (Josué 8, 30 ss.). la primera fue hecha en el Sinaí, que aquí lleva el nombre de Horeb. ↑
* 4. En castigo del pecado, el Señor negó a los israelitas la gracia de entender los designios de Dios. No son, pues, excusables, porque los juicios de Dios, aunque ocultos, son justísimos (San Agustín). Cf. Isaías 6, 9; Mateo 13, 14; Lucas 8, 10; Hechos de los Apóstoles 28, 26 s., etc.; Efesios 4, 18. ↑
* 5 s. Cf. 8, 4. No habéis comido pan, etc. Alusión al maná con el cual Dios los alimentaba en el desierto. ↑
* 9. Para poder cumplir las palabras de Dios es menester conservarlas y recordarlas. Así lo explica el Salmo 118, 11, al decir: “Guardé tus palabras en mi corazón para no pecar contra Ti”. De aquí el inmenso valor que tiene la Palabra, para transformar nuestra vida espiritual. Cf. Salmo 1, 2-3. Jesús hace de esto la mayor de las bienaventuranzas, la que se aplica ante todo a su Santísima Madre (Lucas 2, 19 y 51). ↑
* 11. Cf. Josué 9, 23 y 27. ↑
* 13. Pueblo suyo: Cf. 28. 9; Éxodo 4, 22; 19, 5 s. y notas. ↑
* 19. La borrachera terminaría en sed: Este versículo ha sufrido muy diversas traducciones. Bover-Cantera vierte: de suerte que habría de arrancarse lo regado con lo seco; Nácar-Colunga: De modo que se una la sed a la gana de beber; Vulgata: acaba la borracha con la sedienta. Cornelio a Lápide y otros expositores toman las palabras de la Vulgata como un refrán, cuyo sentido sería: los borrachos, es decir, los malvados, consumen o echan a perder a los sedientos, esto es, los sencillos. Así como en la parábola del Sembrador las espinas ahogan la semilla, y así como los amores del mundo sofocan la Palabra de Dios para que no pueda dar su fruto en nuestro corazón, así también la hartura de las pasiones apaga la sed de lo espiritual, esa sed que crece con la sabiduría (Eclesiástico 24, 29). Cf. Amós 8, 11 s. ↑
* 20. No le perdonará, sino que tomará venganza por las almas sencillas que le ha quitado y que son las que Él más ama. Es el caso del escandaloso, al que Jesús condena con extraordinaria severidad (Mateo 18, 6). ↑
* 29. Las cosas reveladas son para nosotros: Tal es el inmenso tesoro que Dios nos regala en este sagrado Libro y que nos permite exclamar con David: “Tu me revelaste los secretos y ocultos misterios de tu sabiduría” (Salmo 50, 8). Véase con qué maravillosa amplitud confirma Jesús este concepto en Juan 15, 15. ↑
* 3. Se cumplió esta profecía después del cautiverio de Babilonia y se cumplirá de nuevo en el regreso definitivo de Israel a Tierra Santa y en su conversión a Cristo. Véase 28, 68 nota. “Por muchos y graves que sean los castigos con que por sus pecados aflija Dios al pueblo, siempre acaba por prevalecer la misericordia y por cumplirse las divinas promesas en el resto de los salvados. Este concepto que después tanto desarrollan los profetas, está íntimamente ligado con el plan de la Redención por el Mesías” (Nácar Colunia). ↑
* 6. Circuncidará tu corazón, es decir, te santificará. Ésta es una evidente y absoluta promesa de la gracia del Salvador, dice San Agustín, porque Dios promete hacer lo que suele mandar que se haga. Cf. 10, 16; Génesis 17, 10 ss. y notas. ↑
* 7. He aquí una condenación del antisemitismo corriente. En él pueden caer sólo los que ignoran la Biblia, en la cual se descubre a cada paso el amor de Dios hacia el pueblo escogido (Romanos 11, 28), que no ha caído para siempre (Romanos 11, 11) Cf. 28, 68. ↑
* 11 ss. El cumplimiento de los mandamientos no es tan difícil, puesto que pueden ser entendidos y cumplidos por el hombre con la ayuda de la gracia. Si San Pedro (Hechos de los Apóstoles 15, 10) llama a la Ley un yugo que no podían soportar los padres, piensa en la Ley sin la gracia. Cf. Romanos 10, 5-10, donde se explica la maravilla que obra en nosotros la fe en Cristo, superior a la Ley Antigua. Véase Mateo 11, 30, donde Jesús declara que su yugo es excelente y su carga liviana. ↑
* 15 ss. Nótese la claridad con que aquí se enseña la existencia del libre albedrío del hombre y, por ende, la responsabilidad que cada uno tiene de sus actos. Cf. versículo 19. ↑
* 20. Porque Él es tu vida, etc.: ¡Que concepto tan admirable! Cuando Dios nos manda que nos apeguemos a Él, nos manda que seamos felices. “Los mandamientos que nos prohíben tantas cosas, se reducen a impedir que seamos infelices” (Scío). ↑
* 6. Citado en Hebreos 13, 5. Cf. Josué 1, 5. ↑
* 9. Esta Ley a que se hace referencia es, probablemente, el presente libro, el quinto de los libros de Moisés, que se llama Deuteronomio. ↑
* 10. La última recomendación de Moisés es la de leer al pueblo la Palabra de Dios. La última recomendación de Jesús fue igualmente que se predicara el Evangelio. Véase cómo Esdras cumple la recomendación de Moisés, leyendo públicamente la Ley al regreso de Babilonia. Todos lo entienden y celebran por ello gran fiesta (Nehemías 8). Lo mismo hace el sacerdote Helcías, dando este libro al rey de Judá, el cual por haberlo leído lloró en la presencia de Dios y fue oído por Él (I Reyes 22, 3 s.; II Paralipómenos 34, 14 ss.). Cf. Levítico 25, 2 y nota. ↑
* 19. Este cántico: el cántico que sigue en el capítulo 32. Los israelitas deben aprenderlo de memoria, porque les pone delante la inmensa bondad de Dios y la ingratitud de su pueblo; los pecados y los escarmientos de sus padres, de una manera tal que pueda servir de testimonio para los hijos de Israel. Ningún israelita en adelante podrá excusarse, diciendo: yo no conozco la Ley; todos desde la niñez la conocerán por medio de este cántico. Cf. Josué 4, 6 y nota. En la Vigilia de Pentecostés (Oración de la tercera profecía) nos dice la Liturgia que “también a nosotros nos instruyó Dios por Moisés mediante su cántico”. ↑
* 26. Al lado del Arca, de la Alianza. Cf. III Reyes 8, 9. Solamente las tablas del Decálogo estaban en el Arca; la Ley y el resto de los libros sagrados estaban al lado del Arca, es decir, en el lugar augustísimo del Tabernáculo, como si Dios quisiera demostrar su voluntad de que se le diera un mismo culto a Él y a su Palabra escrita. “Si el mismo Dios quiso que su antigua Ley se colocara en lugar santísimo para que fuera honrada y se exhibiera «in testimonium» ¿hacemos demasiado sí honramos a la Nueva Ley, colocándola en lugar preferente en nuestras casas, para que permanezca allí «in testimonium» para nosotros?” (Zerwick, S. J.). Cf. Josué 24, 26; I Reyes 10, 25. ↑
* 1. El cántico de Moisés —así se llama este capítulo— es una joya de la poesía hebrea, no sólo por la perfección del lenguaje, sino también por el tema de eterna actualidad que en él se desarrolla. “Le anima la inspiración profética, más aún que el entusiasmo lírico. Moisés contempla anticipadamente a los hebreos instalados en la Tierra de promisión, descubre y expone su negra ingratitud y los castigos que ésta atraerá sobre ellos. Toda su historia pasada y futura se resume en estas breves, páginas. Dios, siempre fiel y bienhechor, el pueblo siempre rebelde y abusando de los divinos beneficios; he aquí el alma de este cántico” (Cardenal Gomá, Salterio, pág. 478). La Iglesia lo ha incorporado al Breviario Romano (Oficio del sábado). ↑
* 4. Roca: nombre muy apropiado para demostrar la fidelidad de Dios. Cf. Génesis 49, 24 y nota. Con su fidelidad contrasta la infidelidad del pueblo hebreo. ↑
* 5. Literalmente: pecaron contra Él indignamente sus no-hijos, generación mala y perversa. Los “no-hijos” son los israelitas; pues por su ingratitud e infidelidad perdieron el privilegio de ser el pueblo elegido. ↑
* 8. Cf. Hechos de los Apóstoles 17, 26. Fijó los límites de los pueblos: Dios desde un principio preparó para su pueblo la tierra de Canaán. ↑
* 10. Recuerda los cuarenta años que pasaron los israelitas en el desierto, instruidos y cuidados por su Dios. ↑
* 11. Véase la figura análoga que emplea Jesús en su discurso del Templo (Mateo 23, 37). ↑
* 12. Yahvé solo lo conducía: La Iglesia pone este texto en la Misa de Santa Teresa del Niño Jesús, para destacar su admirable espiritualidad infantil, hecha toda de abandono y confianza en el amor misericordioso del Padre Celestial. ↑
* 15. Yeschurún: nombre lleno de cariño; significa el recto, el justo. La Vulgata vierte: el amado. Cf. 33, 5 y 26. Te hinchaste: ¿Quién de nosotros no se ve retratado en este reproche? La misma queja formula el Señor por medio de Jeremías: “Han engordado y se han puesto rollizos, traspasaron mis palabras pésimamente; no hacen justicia al huérfano y salen triunfantes, ni atienden la causa de los pobres. ¿No he de castigar esto?, dice Yahvé” (Jeremías 5, 28 s.). Roca de su salvación: Vulgata: Dios su salvador. ↑
* 21. Aquellos que no son pueblo: los gentiles. Moisés predice que los pueblos gentiles serán llamados a entrar en el reino de Dios. Es el misterio que San Pablo trata en Romanos capítulo 11. La infidelidad del pueblo judío traerá como consecuencia la admisión de los pueblos paganos, que para los judíos eran un “no-pueblo”, una masa desordenada, excluida del Reino de Dios y destinada a la perdición. Véase los pasajes paralelos en 28, 68 nota. ↑
* 22. Infierno; literalmente scheol, lugar de los muertos. Lo más hondo del infierno es el lugar de los condenados. Cf. Mateo 25, 41; Marcos 9, 48; II Tesalonicenses 1, 8; Apocalipsis 14, 10 s.; 19, 20; 20, 10; 21, 8. ↑
* 24. La ardiente fiebre, la amarga pestilencia: Vulgata: las aves a crueles picotazos. Cf. 28, 21. ↑
* 27. Dios no va a aniquilarlos por completo, porque los enemigos no verían en ello el dedo de Dios; al contrario, lo interpretarían como el triunfo de sus dioses sobre el Dios de Israel. ¿No parece ser esto un “pretexto” de su corazón paternal para perdonar una vez más a los hijos ingratos? ↑
* 28. Lo que les espera: Es propio de los hijos del siglo, olvidar las postrimerías, no pensar en las cosas futuras para hacérselas favorables y asegurarse la felicidad duradera, que solo de Dios viene. “En todas tus acciones recuerda tus postrimerías, y no pecarás” (Eclesiástico 7, 40). Cf. Isaías 47, 7. ↑
* 32. Continúa la descripción de los enemigos bajo la imagen de la vid. La vid auténtica es Israel (cf. Isaías capítulo 5), sus enemigos son semejantes a uvas venenosas. ↑
* 34. Sellado entre mis tesoros: El castigo de los enemigos está sellado, esto es, bien guardado como en una caja de hierro. No escaparán, la venganza los alcanzará. ↑
* 35. Cf. Romanos 12, 19; Hebreos 10, 30. ↑
* 37. Lenguaje irónico que Dios usa con los israelitas apóstatas. ↑
* 39. Él da muerte al orgullo de nuestro hombre viejo, para darnos nueva vida según la fe en su Hijo (Romanos 6, 4; Efesios 4, 24; Colosenses 3, 10). ↑
* 43. Donoso Cortés llama a Moisés el más grande de los poetas, no solamente por este poema y algunos otros que la Biblia trae bajo su nombre, sino por la grandeza del tema. “Homero, dice, nos hace asistir al choque violento de la Europa y del Asia, Moisés nos pone delante de las maravillas de la creación; Homero canta a Aquiles, Moisés a Jehová; Homero desfigura a los hombres y a los dioses; sus hombres son divinos y sus dioses humanos; Moisés nos muestra sin velo el rostro de Dios y el rostro del hombre. El águila homérica no subió más alta que las cumbres del Olimpo, ni voló más allá de los griegos horizontes. El águila del Sinaí subió hasta el trono resplandeciente de Dios, y tuvo debajo de sus alas todo el orbe de la tierra… Entre la epopeya homérica y la bíblica, entre Homero y Moisés, hay la misma distancia que entre Júpiter y Jehová, entre el Olimpo y el cielo” (Discurso sobre la Biblia). ↑
* 47. Si estas palabras del Antiguo Testamento son la vida y la dan, ¡cuánto más las palabras del Evangelio! De las que dijo Jesucristo: “Lo que da la vida es el espíritu; las palabras que Yo os he dicho, espíritu y vida son” (Juan 6, 63). ↑
* 51. Aguas de Meribá, o Aguas de la Contradicción, donde Moisés, dudando de la misericordia de Dios, dijo exasperado: “¿Por ventura podremos sacaros agua de esta peña?” (Números 20, 10 s.; 27, 14). ↑
* 1. La bendición que Moisés, antes de morir, imparte a las tribus de Israel, es análoga a la de Jacob (Génesis capítulo 49). El texto es obscuro y admite en algunos versículos diversas interpretaciones. ↑
* 2. Sinaí, Seír y Farán indican la región donde Dios se manifestó s los israelitas de una manera especial. Fundándose en este y otros pasajes, la tradición judía localiza el monte Sinaí en Seír y Farán, es decir, en el nordeste de la península de Sinaí. Por santas miríadas se entienden los ángeles. Las centellas de fuego son los mandamientos que Dios pronunció en medio del fuego en aquel monte, con la estupenda magnificencia que se describe en Éxodo 19. Cf. Éxodo 10, 1 y nota. ↑
* 3. Sentados a tus pies cada uno recibe tu palabra: Cf. 32, 47. La Palabra de Dios da la vida al que la busca y se reconoce necesitado de ella (véase Sabiduría 6, 18, ss.). Todos tenemos esa necesidad (Eclesiástico 51, 32), y hoy más que nunca (Amós 8, 11). Pero no todos lo reconocen (Santiago 1, 5 s.). El que desea la sabiduría, la halla fácilmente porque ella se le anticipa (Sabiduría 6, 13 ss.), y con ella le vienen todos los bienes (ibíd. 7, 11). Por eso María de Betania tuvo la mejor parte (Lucas 10, 42). porque cumplió este precepto de “sentarse a los pies” de Jesucristo, la Sabiduría encarnada. Este versículo ha sido traducido de diversas maneras. Bover-Cantera, verte: Amó también a los pueblos; bajo de su mana son sus santos, y tus palabras recogen de tus pies alrededor. Nácar-Colunga: Ha hecho gracia a su pueblo. Todos sus santos están en su mano, que reanudando su marcha a pie prosiguieron por en medio del desierto. ↑
* 5. El fue rey en Yeschurún: Ese rey es Moisés. Así lo interpretan la mayoría de los expositores. Sin embargo, en ningún otro lugar de la Escritura se habla de la realeza de Moisés, por lo cual parece que se trata de Dios, libertador de su pueblo. Sobre Yeschurún véase 32, 15, ↑
* 6. Acerca de Rubén véase Génesis 49, 4 y nota. ↑
* 7. Profecía sobre la futura importancia de la tribu de Judá, de la cual saldrá el rey David, figura del Mesías. Cf. Génesis 49, 8 ss. ↑
* 8. Leví es la tribu del mismo Moisés. Su distinción consiste en los “Urim” y “Tummim”, en la Vulgata “perfección” y “doctrina”, mediante los cuales los Sumos Sacerdotes, hijos de Leví, consultaban a Dios (Éxodo 28, 30 y nota). El varón santo es Aarón y sus sucesores. Masá: cf. Éxodo 17, 2 ss.; Deuteronomio 6, 16. Meribá: cf. Números 20, 13 y 24. ↑
* 9. Se alaba el santo celo de la tribu de Leví, que no perdonaba a los hermanos cuando se trataba de castigar la apostasía, por ej., en la adoración del becerro de oro (Éxodo 32, 25-29) y cuando Finés desenvainó la espada contra los idólatras y fornicarios (Números 25, 7 ss.). ↑
* 10. El sentido es: los levitas enseñarán al pueblo la Ley de Dios y ofrecerán incienso y sacrificios. Efectivamente fue éste el privilegio de la tribu levítica en los siglos posteriores hasta la venida de Cristo. Delante de Ti: Vulgata: por tu favor. ↑
* 12. Alusión a Betel (Casa de Dios), situada en Benjamín, y tal vez al Templo que se erigirá en los confines de Benjamín, pues en la repartición del país, Jerusalén tocó en suerte a Benjamín. Entre sus hombros: entre sus colinas. ↑
* 13. Los hijos de José, es decir, las tribus de sus hijos: Efraím y Manases, que recibieron la parte más fértil de Palestina. Es por eso que el autor sagrado emplea imágenes que significan la fertilidad de esa región. Es a la vez una alusión a los nombres de José y Efraím, el primero de los cuales significa “aumento”; el segundo, “fertilidad”. ↑
* 15. Montes antiguos… collados eternos: Véase la explicación en Génesis 49, 26 nota. ↑
* 16. Véase Éxodo 3, 2 ss. Príncipe de sus hermanos: Vulgata: nazareo entre sus hermanos. Cf. Génesis 49, 26 y nota. ↑
* 18 s. Se refiere a las riquezas del mar y de las llanuras de Esdrelón, donde Zabulón e Isacar han de recibir su herencia. La montaña (versículo 19) es quizá el Carmelo, según otros, el Tabor, que fue, con toda probabilidad, el monte de la Transfiguración de Jesús. ↑
* 20. Alusión a la gran extensión de Gad en Transjordania, y al papel que desempeñarán los gaditas en la conquista de Cisjordania (Josué 4, 12). ↑
* 22. Cachorro de león: alusión profética a Sansón y a las conquistas que más tarde hiciera Dan en las tierras de Basán. ↑
* 23. El mar: el lago de Genesaret. El Mediodía: la región meridional del mismo lago. ↑
* 24. Baña su pie en aceite: Vivirá en abundancia, gracias a sus fértiles olivares. ↑
* 25. Tus cerrojos: Vulgata: su calzado. Moisés pasa por alto a Simeón que tampoco recibió bendición de Jacob y que poco a poco desaparece de en medio de Israel. ↑
* 26. Yeschurún: el pueblo de Israel (véase 32, 15). La Vulgata dice: el Dios del Rectísimo. ↑
* 27. Debajo de ti están los brazos eternos: Dejémonos caer con decisión en tan acogedores brazos. ↑
* 28. La fuente de Jacob: el pueblo israelita, que vive en paz y seguridad dentro de las fronteras de su país, protegido y salvado por el mismo Yahvé, su escudo y auxilio (versículo 29). ↑
* 1. Cf. 3, 27. Es evidente que este último capitulo que relata la muerte de Moisés, fue añadido por otro autor inspirado. Desde el monte Nebo puede verse toda la tierra prometida, desde el Hermón hasta el Négueb y Segor (versículo 3), situada en la región del Mar Muerto. El mar occidental: el Mediterráneo. ↑
* 5 s. La muerte de Moisés, y su sepultura por el mismo Dios, es “uno de los misterios históricos que nos ha dejado el Antiguo Testamento, parecido a la desaparición de Enoc y al rapto de Elías en el carro de fuego” (Nácar-Colunga). Según San Judas hubo un altercado entre San Miguel y Satanás por el cuerpo de Moisés (Judas versículo 9). Algunos Padres opinan que Moisés no murió, y que por eso pudo asistir, juntamente con Elías, a la Transfiguración de Jesús (Mateo 17, 3). En tal caso su sepultación por mano de Dios significaría su traslado. El Eclesiástico dedica al gran profeta el capítulo 45, 1-6. Moisés es figura de Cristo, por cuanto fue mediador de la Antigua Alianza. Lo es también como profeta (Deuteronomio 18, 15; Hechos de los Apóstoles 3, 22 s.). como intercesor (Éxodo 17, 1 ss.; 32, 31 ss.; Hebreos 7, 25; I Juan 2, 1 s.), como caudillo (Deuteronomio 33, 5; Isaías 55, 4; Hebreos 2, 10), como libertador (Éxodo 3, 7 ss.; Hechos de los Apóstoles 7, 25), como Maestro (Deuteronomio 33, 4; Isaías 61, 1; Lucas 4, 18). y como Cristo fue también él rechazado por Israel (Éxodo 2, 11 ss.; Hechos de los Apóstoles 7, 25; 28, 28). La vara de Moisés representa la Cruz, instrumento de la Redención y signo de nuestra salvación, y los milagros que el caudillo del pueblo de Dios obró en el desierto, son figuras del Redentor (por ejemplo el agua pura de la roca, la serpiente de bronce). La Iglesia venera al gran profeta y celebra su fiesta el 4 de septiembre. El Santoral cristiano conmemora igualmente muchos otros santos Patriarcas y Profetas del Antiguo Testamento. ↑
* 9. Lleno del Espíritu: Cf. Números 27, 18 y nota. La imposición de las manos para infundir el Espíritu Santo se usó también en el Nuevo Testamento por los Apóstoles (Hechos de los Apóstoles 6, 6; 8, 17) y se usa en la Iglesia en la administración de los Sacramentos del Bautismo, Confirmación y Orden Sagrado. ↑
* 10. Cara a cara: Véase Números 12, 8 y nota. ↑